- Autor del texto – Antonio Cuadra
- Autor de fotos – AC
- Autor acción – Marta de la Cuadra
- Fecha – 14/10/2018
Por su bajo peso y corta distancia entre ejes, el Filly de Kymco es una poderosa arma urbana para afrontar de la manera más rápida posible los desplazamientos dentro de las congestionadas grandes ciudades. A todo esto, añade un motor de 9,5 CV de potencia que le transforma en un “dragster” en cuanto el semáforo se pone en verde. Pero con mucha dulzura y fácil dosificación en la entrega de esa energía y con la seguridad extra que le proporciona el ABS en su rueda delantera.
Está claro que un scooter es el medio más adecuado para moverse con agilidad en el día a día dentro de una gran ciudad saturada por el tráfico, sin problemas de aparcamiento, con un consumo y precio contenido y con la ventaja de que se puede conducir uno de hasta 125 cc con el carnet de coche sin ningún trámite adicional (con tres años de antigüedad). No te extrañe pues, que se haya convertido en el segundo vehículo alternativo al coche, y que sus usuarios no lo abandonen incluso los días de frío y lluvia. Su uso es pura calidad de vida: perder menos tiempo en los atascos, menos costes, transporte de puerta a puerta…
Pero ante tanta oferta cuesta decidirse. Un Gran Turismo resulta voluminoso y pesado. Un “rueda alta” es más ligero aunque la rueda de mayor diámetro repercute en un puesto de conducción elevado. Todo lo contrario que un scooter urbano como este Filly 125 que, con sus ruedas de 12 y 10 pulgadas, se consigue bajar la altura del asiento muy por debajo de la barrera de los 800 mm (exactamente unos discretísimos 765 mm), además de la mayor manejabilidad conseguida con ruedas bajas, con lo que se da acceso a dos grupos de usuarios: los menos altos y los principiantes que se sienten más seguros apoyando toda la planta del pie en el suelo antes de iniciar la marcha.
Aunque para ser objetivos, las ruedas “bajas” también tienen sus pegas: tienen menos estabilidad y autoalineación a alta velocidad (si las sacas de su hábitat natural urbano) y los baches no se suavizan bien al puesto de conducción conforme menor sea el diámetro de la rueda (más sensible con la rueda de 10 pulgadas) y que se debe compensar con una suspensión más blanda y cómoda.
Con esta base, el Filly se viste con un traje coqueto y en cierto modo “vintage” o retro. Ahí tienes el detalle de molduras cromadas repartidas por su carrocería y los falsos cófanos o abultamientos laterales. Ese clasicismo contrasta intencionadamente con la presencia de tecnología LED en la luz de posición que está repartida en cada intermitente delantero (6 diodos en cada uno) para conseguir tres focos luminosos independientes y que se haga ver mejor el scooter entre el tráfico. También están presentes en el piloto trasero con un mosaico de 12 diodos para la posición y otros 5 de mayor intensidad que se iluminan cuando se acciona cualquiera de los frenos.
También pone un toque actual el cuadro de instrumentos que es por pantalla LCD retroiluminada con luz blanca y que agrupa mucha información además de la hilera de 6 testigos luminosos por encima de la pantalla.
Fundamental en un scooter con vocación urbana la plataforma plana para apoyar los pies que facilita la incorporación y apeo del puesto de conducción tan frecuente en el uso urbano, o incluso usar el scooter con falda para el público femenino, un colectivo al que Kymco hace muchos guiños con este Filly.
El asiento se abre desde la misma cerradura de contacto con una apertura completa sin manos gracias a un muelle integrado en la propia bisagra. El espacio es bastante largo aunque le falta profundidad para alojar un casco integral (sólo un casco abierto), diseño que no se ha aprovechado bien al emplear una rueda posterior de 10 pulgadas con mucho menos paso que las ruedas altas.
Lo que parece una guantera en la parte izquierda del salvapiernas es en realidad el acceso a la tapa que oculta el tapón de acceso al depósito de gasolina que se encuentra justo por debajo de la plataforma plana con capacidad para 5,4 litros.
A bordo
Los 765 mm a los que se eleva el asiento sobre el suelo será muy de agradecer por los usuarios menos altos que a duras penas llegan en otros modelos de puntillas. Quizá para ponérselo más fácil se podría haber “afilado” más la parte delantera del asiento. Pero no pienses que el Filly es un scooter exclusivo para estaturas bajas. Todo lo contrario, la espaciosa habitabilidad que ofrece su puesto de conducción permitirá ser utilizado por cualquier usuario; cuando se suben los pies a la plataforma se nota que está algo elevada con respecto al asiento, pero sin llegar a ser molesto al menos para las tallas normales. Y aún sobra distancia entre rodillas y salvapiernas quedando el manillar lo suficientemente elevado para no golpearse. En esa habitabilidad conviene destacar la superficie plana de la plataforma: amplísima; podrás mover los pies con total libertad, incluso se han dispuesto unas hendiduras para resguardar los zapatos ante el frío y la lluvia. Ni que decir tiene, que esa amplia superficie te vendrá muy bien para poder transportar grandes bultos entre los pies.
El motor es pura energía. Sales catapultado a la salida del semáforo distanciándote del resto del tráfico. Sin duda, es de los scooters de 125 cc más rápidos en aceleración a salida parada (por no decir que es el más rápido) que ha pasado por nuestra telemetría. Pero no se trata de un manojo de nervios. Se le dosifica muy bien el acelerador y con total suavidad. El propulsor es nuevo, utiliza las medidas internas con carrera larga del Agility City y Miller, pero con unos cárteres cortísimos para alojar la rueda trasera de 10 pulgadas y contribuir a esos 1.240 mm de distancia entre ejes sin afectar a la habitabilidad que alabamos. Está claro que monta un desarrollo corto que, como ya intuiréis, repercute en sacrificar velocidad máxima: 94,6 km/h reales a 5 y pico de la barrera de los 100 km/h y que se corresponde con 106 de velocímetro en llano. A esas velocidades, el Filly no se encuentra nada a gusto: el motor está muy revolucionado y notas que la dirección es muy sensible por el tándem de ruedas de 12 y 10 pulgadas. Está claro que se siente como pez en el agua por las calles de una ciudad y ocasionalmente por vías de circunvalación.
En cuanto al consumo, en nuestro habitual recorrido mixto ciudad-circunvalación dando caña registró unos contenidos 3,11 l/100 km que, con la limitada capacidad del depósito arroja una autonomía algo justita de 206 km.
Linea de tierra
En lo que respecta a frenos la utilización de un freno de tambor en pleno siglo XXI, aunque sea en el tren trasero, nos tira un poco para atrás por su menor potencia comparada con un disco y el mantenimiento que conlleva tensarlo para mantenerlo efectivo; eso sí ha recuperado potencia de frenado desde que lo probamos en nuestra primera toma de contacto (hay que rodarlo). Además contrasta con un freno de delantero (de disco, eso sí, aunque de 180 mm de diámetro) dotado de ABS monocanal firmado por la alemana Continental que ya conocíamos de las primeras Vespa Primavera/Sprint ABS o de la Peugeot Belville. No se resiste a entrar en acción como en otros modelos que hemos probado sobre la rueda delantera (es intrusivo) y, cuando lo hace, notas que es un poco rudo con ciclos bloqueo-desbloqueo de la rueda algo más lentos y con pulsaciones que se notan demasiado en la maneta. En el fondo cumple su misión.
Para los neumáticos se han elegido unos Maxxis. En más de una ocasión hemos comentado que es de lo mejor que podemos encontrar en fabricación oriental y no es una excepción que nos volvieran a dar confianza, aunque sea en seco, y más aún con una rueda delantera de balón estrecho con menos huella en contacto con el firme.
Ambas suspensiones van muy bien con un tarado blando y cómodo en los dos trenes. El único amortiguador dispone de un cómodo ajuste de precarga trasera introduciendo un destornillador de estrella en el agujero del almenado para hacer palanca moviéndolo a un lado u otro (solo cuenta con tres posiciones de ajuste).
En compañía
El problema habitual en un scooter de dimensiones pequeñas es que el asiento resulta demasiado corto para acoger a dos plazas. Sin embargo el Filly hace una excepción más en su habitabilidad proporcionando un asiento largo y cómodo para piloto y pasajero. Además, la altura contenida del asiento se hace extensible a la parte de atrás para ponerle fácil el acomodo a nuestro pasajero. Una vez sentado se dispone de una varilla que recorre el asiento trasero como asidero y unas estriberas desplegables en una posición confortable.
Con lupa
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El detallazo
En el Filly se emplean muchos detalles ingeniosos que nunca habíamos visto en un scooter, como es el caso de la linterna en la llave de contacto. Pero como tenemos que destacar uno sólo, nos decantamos por la palanca situada bajo la parte delantera del asiento que, tirando de ella, se abren las estriberas del pasajero automáticamente. No hay que agacharse, ni sacarlas de su alojamiento con los dedos, lo que lo hace más higiénico.
Prestaciones con nuestro equipo de telemetría
Aceleración 0-50 m | 4,99 s (51,8 km/h) |
Aceleración 0-100 m | 8,08 s (64,0 km/h) |
Aceleración 0-400 m | 21,92 s (87,1 km/h) |
Aceleración 0-1.000 m | 45,56 s (92,2 km/h) |
Aceleración 0-100 km/h | NO LLEGA |
Velocidad máxima | 94,6 km/h |
Consumo | 3,11 l/100 km |
Autonomía | 206 km |
Peso total lleno | 113,8 kg |
Reparto tren delantero | 37,3% |
Reparto tren trasero | 62,7% |
Ligereza Altura del asiento Aceleración |
Tambor trasero Precio elevado Hueco casco abierto |
Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio/ Galería Imágenes
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Rivales directos | Daelim Besbi 125 Keeway Zahara 125 Kymco Like 125 Peugeot Django 125 |
Sym Fiddle III 125 Sym Mio 115 Sym Mask 125 Yamaha D’elight 125 |