• Autor del texto – Mario Matas
  • Autor de fotos – BRP
  • Fecha – 29/07/2010

¿Acaso creías que con el carnet B de coche sólo podías acceder como mucho a motos de 125 cc? Aquí tienes una de las distintas sorpresas que la legislación te permite pilotar… eso sí, con tres ruedas. Esta moto, coche o triciclo, como particularmente prefieras encasillar al Can-am Spyder, pone a tu disposición una potencia endiablada con lo más divertido de los tres tipos de vehículos en que se basa su concepto.


             

        En teoría, y con los papeles en la mano, el Can-am Spyder es un vehículo de tres ruedas a motor, con ciertos requisitos técnicos que posibilitan su conducción indistinta con los carnets A2/A (motos) o B (coches). En la práctica, y con el puño en la mano, es una mezcla de quad, moto de turismo y moto de agua, con sensaciones de coche, cuya conducción sorprenderá ya vengas del carnet A, B, C, o la letra que quieras.

 El Spyder es el primer vehículo de carretera que fabrica BRP (Bombardier Recreational Products), compañía canadiense hasta la fecha dedicada a construir, entre otras muchas cosas, quads, motos de agua y de nieve, karts, motores fuera borda, etc… Y todo ese bagaje audaz se nota a la hora de haber diseñado este modelo “roadster”, que es como lo apellidan ellos mismos. Es divertido, con una línea espectacular y técnicamente muy cuidado. ¡Ah!, y sobre todo, diferente a nada civilizado conocido. Cuando te sientas por vez primera en la calle sobre él, la sensación inicial es la de estar sobre un juguete con permiso para ser utilizado en el mundo de los mayores. Te sientes raro, desubicado, como sin saber qué hacer cuando lo vayas a poner en marcha: si pasear exquisitamente formalito, presa de ser el centro de todas las miradas, o pasar de todo y ponerte a gamberrear a tus anchas, como te pide el cuerpo. Y es un sentimiento que tarda en dejarte, lo que directamente no hace más que indicar que la función para la que fue creada esta máquina no es precisamente la de rebajarla a hacer de vil utilitario. Ni siquiera un ratito. 
Sabiendo dónde se metían y lo que querían, los ingenieros cortaron de raíz el principal problema al que se enfrentan la mayoría de los triciclos: la inestabilidad. Diseñaron el VVS, un sistema electrónico combinado para el control de estabilidad, la tracción y el ABS, con el que aseguraban una firme docilidad de conducción al piloto menos experto y un divertimento sin sobresaltos al más experimentado.

Lo que no pudieron evitar, aunque lo disimularon visualmente muy bien, es atenuar los 316 kg, en seco, que pesa el amigo. Cuando todavía estás parado, notas que girar el manillar no es algo tan liviano como en una moto, y eso que posee dirección asistida dinámica. Ayuda mucho a las maniobras la casi inevitable presencia de un botón de marcha atrás en la completa piña de mandos. El inmensamente ancho y cómodo asiento hace que te replantees el impulso inicial de ir a pilotar de pie, como en un quad o una moto de agua, que es la primera sugerencia que te evoca el puesto de conducción. Hasta tiene su puntillo en cuanto a conducción se refiere, ya que tres ruedas, con dos de ellas dedicadas al eje directriz delantero, te obligan a tomar referencias y posturas que normalmente nunca antes has tenido que utilizar. Toda una experiencia.

A bordo

En marcha, el Spyder suena de maravilla. No hace demasiado ruido, pero el ronroneo del motor es redondo y muy agradecido con la estética deportiva de la montura. El manillar, alto y no muy ancho, te hace mantener una postura erguida y cómoda para circular a velocidades bajas y medias, que es para lo que está hecho este triciclo: disfrutar la pistonada y que a los demás les dé tiempo a verlo. Y en compañía, mejor aún.

Si pretendes retorcer al máximo el puño del acelerador, entonces agárrate fuerte, que te va a responder incluso más de lo que esperas, sí, pero el aire de cara te va a empujar con virulencia hacia atrás. 180 km/h es la velocidad que puede llegar a alcanzar, así que ándate con ojo. En las entrañas de la bestia, cubiertas con mucho acierto estéticamente, pero poco térmicamente (despide un calor importante el motor), un motor Rotax bicilíndrico en V, de 990 cc, que aporta 106 CV a 8.500 rpm, con un par máximo de 104.3 Nm a 6.250, lo que quiere decir que a bajas y medias revoluciones tiene la suficiente “mala leche” como para que el pesado lastre del Can-am no lo parezca al acelerar.
Una vez lanzado, la dirección se vuelve muy suave y no eres realmente consciente del “maquinón” que llevas debajo. Bueno, la verdad es que metido en tráfico intenso, se te van los ojillos por entre los huecos de las filas de coche, porque la envergadura del tren delantero te hace chupar atasco como un enlatado más. La limpia transmisión final por correa dentada, el cambio secuencial electrónico (en la versión SE5, que es la que aparece en la Prueba Express del vídeo) con embrague automático, la práctica ausencia de vibraciones y los frenos resumidos en un único pedal (sin manetas), colaboran a que nos centremos todavía más en la misión para la que ha sido creado el invento: la exhibición. Y eso que, a veces, vuelve a ser un fastidio tanto control de la tracción, porque llegado el momento de pegar un acelerón desde abajo delante del respetable, se hace bastante complicado “engañar” a la electrónica para poder derrapar. Desde luego, la seguridad activa y pasiva funciona óptimamente.

 


Línea de tierra

Las suspensiones, directamente fusiladas de tipo coche, a muchos auténtikos de las dos ruedas puede dar repeluz. Sin embargo, se agradece mucho en los virajes del Spyder, ya que la sección cuadrada de los neumáticos no le permite inclinar y las inercias te llevan por derroteros poco motociclísticos. En este apartado, todo el que conozco que se ha montado en este Can-am ha necesitado un breve entrenamiento previo para trazar correctamente en las curvas, debido a las particulares reacciones y a la posición de conducción algo retrasada (vas situado en el centro, pero tienes sensación de “paquete”), obligando a que tengas que buscarle el truquillo durante un tiempo. Y no sólo hablo de carretera, sino principalmente de la ciudad, ya que algún bordillo que otro te llevas de recuerdo al principio, hasta tomar medidas a la extraña disposición en Y de las ruedas (de ahí la “Y” de Spyder). Precisamente, una de las cosas más divertidas que le hemos encontrado a este triciclo, es que cada día vas aprendiendo y perfeccionando estilos de pilotaje desconocidos para un motero clásico.

Quizá, el principal inconveniente del Spyder haya que atribuírselo a sus frenos. Tres discos de 260 mm, con un repartidor de frenada entre los de delante y el de atrás, con un ABS que evita los bloqueos de cualquiera de las tres ruedas, le detienen suficientemente, eso sin duda, pero al carecer de manetas en los puños y remitir su accionamiento a un simple pedal, no te otorga el tacto preciso que echas de menos en frenadas comprometidas a cierta velocidad o para sacarle más partido en carreteras reviradas. Es un inconveniente que notarán menos los que vengan de los coches directamente, ya que, entre otras cosas, es uno de los requisitos impuestos para que pueda ser conducido con carnet B.

 

 
En compañía

f000Como te comentaba antes, el concepto del Spyder está pensado para disfrutar en compañía. Si, además, te has propuesto rentabilizar rápido la inversión y quieres subir de inmediato a un/una acompañante, le vas a deslumbrar no sólo por los ojos, sino también por los riñones, ya que tiene a su disposición un respaldo ajustable en longitud, para adaptarse a todo tipo de tallas… ¡con guantera en su base y todo! La confortabilidad del asiento y el hecho de que no hay inclinación en las curvas, son dos parámetros definitivos para una total relajación del pasajero, que en pocos medios de menos de cuatro ruedas va a encontrarse tan a gusto y distraído como aquí. Tendrás lista de espera casi con total seguridad.

Con lupa

El cuadro de instrumentos está a la altura del resto de detalles del Spyder : diseño espectacular y claro, tan claro, que tienes la información principal repetida en analógico y digital. Gracias a la anchura delantera, todo el morro es un generoso maletero de 44 litros, para que no te prives de llevar nada importante, ni tengas que cargar con el casco tuyo y el de tu acompañante cuando decidáis bajar a darle al tacón. La rueda trasera es la que tracciona, y eso hace más divertida la conducción… que podría serlo infinitamente más, si los controles electrónicos no estuviesen tan prestos a chivarse y tomar medidas a la menor salida de tono del piloto.
A pesar de ser suspensiones “de coche”, los amortiguadores, para los más exigentes, tienen la posibilidad de regulación de precarga de muelle, por fin, como punto de concesión al mundo motociclista. En línea recta también tiene su miga. Cuando vas rápido, tiende a moverse algo de delante, pero igual de “pelmaza” que es la seguridad para unas cosas, lo es para todo, y lo único que tienes que hacer es aprender a asumirlo y depurar la técnica para controlarlo. No hay de qué preocuparse. Faros e intermitentes armoniosamente integrados. Nada en este Spyder se deja a la improvisación. En el aspecto funcional, cumplen con estricta corrección. Tampoco es esta una máquina que pretenda utilizarse mucho en largos viajes nocturnos.
La transmisión final es por correa dentada. A parte de las consabidas ventajas de este sistema… ¡faltaría más mancharse con engorrosos spray de cadena, hombre! Bajo el sillín se encuentra el tapón del depósito. Todas las “tripas” se guardan perfectamente disimuladas para ofrecer la línea más dinámica posible. El escape no molesta en absoluto. Encima, su exuberante volumen colabora a dar ese aspecto de máquina feroz que en realidad es, pese a tanta “pijada” electrónica que se empeña en domarlo.

 

 El detallazo

Todo él es un detallazo. Aunque sea casi prohibitivo y no tenga una utilidad definida, es para quitarse el sombrero que alguien apueste por hacer de vez en cuando máquinas de recreo como esta. Este triciclo, con alma de quad grande, corazón de moto y maneras de automóvil, justifica su elevado precio (más de 21.000 euros la versión de nuestra prueba) precisamente por ser lo que es: un capricho. Parafraseando el famoso slogan, sólo cabría apostillar lo de “busque, compare, y si encuentra algo más raro, cómprelo…”

 

Controles tracción
Diseño conseguido
Potencia motor
Dosificación de frenos
Poca funcionalidad
Precio elevado

 

 

Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio


 Ver FICHA TÉCNICA/EQUIPAMIENTO/PRECIO del Can-Am Spyder RS SE5

 

Rivales directos Can-Am Spyder RS SM5
Can-Am Spyder RS-S SE5
Can-Am Spyder RS-S SM5Can-Am Spyder RT SE5Can-Am Spyder RT SM5Can-Am Spyder RT TSE5Can-Am Spyder RT TSM5
Can-Am Spyder RT-S TSE5
Can-Am Spyder RT-S Techno SM5
Piaggio MP3 125 Hybrid
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