• Autor del texto – Vicente Arenas
• Autor de fotos – Teresa, Vicente y amigos
• Fecha – 23/01/2019

Una dura prueba nada más empezar con los 10.000 km de la Daelim XQ1: asistir a la concentración invernal de La Leyenda Continúa en Cantalejo (Segovia). Las dificultades no eran pocas para un modesto motor de 125 cc aunque refrigerado por agua y con culata DOHC 4v: fuertes pendientes, distancia, frío para congelarse y para colmo rodando a dúo. Os adelantamos el final: prueba superada con nota.

La Leyenda Continúa es una de las concentraciones invernales a las que cualquier aficionado a la moto debe asistir para demostrar que la pasión no tienes límites a pesar de las adversidades sobre todo por el frío de enero y la distancia. Una dura prueba no sólo para el piloto sino para la máquina, y con la prueba de 10.000 km recién comenzada podría ser el mejor escenario para ponernos la XQ1 y un servidor a prueba.

Desde Las Rozas (Madrid), partimos Teresa y yo (después de sacarnos este ‘selfi’) hacia Cantalejo por la A1 el sábado 12 de enero a las 3 de la tarde. Es cierto que nos perdimos muchas de las actividades que preparó la organización, pero los compromisos laborales nos impidieron salir el viernes; eso sí, salimos recién comidos para no tener que parar por el camino.

Así que enfilamos la M40 a buen ritmo (100-110 km/h de velocímetro) sin forzar la mecánica y nos apartamos de ella en el entronque con la A1 en la zona de San Sebastián de los Reyes. El ritmo en la autopista bajó a 90-100 por el viento en contra y lo mantuvimos hasta Guadalix de la Sierra. A partir de aquí empezaban las pendientes que nos llevarían hasta el Puerto de Somosierra: el crucero lo bajamos hasta los 80-90 viendo como todos los coches nos adelantaban, e incluso llegamos a reducirlo hasta los 70 km/h (7.500 vueltas) encarando la pendiente final a Somosierra.

Primer objetivo conseguido, paramos para hacer una foto rápida para dar fe de ello. Atravesamos el túnel para entrar en la provincia de Segovia, un tramo de bajada donde la XQ1 se pone contenta y a los pocos kilómetros, pasado Santo Tomé del Puerto, nos desviamos hacia la SG-205 que nos llevaría directamente a Cantalejo y nada más cogerla aprovechamos para llenar a tope el depósito. El repostaje hay que tomárselo con calma, si aprietas el gatillo de la manguera a tope, te salpicará la gasolina porque, probablemente, el conducto que lo comunica con el depósito tiene unos recovecos que lo estrangulan.

Por autopista, y sobre todo en tramos con pendiente, la XQ1 no se encuentra a gusto, pero en carreteras de segundo orden está en su hábitat natural. Desde la gasolinera a Cantalejo volvemos a mantener un crucero de 90-100-110, y en estas condiciones vamos al ritmo de los coches y ninguno nos adelanta. Y eso que me acompaña Teresa, que está delgada, pero que es una carga más para el motor. A propósito, Teresa es la primera que nota la fatiga, sobre todo en los pies y piernas porque las estriberas fijas no son la solución para un scooter Gran Turismo; sobresaliendo un poco más resultarían un poco más confortables. También se queja por la espalda aunque esto se debe a que debía llevar una mochila con parte del equipaje; si te vas a dedicar a hacer kilómetros te recomendamos que montes un baúl trasero que además servirá de respaldo a tu acompañante.

El trayecto desde las Rozas hasta Cantalejo nos ha llevado 1 hora y 45 minutos. No está mal para cubrir los 137 km (78,3 km/h reales de media) con paradas y repostaje.

Nos acreditamos y visitamos el pinar donde los asistentes montaron sus tiendas de campaña. Algunas de ellas eran un auténtico chalet adosado por su gran tamaño.

Asistimos al “show stunt” de Emilio Zamora haciendo todo tipo de cabriolas con su Ducati Monster como si se tratase de un ciclomotor, y nos reponíamos del frío con el caldito “La Leyenda” bien calentito. Entre las hogueras y el calor humano de los 8.327 asistentes (cifra récord) habría una temperatura de unos 5ºC, soportable. Pero ya entrada la noche estaríamos bajo cero más que seguro.

La verdad es que, por salir tan tarde, nos perdimos las rutas que había preparado la organización así como muchas charlas de los grandes viajeros, pero no faltamos al Desfile de las Antorchas y al homenaje por los motoristas fallecidos liberando farolillos en recuerdo a uno de ellos cuyo número favorito era el 16.

También estuvimos en el concierto de Gintonica Band tocando temas de Metállica, a la entrega de premios y al concierto de Javier Andreu “La Frontera”.

Buen ambiente ya bien entrada la noche en las hogueras donde conocimos a un grupo de gallegos que nos invitaron a todo tipo de licores de su tierra, incluyendo uno de café y otro de aspecto muy parecido al Mistol pero que estaba de muerte.

Y hacia la 1 ya empezábamos a estar muy cansados así que nos retiramos para descansar y coger fuerzas para el día siguiente.

El domingo desayunamos y a las 10:30 de la mañana, hora oficial de la clausura, nos dimos un paseo por el pinar para ver a los asistentes recoger sus tiendas. Vistamos la carpa social de la organización donde conocimos a Mariano Parellada, el alma máter de esta concentración y aprovechamos para sacarnos unas fotos con él antes de partir el viaje de vuelta. El día se presentaba con niebla, no demasiado espesa para que nos faltase visibilidad pero la suficiente para hacer más frío el camino de vuelta.

Decidimos volver por Segovia para no volver a desandar lo andado y paramos en Turégano, donde el viernes la organización hizo una ruta que nos perdimos. Foto con su bonito castillo y “carretera y manta”. Además, el camino era más corto para llegar a Las Rozas.

Como te decíamos a la ida, las rutas por carreteras secundarias le sientan muy bien a la XQ1, de nuevo a un crucero de 100-110 sin enroscar a tope e incluso llegamos a adelantar algún coche por el camino. A las afueras de Segovia capital parada para entrar en calor con un cafelito. Y mira por donde nos encontramos con Pascual Pachecho, un piloto que participaba en la Formula Extreme de Superbike y que estuvo corriendo hasta el 2010 con una Yamaha R1 superpreparada. Foto de recuerdo y en ruta de nuevo.

Conforme nos acercamos a San Rafael, el crucero baja y de nuevo bajamos hasta los 70 km/h en las proximidades del Puerto del León (antes de los Leones) que hace de frontera entre Segovia y Madrid.

Parada obligada para sacar foto en el Puerto y allí conocimos a dos aventureros que venían de la concentración de Pingüinos en Valladolid sobre sendas Vespa 200 con destino a ¡Málaga! Nos comentan que a pesar de ir dos y que la XQ1 sea de 125 cc, es una “Gold Wing” comparada con sus scooters de 2T y 200 cc. De hecho su ritmo era de unos 80 km/h para no forzar las mecánicas y la estabilidad por su corta distancia entre ejes y ruedas de 10 pulgadas rozaba el peligro.

Bajando la sinuosa pendiente de la sierra de Guadarrama por el lado de Madrid desaparece la niebla y se caldea el ambiente. Pusimos la XQ1 a “tumba abierta” y su noble bastidor invitaba a hacerlo con total garantía (preferimos no dar cifras de velocidad para no meternos en líos), empalme con la A6 y vuelta a casa en un periquete a un crucero de 120 km/h sin forzar la máquina. Llegamos a las 14:15 tras recorrer 126 km con muchas paradas, descansos y “paliques”. No es buena media como a la ida.

La XQ1 se comportó muy bien y demostró que son pan comido los kilómetros que le quedan para terminar su prueba Maratón.