• Autor del texto – Antonio Cuadra
  • Autor de fotos – Peugeot
  • Autor acción – Antonio Cuadra
  • Fecha – 02/08/2010

Por fin, un scooter urbano de 125 cc puede presumir de alta capacidad de carga. Para ello, Peugeot transfiere el concepto del Vivacity 50 a la cilindrada de la convalidación, aprovechando sus dos amplios espacios delantero y trasero para la carga. Pura funcionalidad, con una acertada estética a un precio muy razonable.


En Peugeot han puesto toda la carne en el asador para este difícil 2010. Primero, renovando la gama Satelis, la nueva cilindrada de 300 cc del Geopolis, el rueda alta económico Tweet, y, ahora, este Vivacity 125. Y todavía no han acabado, pues faltan por llegar el Kisbee y, ya entrando en el 2011, la versión eléctrica del Vivacity (e-Vivacity) así como el híbrido de tres ruedas HYbrid3 Evolution. Sin duda, una buena forma de celebrar el bicentenario de la marca y, de paso, aumentar las ventas.

El Vivacity 125, que nos ocupa en esta ocasión, ya estaba anunciado desde la aparición del 50, y para su materialización lo tenían fácil: el chasis y carrocería del Vivacity con el motor del Sum-Up, el otro scooter urbano de la marca en la cilindrada de 125 cc, aunque de concepción “low cost”. Sin embargo, en la práctica no es tan sencillo y Peugeot ha aportado algunas modificaciones como el alargamiento en 80 mm del bastidor, así como sus correspondientes refuerzos, y ciertos retoques en el motor (correa del variador y nuevo embrague con el que comenta se han ganado 5 km/h en velocidad máxima) para darle la ‘vivacidad’ que exigía su denominación. Y es que el concepto del Vivacity daba para mucho más que un “cincuenta”: una parte ciclo grande, con cuerpo, carrocería de elegante diseño y líneas agradables y, sobre todo, una gran capacidad de carga ya que al ya de por sí amplio espacio escondido bajo el asiento donde cabe un integral y algunas cosas más, se le suma el “Jet-In” que aprovecha el espacio interior del escudo frontal para poder alojar un casco abierto o “jet”. De ahí que parezca que “saca pecho”.
La idea ya la tuvo Peugeot en la década de los ’90 (aplicada en los modelos Zenith, Buxy, Speedake y Scoot’Elec) y la recupera para este modelo. Por aquellos tiempos, el “Jet-In” pasó casi desapercibido por la sencilla razón de que solo se contaba con este sistema para guardar un casco que no era integral, pero las posibilidades aumentan considerablemente cuando se le suma el espacio bajo el asiento. En total, 35 litros que incluso se pueden duplicar si se le incorpora un baúl trasero que se ofrece como accesorio. Para abrir el “Jet-In” hay que pulsar un botón mecánico en el canto superior del escudo que queda totalmente inaccesible cuando se bloquea la dirección. Y, si te parece poco, el Vivacity dispone de una generosa plataforma plana para apoyar los pies que permitirá llevar entre ellos otro tipo de objetos de gran tamaño. Más práctico, imposible. Hasta la fecha, si buscabas una buena capacidad de carga, tenías que remitirte a un voluminoso scooter Gran Turismo; pero ahora lo encuentras en un urbano como el Vivacity, de menor precio y mucha mejor manejabilidad para los desplazamientos por ciudad.).


Las primeras sensaciones

Puño en mano

Es un scooter diseñado por europeos para europeos –aunque esté fabricado en China para abaratar costes- y, por alto que seas, no tendrás problemas de habitabilidad. Te permite llevar una postura de alerta en ciudad, con la espalda erguida y las piernas en ángulo recto, o bien relajarte estirándolas y apoyando los pies en la parte inclinada inferior del salvapiernas, como en los scooters GT. El motor ya lo conocíamos del Sum-Up: un sencillo 4T de dos válvulas, con refrigeración por aire forzado, que ya hemos visto incluso en otros vehículos de procedencia china. Desde luego, no es para presumir, y aunque Peugeot lo ha retocado con ligeros cambios interiores, al menos podría haberlo disimulado con otra tapa de cárter. La falta la finura de funcionamiento que hacen gala sus rivales y más “chicha” (Peugeot declara tan solo 8,3 CV de potencia), pero no es un motor ruidoso y las vibraciones están contenidas. Cumple su cometido para un vehículo urbano sin aceleraciones espectaculares y con velocidades máximas contenidas, y es de suponer que, con lo poco apretado que está, lo compensará con unos consumos de “diesel”. Lo veremos cuando lo probemos “enchufado” a nuestra máquina.

Trenes

Las suspensiones recurren a elementos sencillos que también cumplen su cometido. De hecho, en la ciudad de Lisboa -el escenario de la presentación mundial elegido por Peugeot- pudimos comprobar su funcionamiento por todo tipo de firmes: desde el que está en buen estado, hasta el empedrado con carriles de tranvía. Respecto a los frenos también se cumple para un uso normal; quizá a los 200 mm del freno delantero les falta mordiente final para clavarlo con ganas, tal vez por el uso de unos latiguillos de trenzado no metálico. El tambor posterior cumple su cometido, siempre y cuando se mantenga con la tensión correcta.

Instrumentación

Más bien escasa. Su cuadro de instrumentos incluye un velocímetro con fondo de escala en unos optimistas 140 km/h y una pantalla digital que incluye el nivel gráfico de la gasolina, reloj horario, totalizador de kilómetros, temperatura ambiente y un icono que avisa del riesgo de heladas (en este sentido, el carburador incorpora un calentador para estos climas). Hasta ahí, pase; pero en lo que respecta a testigos, tan solo tres: los intermitentes y luz larga. Ni siquiera un manómetro (presión de aceite).
 
La iluminación no está mal. El faro es de bombilla halógena H4 y, para los intermitentes y piloto trasero, matrices de pequeñas microbombillas. Ojo, no confundir con los LEDs: hay más riesgo de que se funda alguna, aunque no queda reducido al todo o nada de los modelos que confían en una única bombilla.


Primer vistazo

Cuadro de lo más sencillo: un velocímetro adosado a una pantalla digital con mucha información. Se echa de menos el testigo de la presión de aceite aprovechando el testigo de reserva de aceite de mezcla que se ha anulado en este 125 cc. El motor es el que utiliza el Sum-Up. Se ha mejorado con una nueva correa de transmisión, embrague y filtro del aire. Con otra tapa de cárter diferente no recordaría a otros muchos scooters chinos que también lo utilizan. Un disco de 200 mm delante podría ser suficiente para un 50 pero se queda justo para un 125 cc. Le falta mordiente final, aunque también el latiguillo sin trenzado metálico pueda tener su culpa.
Ejemplo a imitar de cómo se puede aprovechar el espacio para el asiento. Se abre desde el contacto y cabe un casco integral y otras cosas más delante de él. Incluye la toma de corriente para el móvil e incluso el depósito de 7,5 litros. Pero es que también dispone de un segundo hueco aprovechando el escudo frontal. Este ‘Jet-In’ permite introducir un segundo casco abierto y entre los dos huecos suman 35 litros. Buenas asideras para que se pueda agarrar el pasajero. Un detalle la iluminación por matriz de microbombillas. No son LEDs: consumen más electricidad y hay más riesgo de que se fundan.
Otro detallazo el del asiento: está cosido con hilo blanco. Su longitud es correcta para una sola plaza pero aparecerán “problemas de convivencia” cuando se circule acompañado. Por alto que seas no hay problema en golpearse las rodillas con el giro del manillar ni contra el salvapiernas. Es más hay espacio de sobra entre éste y las rodillas y se podría haber añadido una guantera. La gama de colores al completo del Vivacity 125. De izquierda a derecha: un rojo vivo, marfil, un elegante negro y blanco. Conociendo a Peugeot, más adelante aparecerán versiones especiales con colores y decoraciones exclusivas.


La dolorosa

Y por el precio: fenomenal. Sin pasarse de los 2.000 euros e incluso en promoción de 1.799 € (lo que cuesta el Sum-Up) para las 200 primeras unidades vendidas.

 

Precio atractivo
Practicidad de uso
Diseño conseguido
Motor soso
Pata de cabra autoplegable
Mordiente freno delantero 

 

 

Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio


 Ver FICHA TÉCNICA/EQUIPAMIENTO/PRECIO de la Peugeot Vivacity 125

 

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