- Autor del texto – Antonio Cuadra
- Autor de fotos – AC
- Autor acción – Carlos de la Cuadra
- Fecha – 30/07/2017
Los sevillanos de MH Motorcycles recogen toda la experiencia de su anterior etapa y la vuelcan en su primera moto Café Racer, transmitiendo en ella un diseño acertado y muy personal en el que se combinan elementos clásicos como las ruedas de radios y las formas de las motos de los setenta, con componentes actuales como la horquilla invertida, frenada CBS con discos en ambas ruedas y motor tipo Honda CBF dotado de inyección electrónica.
Las motos “vintage” están acaparando cada día más adeptos desplazando a las tradicionales naked urbanas ligeras para esos cortos desplazamientos diarios de casa a la oficina. Las marcas son conscientes de ello y ahora se suma la sevillana MH que ya nos adelantó en el último Salón MotOh! de Barcelona su intención de hacerlo con esta Bogga.
A la vista está que la Bogga tiene su propia personalidad y no se parece en nada a otras motos retro que han pasado por las páginas de Moto125.cc. Ahí tienes su estilizado depósito que se estrecha aún más en la zona de contacto con las rodillas y que proporciona una sobrada autonomía con sus 12 litros de capacidad. Junto a él encontramos el asiento con una tapicería en marrón que imita el cuero a la perfección, con superficie guateada con tiras horizontales y todo ello montado en una base de plástico con colín que nos trae recuerdos de aquellas primeras Yamaha SR 250 que fabricó Semsa en el año ’83 (aunque ese estilo ya venía de antes). Sin embargo, el asiento no está preparado para abatirlo y dejar disponible espacio práctico para transportar la documentación, herramientas y hasta un antirrobo con el que protegerla. Esperemos que en futuras series se solvente este problema.
La suspensión delantera se ha encomendado a una horquilla invertida, elemento que todavía no se había “inventado” en la época que revive la Bogga pero que aporta ese plus Racing que quiere transmitir como Café Racer. Detrás una pareja de amortiguadores a la vieja usanza pero con la modernidad de añadir un funcionamiento neumático a través de las botellas de gas doradas que incorporan. Domina el puesto de conducción un sólo reloj, como se estilaba entonces, con su cuentavueltas analógico en primer plano (típico de las motos deportivas) y, en la parte inferior una pantalla LCD donde se muestra el nivel de gasolina, velocímetro, marcha engranada y cuentakilómetros total y parcial seleccionable por un botón oculto en la base del reloj. Otro detalle más que refuerza su espíritu racing son los semimanillares sujetos a la parte superior de las botellas.
Su bastidor es un sencillo simple cuna interrumpido bajo el motor que acoge una mecánica tipo Honda CBF, ya conocida previamente en los modelos MH NK3 y Street Evolution pero que ahora estrena inyección electrónica desarrollada por Delphi con el fin de cumplir las emisiones Euro4. Sobre sus llantas de radios en 17 se calzan neumáticos con dibujo tipo mixto –más propio de una Scrambler que de una Café Racer- con un delantero de gran balón (110/90) y un trasero más ancho y con perfil ligeramente más bajo (130/80).
Completan esta Bogga un gran faro redondo con bombilla halógena H4, piloto trasero redondo iluminado por LEDs, estriberas no demasiado retrasadas y doble dotación de caballetes central y lateral, éste último de los que no se recogen solos y con desconexión del encendido cuando se encuentra desplegado.
A bordo
A pesar de que se declaran 800 mm de altura para el asiento, es fácil llegar con las dos plantas de los pies al suelo sobre la Bogga e incluso con las piernas ligeramente flexionadas, aunque seas bajo. Tomando el control de la Bogga notas que, a pesar de todos los detalles deportivos que reúne, es una moto en la que adoptas una posición de conducción relajada, cómoda y con la espalda erguida apoyando los pies en unas estriberas que no se encuentran demasiado retrasadas, ideal como moto urbana y de paseo.
Los semimanillares son anchos y altos, y al montar los retrovisores en los extremos, habrá que tener en consideración su anchura, no sea que golpees los retrovisores de los coches. Se maneja con cierta agilidad, quizá la considerable anchura del neumático delantero haga que la dirección resulte un pelín pesada.
Para la mecánica CBF se declaran unos discretos 9,4 CV a 7.500 rpm, algo menos de los 11,2 CV que se citaban para la versión €3 de carburación del mismo motor que montaba la NK3/Street Evo, pero que en cualquier caso resultan suficientes para una conducción suave y tranquila. Que no te engañe la zona roja de su cuentavueltas a partir de las 10.000 rpm: tampoco podrás estirarlo muy arriba porque a las 9.200 hay un corte de encendido que te lo impide. Por carretera abierta te será imposible rodar a más de 109 km/h según su velocímetro digital (102,1 km/h reales).
Lo que menos nos gustó en nuestro uso por ciudad fue el conmutador de los intermitentes que no contaba con anulación a presión en el centro. De acuerdo que antiguamente estos conmutadores eran así, pero en esto sí que hay que hacer concesiones a la modernidad.
Linea de tierra
Esos curiosos neumáticos mixtos más propios de una Scrambler que de una Café Racer vienen firmados por Yuanxing y cumplen su labor en seco (pocas gomas lo hacen mal en estas condiciones), aunque sospechamos que con ese dibujo campero y algo de humedad no podamos decir lo mismo.
En lo relativo a frenos, la Bogga sale muy bien parada (y nunca mejor dicho) con su frenada combinada. El pedal actúa sobre la pinza monopistón trasera del disco de 220 mm, y uno de los tres pistones de la pinza delantera que muerde el disco de 280 mm. La contribución es muy suave pero efectiva para los que se hacen un lío con los dos mandos. Para el que ya maneja la maneta y pedal, el delantero resulta muy potente y dosificable.
La horquilla invertida funciona correctamente con un tarado ideal para todo uso. De los amortiguadores no podemos decir lo mismo; su hidráulico funciona bien sin rebotes bruscos, pero el muelle resulta duro y no se arregla con precarga que, precisamente no tiene; lo que ves en color dorado es una moldura decorativa.
En compañía
El único problema que se va a encontrar nuestro acompañante va a ser una longitud del asiento un tanto justa para dar cabida a dos plazas. Respecto al resto, todo bien, ya que cuenta con una altura lo suficientemente baja para acomodarse sin dificultad, estriberas desplegables en un lugar que resulta cómodo, y una varilla cromada para sujetarse que bordea todo el perímetro del asiento trasero.
Con lupa
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El detallazo
Destacamos de la Bogga el original sistema de retrovisores muy al estilo retro que se sujetan sobre los contrapesos del manillar. Tras ajustarlos se ve bien por detrás sin que nuestro antebrazo tape la visión. Eso sí, debes bajar más la vista del horizonte que con los retrovisores convencionales y crece la anchura del manillar, por lo que será más fácil golpearte con los retrovisores de los coches. Si te cansas de este sistema, la Bogga sigue disponiendo de los anclajes para retrovisores convencionales en los soportes de las manetas de embrague y freno delantero.
Prestaciones con nuestro equipo de telemetría
Aceleración 0-50 m | 5,30 s (51,7 km/h) |
Aceleración 0-100 m | 8,36 s (64,5 km/h) |
Aceleración 0-400 m | 21,68 s (91,7 km/h) |
Aceleración 0-1.000 m | 43,66 s (101,0 km/h) |
Aceleración 0-100 km/h | 36,70 s (806 m) |
Velocidad máxima | 102,1 km/h |
Consumo | 3,04 l/100 km |
Autonomía | 394 km |
Peso total lleno | 137,0 kg |
Reparto tren delantero | 44,2% |
Reparto tren trasero | 55,8% |
Diseño Frenada Suavidad motor |
Capacidad de carga Instrumentación pobre Amortiguadores duros |
Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio/ Galería Imágenes
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Rivales directos | Hanway Raw Café Racer 125 Hanway Raw SR 125 Hudson Boss Goodwood 125 |
Mash Café Racer 125 Mash Black Seven 125 Orcal Astor 125 |