• Autor del texto – Antonio Cuadra
• Autor de fotos – AC
• Autor acción – Álex Ruiz
• Fecha – 09/09/2018

MH Motorcycles diversifica su apuesta de motos “vintage” Bogga con una segunda variante Bogga Rocker menos deportiva y más orientada a su utilización como modelo de paseo sin perder su verdadera vocación urbana. Con algunas modificaciones y sin cambiar su precio final de 2.495 €, la nueva Bogga Rocker aporta una segunda personalidad más tranquila.

Hace poco más de un año, traíamos a las páginas de Moto125.cc la prueba de la nueva apuesta de los sevillanos de MH Motorcycles en el segmento de las motos de estilo “vintage”: la Bogga. Un modelo con un diseño muy personal, diferente a lo que ofrece el cada vez más concurrido segmento de los modelos retro que evocan gloriosas épocas pasadas de los ’50-’60. Aquella prueba la podéis consultar aquí.

A la Bogga le ha seguido la más económica Revenge 125 y, como no hay dos sin tres, MH completa su oferta retro con esta Bogga Rocker. La denominación ya da ha entender que entre la conocida Bogga y esta Bogga Rocker tienen muchas cosas en común, y no solamente coinciden en ofrecerse al mismo precio de 2.495 € sino que también comparten el idéntico bastidor de simple cuna interrumpido bajo el motor, por cierto, una mecánica derivada de la Honda CBF que también emplean muchas motos de 125 cc, aunque con tapas de cárteres ligeramente diferentes así como la tapa de balancines en la culata, lo que ya de a entender que existen varios fabricantes diferentes de China que produce un propulsor de estas características, incluyendo, por supuesto, Honda-Wuyang. Incluso bajo la misma marca MH Motorcycles podemos apreciar ciertas diferencias, como que el de nuestra Bogga Rocker que cuenta con pedal de arranque (elemento a extinguir con la llegada de los sistemas de inyección) mientras que el de la Bogga a secas no. En cualquier caso, ambos grupos motor disponen de sistema de inyección desarrollado por la norteamericana Delphi.

También coinciden ambos modelos en ofrecer suspensiones “racing” como la horquilla invertida con generosas barras de 38 mm y los amortiguadores de gas con botella separada que, si bien su tecnología no es de la época que evocan las Bogga, aportan ese contraste pasado-presente como también ocurre con los discos de freno de 280 y 220 mm de diámetro con funcionamiento combinado CBS en lugar de los tradicionales frenos de tambor.

Sí que se mantienen las llantas de radios pero sin cromar, ya que tanto las llantas como los radios y el buje central van pintados de negro resaltando el gran balón de unos neumáticos con un dibujo mixto más adecuado para una Scrambler a la vieja usanza que para una naked asfáltica, lo que le permitirá alguna escapada por caminos de tierra suelta sin demasiada dificultad.

La Rocker también conserva el mismo depósito de chapa de 12 litros con tapón con llave descentrado a la derecha para favorecer los repostajes apoyados en la pata de cabra.

La personalidad del modelo que analizamos en Moto125.cc le llega de dos elementos que influyen mucho en el triángulo ergonómico de la moto: el manillar y asiento. El primero es de tubo sencillo más alto y ancho que los semimanillares de la Bogga, mientras que para el asiento se recurre a uno completamente nuevo tapizado en un material muy parecido al cuero y que baja ligeramente la altura.

A bordo

Si ya era fácil llegar con las dos plantas de los pies al suelo con la Bogga, la delgadez de altura del nuevo asiento sin la base de plástico lo pone aún más fácil, un detalle que valorarán los usuarios inexpertos que se estrenan en la convalidación y también para los de cualquier talla que la van a usar en desplazamientos urbanos. En marcha se adopta una posición muy relajada gracias a la altura del manillar, ideal para usar la moto de paseo y disfrutar del paisaje. Aunque es cuestión de acostumbrarse, las puntas del manillar están ligeramente inclinadas hacia dentro forzando un poco las muñecas, y el delgado asiento no aporta un mullido cómodo por lo que se resentirán tus posaderas cuando lleves más de media hora sobre él.

Los nuevos espejos retrovisores, de formas más convencionales y anclados a las bases de las manetas reducen significativamente la anchura del vehículo, permitiendo moverse con más agilidad en hora punta. También observamos que los mandos de las piñas han cambiado por un diseño más actual de buen tacto con el conmutador de intermitentes que se desconecta pulsando en el centro, como debe ser.

El cuadro de instrumentos sigue siendo el mismo y se concentra en un solo reloj de gran tamaño delante del centro del manillar por encima del faro. Su superficie se encuentra demasiado horizontal lo que dificulta su lectura por reflejos sobre el cristal.

El motor es muy dulce y suave de funcionamiento, demasiado tranquilo y con poca potencia. De hecho se declaran unos discretos 9,4 CV a 7.500 rpm, algo menos de lo que citan otros fabricantes con motores basado en el CBF. Como ya te contamos antes, difiere del que utiliza la Bogga a secas al disponer de pedal de arranque, pero nuestra telemetría detecta incluso que cambia el desarrollo por uno un poco más corto para darle un poco más de alegría en las aceleraciones (a la salida de un semáforo), aunque a costa de sacrificar velocidad máxima real por debajo de la barrera de los 100 km/h (96,7 km/h que se corresponden con 110 de velocímetro). Eso sí, el carácter tranquilo del motor arroja un consumo real (dando caña) de unos ridículos 2,78 l/100 km.

Linea de tierra

La Rocker vuelve a repetir marca de neumáticos Yuanxing (desconocida) con dibujo mixto más adecuado para una versión Scrambler que para una naked-vintage. En seco dan hasta confianza quizá porque hay demasiada anchura de banda de rodadura en contacto con el suelo. Pero no te confíes cuando caigan cuatro gotas; al menos nosotros no lo hemos podido comprobar.

Por frenos, la Bogga Rocker vuelve a salir airosa con un tándem de discos en ambos ejes de 280 y 220 mm que la detienen casi al instante. Mejoraría incluso con latiguillos de superior calidad, pero encontramos mucha potencia y buena dosificación. El funcionamiento de ambos es combinado a través del pedal de freno con una contribución delantera bastante suave.

En lo que respecta a suspensiones, cada elemento trabaja por libre. La horquilla delantera invertida cumple a la perfección su cometido con un tarado correcto ligeramente tirando a duro con una recuperación en extensión sin brusquedades. Detrás los amortiguadores de gas resultan excesivamente pétreos y no hay posibilidad de ablandarlos ya que los muelles son duros y no se cuenta con ajuste de precarga.

En compañía

Si ya era fácil acomodarse en el asiento de atrás de la Bogga, ahorra resulta todavía más en la Bogga Rocker y con el cambio se gana además en longitud para compartirlo con el pasajero. La posición de las estriberas plegables resulta cómoda, y no tanto la asidera central que se sitúa tras el asiento (habrá que agarrarse a los tubos de debajo del asiento).

Con lupa

Haz click sobre la imagen para ampliar

El cubrecadenas envuelve a la perfección la mitad del recorrido superior de la cadena de transmisión. Una garantía para que la tripulación no se mancha una vez engrasada y que se mantenga limpia más tiempo.	Las estriberas con una cubierta generosa de goma y ligeramente retrasadas dan un toque deportivo en la posición de conducción de la Bogga Rocker pero obligan a emplear un reenvío para la palanca de cambios.	Por delante del anclaje superior del amortiguador derecho encontramos esta cerradura que sirve para colgar un casco y asegurarlo por la hebilla (si la tuviese). Emplea la misma llave del contacto pero no nos fiamos de su integridad.
Doble dotación de caballetes: central y lateral. Este último es de los que no se recogen sólo (dispone de cortacorrientes de encendido) pero no permite dejar el motor calentándose en punto muerto con él extendido. Mejor hacerlo con el central.	Las estriberas del pasajero son idénticas a las del piloto con ese gruesa envoltorio superior de goma. Van montadas en un soporte sujeto al bastidor aunque no disponen de protección para que el pie no se cuele dentro.	Enésima variante del motor basado en el de la Honda CBF que se distingue por su voluminosa tapa de balancines donde aparece la inscripción YGFII de la que desconocemos su significado.
Las tapas laterales lucen una diferente inscripción en una forma triangular que hace referencia a los orígenes de la marca sevillana, allá por 1948, cuando eran Moto Guzzi Hispania, filial de la marca italiana.	La horquilla invertida funciona bastante bien en cuanto a tarado y comportamiento en compresión y rebote (extensión) garantizando sus barras de 38 mm una muy buena rigidez ante frenadas bruscas.	La asidera central hace una buena labor ayudando a subir la moto sobre su caballete central o maniobrándola en parado, pero no para que se sujeta a ella nuestro acompañante que preferirá a agarrarse a los tubos que pasan por debajo del asiento.
El faro redondo muestra un diseño muy simple con el “coco” y cerquillo completamente pintados de negro y semiembutido entre las dos botellas de la horquilla y sus tijas. Los intermitentes, a la vieja usanza, emplean tulipas anaranjadas.	El tren delantero combina soluciones clásicas, como la llanta de radios, con modernas como la horquilla invertida y el potente disco de 280 mm de diámetro mordido por una pinza de triple pistón, uno de los cuales se combina con el freno posterior.	El motor tipo CBF hace gala de un funcionamiento extrasuave con un consumo de auténtico mechero aunque no de demasiado potente. El cambio de cinco velocidades está bien escalonado disponiendo de un selector muy preciso.
En la Bogga a secas no contaba con ello, pero sí incorpora esta Bogga Rocker el pedal de arranque, un elemento que se está extinguiendo por la proliferación de sistemas de inyección, pero que nos puede sacar de un apuro cuando la carga de la batería sea escasa.	El pedal de freno salva por debajo al colector del escape y dispone de ese pequeño arco que impide que nos quememos la punta del calzado con el escape. Desde el pedal se acciona a la vez el freno trasero y uno de los pistones del delantero.	La sonda lambda, justo a la salida del escape, se ocupa de informar al procesador del sistema de inyección del contenido de oxígeno en el interior para inyectar la cantidad justa y necesaria de combustible.
El silenciador de escape es del tipo megáfono mostrando un volumen muy discreto ya que el catalizador se encuentra dentro del tubo colector. Pese a lo recogido que es, dispone en su unión con el colector de una protección cromada.	El disco trasero de la Bogga Rocker es bastante grande para lo que se estila no solo en 125 cc sino en cilindradas superiores: 220 mm. Lo muerde una pinza de simple pistón que emplea latiguillo de goma, susceptible de mejora con uno de trenzado metálico.	Sorpresa al abrir la tapa triangular con cerradura justo debajo de la tapa lateral derecha donde debería encontrarse la dotación de herramientas: ha sido cortada a cuchillo para poder albergar el cánister que recoge los vapores del cárter y depósito de gasolina.
La bomba de freno accionada por el pedal se encuentra oculta y protegida por esa placa cromada con agujeros segmenteados. El depósito del líquido de frenos se encuentra independiente en la parte superior del anclaje de la estribera del pasajero.	El tapón del depósito de gasolina cuenta con cerradura (la misma llave del contacto) aunque no da ningún ejemplo prescindiendo de una bisagra para que no se pierda o, peor, se caiga en los repostajes.	La única concesión a la tecnología de iluminación LED la podemos ver en el diminuto piloto trasero/luz de freno compuesto por una matriz de multitud de diodos. Los intermitentes con tulipa anaranjada emplean bombilla incandescente.
Se ha cambiado el conjunto de mandos de la piña izquierda y acertadamente incorpora un conmutador de intermitentes de los que se anula presionando en el centro. Como debe ser. Incluye gatillo de ráfagas.	También cambia la piña derecha que curiosamente incorpora interruptor de luces cuando ya es norma obligada prescindir de él y dejarlas fijas. Los extremos del manillar de tubo incorporan contrapesos.	También se estrenan nuevos espejos retrovisores con mástiles más elaborados sobre todo por el diseño del anclaje inferior al soporte de la maneta. No sobresalen del extremo del contrapeso eliminando el riesgo de golpearlos con los de los coches.
Tras la tapa lateral derecha (sujeta por dos tetones y un tornillo) encontramos la caja del filtro del aire con un elemento filtrante que se extrae tipo cajón retirando cuatro tornillos de estrella que lo fijan.	La tapa lateral izquierda esconde la batería junto con el conector para la herramienta de diagnósticos y los fusibles. Pero ojo, es CON mantenimiento: fíjate que aparecen los niveles superior e inferior del electrolito. ¡Ya no se llevan!	El cuadro de instrumentos recoge en un mismo reloj un cuentavueltas analógico (imposible llegar a la zona roja) en la parte superior y una pantalla LCD en la información justita: nivel de gasolina, velocidad, marcha engranada y cuentakilómetros.

El detallazo

A nuestro juicio, el asiento es uno de los componentes mejor logrados de la Bogga Rocker. No sólo por las formas, el material en un símil cuero muy conseguido y el propio tapizado con franjas transversales antideslizantes y lisas en los laterales posteriores. Además baja ligeramente la ya de por sí baja altura del asiento de la Bogga conocida. Desgraciadamente no se puede abatir para aprovechar el espacio que queda debajo de él para llevar documentación, herramientas o un pequeño antirrobo.

Prestaciones con nuestro equipo de telemetría

Diseño Frenada Suavidad motor	Capacidad de carga Instrumentación justa Amortiguadores duros

Rivales directos

FB Mondial HPS 125 Hanway Raw Café 125 Hanway Raw Café Racer 125 Hanway Raw Chrome 125

Mash Black Seven 125 MH revenge 125 Orcal Astor 125 Rieju Century 125