• Autor del texto – Antonio Cuadra
  • Autor de fotos – AC
  • Autor acción – Fortunato J. Sanz
  • Fecha – 22/02/2012

Por lo general, el diseño de los scooters “retro” inspirados en los de los años sesenta prima tanto que se sacrifica la funcionalidad característica de los modelos urbanos actuales. La taiwanesa SYM rompe con esta tónica con su Fiddle II, no solo poniendo un nivel de equipamiento práctico difícilmente superable sino también aportando ergonomía para tallas altas, buen comportamiento y un precio atractivo.


Está claro que si en algo han evolucionado los scooters desde hace cincuenta años es en contar con un equipamiento práctico para el uso diario, así como en comportamiento, prestaciones y seguridad. Todas estas virtudes ganadas ya en pleno siglo XXI se pierden en los scooters de diseño “retro”, bien por la utilización de ruedas de 10 pulgadas que ponen en un punto crítico la estabilidad y seguridad, suspensiones delanteras por bieletas oscilantes de corto recorrido o huecos de casco casi inservibles por condicionantes estéticos.

El Fiddle II es una de esas excepciones que confirman la regla, ya que nos encontramos ante un scooter urbano con una lista de equipamiento casi interminable, en la que predominan los elementos funcionales y que contribuyen a hacer más confortables, fáciles, prácticos y seguros los desplazamientos diarios.

No le busques mucho sentido a su denominación. Fiddle, en inglés, significa violín y lo único que encaja es que, como veremos, está bien “afinado”. Lo del II es porque hubo una primera versión que pasó casi desapercibida en nuestro mercado, aunque tampoco ésta que veis en las fotos es la segunda, más bien es la 2.1 que añade aún más equipamiento y cambia las formas y anclaje del asiento, así como los colores del tapizado que no van a juego con los de la carrocería. Nuestra unidad de pruebas combinaba el blanco con un asiento en símil piel.

Estéticamente, el Fiddle II puede recordar a la Vespa LX por el manillar y las formas estilizadas de su frontal, pero lo cierto es que además de tener su personalidad, en sus características no tiene demasiados puntos en común.

El asiento ofrece unas formas anchas con unos redondeados laterales que facilitan llegar al suelo con las plantas de los pies. Detrás del asiento podemos ver que incluye un baúl a juego con la carrocería, que se abre con la misma llave del contacto y que añade un respaldo acolchado para el pasajero en el mismo color del asiento. El portabultos en el que se apoya incorpora unas asas laterales para que nuestro acompañante se agarre o para ayudar en las maniobras. No permite separarlo de la base (al menos sin herramientas) y su interior da cabida sin problemas a un casco integral y alguna cosa más. Bajo el asiento se encuentra el hueco para el casco, pero al rebajar sus formas para no pasarse en altura (con 800 mm ya empieza a ser alto), solo se da cabida a un casco abierto. En la parte posterior del hueco se encuentra el cortacorrientes amarillo típico de todos los modelos de SYM para hacer más difícil el robo, y el depósito de gasolina con capacidad para unos escasos cinco litros.

Como buen scooter urbano que es, los pies del conductor se apoyan en una plataforma plana de generosa superficie. Y hay mucha amplitud en el puesto, porque se ha eliminado la guantera, aunque una sencilla del tipo abierto le hubiera sentado muy bien para presumir de capacidad de carga sin reducir esa generosa habitabilidad.

Las ruedas, como debe ser, son de 12 pulgadas con suspensión delantera por horquilla telescópica y freno de disco, tres argumentos nada “retros” pero que demuestran esa filosofía del SYM que te comentábamos al principio de dar prioridad a la funcionalidad y seguridad. En el manillar encontramos de serie un parabrisas de media altura que resulta muy discreto (incluso en las fotografías) por su transparencia, pero muy efectivo para proteger el pecho del frío y lluvia. Faro de gran superficie con bombilla halógena del siglo XXI, mandos con buen tacto y un tablero de instrumentos tacaño de información, pero bien resuelto para facilitar la lectura de reojo. Desde el conmutador de luces en la piña izquierda se abre el asiento (siempre que esté el contacto puesto), o mecánicamente desde la cerradura de contacto.

A la hora de aparcar contamos con caballete central y lateral, aunque este último es poco recomendable porque es de los que se pliegan solos y nos pueden dar un disgusto con la integridad del lado izquierdo de la carrocería.

 

A bordo

La mecánica ya la conocemos de otros modelos SYM, e incluso de marcas europeas que también la utilizan. Se trata de un sencillo dos válvulas refrigerado por aire forzado y alimentado por un tradicional carburador, con una robustez mecánica a toda prueba al emplear tratamiento cerámico en la camisa del cilindro. Al disponer de carburador, conserva la palanca de arranque para cuando falle la batería.

No es lo que te esperas de un scooter de fabricación oriental nada más sentarte en el Fiddle. De hecho sorprende que sea tirando a alto, no solo para apoyar los pies en el suelo al pararse en los semáforos, sino al llevarlos en su plataforma plana en marcha, ya que no hay que flexionar demasiado las piernas. Y es que, aunque SYM sea de Taiwán, la parte de diseño se la encomienda a su filial en Italia. En eso no se la juega: lo primero es entrar por los ojos y después demostrar sus cualidades dinámicas. De ahí que también el Centro de Diseño de Italia lo haya creado pensando en la ergonomía europea. Los menos altos, puede que lo tengan un poco crítico para llegar casi de puntillas, aunque esa duda se resuelve enseguida al sentarse en el modelo del escaparate de cualquier concesionario SYM.

El motor es duro, hay que rodarlo por lo menos 1.000 kilómetros para que se suelte, pero si lo haces bien te premiará con unas aceleraciones para destacarte en conducción urbana e incluso con una velocidad máxima real por encima (aunque muy poco) de la barrera de los 100 km. Eso sí, como le va la marcha, el consumo pasa de los 4 litros, lo que unido al depósito de 5 litros te hará visitar las gasolineras cada dos por tres.

Línea de tierra

Es un scooter relativamente ligero y eso le sienta bien para moverse de forma ágil en horas punta. Por suspensiones no lo hace mal con un tarado correcto e incluso algo blandito que repercutirá en mejorar el ya de por sí buen confort de marcha que ofrece el amplio asiento, aunque si vas con pasajero o te gusta darle marcha, convendría que aumentaras la precarga de su único amortiguador trasero (de serie viene en la posición más blanda).

Los neumáticos tampoco lo hacen mal pero también tienen su “pero” precisamente también para los conductores marchosos ya que pecan de sección algo estrecha: un 120/70 delante le sentaría muy bien.

En lo que respecta a frenos nada que objetar con el disco delantero, aunque sea de unos modestos 190 mm. Sin embargo el tambor sí que es de las pocas cosas de épocas pasadas del Fiddle ya que se destensa por desgaste con frecuencia y nos obliga a agacharnos para tenerlo siempre a punto.

 

En compañía

Hasta ahora veíamos que el tamaño del Fiddle II no estaba nada mal conduciendo solo. Incluso las tallas más altas lo agradecerán por la amplitud de su puesto.

Sin embargo, no nos olvidemos que se trata de un scooter urbano con dimensiones contenidas no solo para moverse con agilidad en la ciudad, sino también porque se ofrece en la cilindrada de 50 cc.

Así que, el que finalmente “paga el pato” es nuestro paquete que deberá sentarse en una estrecha franja de asiento, eso sí, bien delimitada del conductor, y que, por la presencia de un baúl trasero, no podrá pasar la pierna por encima del portabultos para acomodarse.

Incluso no se lo ponen fácil a nivel de comodidad las estriberas fijas para apoyar los pies ya que los falsos cófanos laterales ensanchan el cuerpo trasero del scooter y obligan a separar las piernas.

Eso sí, afortunadamente, la espalda descansa en un respaldo acolchado incorporado en el baúl y se dispone de unas generosas asideras laterales.

Con lupa

El tren posterior se ha simplificado al máximo. La rueda de 12 pulgadas cuenta con freno de tambor y no dispone de semibasculante derecho para apoyar un segundo amortiguador, lo que facilita el desmontaje en caso de pinchazo. La plataforma para apoyar los pies es plana y muy amplia. Incluso se permite apoyarlos en la parte inclinada, aunque la superficie se estrecha considerablemente. En el centro se encuentra la tapa que da acceso a la batería. El motor es el mismo SYM de 2 válvulas y refrigeración por aire forzado que montan otros modelos de la marca e incluso marcas europeas. Cuenta con freno trasero por tambor con un tensor muy accesible para ponerlo a punto a mano.
La pata de cabra es muy accesible por el lado izquierdo y complementa al caballete central en los aparcamientos rápidos pero no es muy fiable: se pliega sola con las trágicas consecuencias para la integridad de la carrocería. El tren delantero es muy sencillo efectivo: una horquilla telescópica (nada que ver con las bieletas de las épocas retro), freno de disco tamaño “compact disc” (190 mm) y rueda de 12 pulgadas con un ancho susceptible de mejora. En el salvapiernas no encontramos la guantera central. Al menos se podría haber montado una sencilla guantera abierta; espacio sí que hay para no golpearse las rodillas. Se quedan solos el gancho portabolsas y la cerradura de contacto.
El tablero reúne la mínima información exigible: un velocímetro con unos optimistas 140 km/h en el final de la escala, cuentakilómetros, nivel de gasolina y tres testigos. Eso sí, está bien diseñado y se lee perfectamente de reojo. Bajo el asiento no cabe un casco integral porque se ha rebajado la base del asiento del conductor. Detrás del casco se encuentra el cortacorrientes amarillo típico de SYM, y el depósito de gasolina con capacidad algo insuficiente. Las últimas versiones del Fiddle II incorporan este práctico baúl trasero con capacidad para un casco integral y algunas cosas más. Su fondo está forrado de caucho para proteger el contenido y se abre con la misma llave del contacto.

 

 El detallazo

No es algo habitual que un scooter urbano incluya en su dotación de serie un parabrisas de media altura (sí los de baja altura con mera función cosmética).

El del Fiddle va sujeto a la parte inferior del manillar y resulta muy discreto por ser completamente transparente; no hay ni siquiera una moldura en su contorno.

Resulta muy efectivo porque quita presión del aire, frío y lluvia del pecho del conductor.

En lo que respecta a aerodinámica tampoco parece que le afecte por la velocidad máxima que registra.

Prestaciones con nuestro equipo de telemetría

Aceleración 0-50 m 4,92 s (53,3 km/h)
Aceleración 0-100 m 7,89 s (66,4 km/h)
Aceleración 0-400 m 21,01 s (91,7 km/h)
Aceleración 0-1.000 m 43,70 s (97,1 km/h)
Aceleración 0-100 km/h          94,50 s (2.370 m)
Velocidad máxima 100,6 km/h
Consumo 4,16 l/100 km
Autonomía 120 km
Peso total lleno 116,6 kg
Reparto tren delantero 34,5%
Reparto tren trasero 65,5%

 

 

Equipamiento
Ergonomía conductor
Motor
Sin guantera
Autonomía
Pata de cabra autoplegable

 

 

Ficha técnica/Equipamiento/Precio/Galería de Fotos


Ver FICHA TÉCNICA/EQUIPAMIENTO/PRECIO/GALERÍA del SYM Fiddle II 125

 

Rivales directos Aprilia Compay Custom 125
Daelim Besbi 125
Kymco Like 125
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SYM Alló 125
Vespa LXV 125 ie
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