- Autor del texto – Vicente Arenas
- Autor de fotos – V.A./A.C.
- Autor acción – V.A.
- Fecha – 22/01/2017
Cualquier buen motero que se precie de ello se supera así mismo con retos. Uno de ellos es asistir a una concentración invernal como la de los Pingüinos en Valladolid que, después de dos años de ausencia, vuelve con fuerza. Un reto para curtirse con el frío en un buen ambiente. Y también es un reto para la Rieju City Line 125 ABS que hizo el largo recorrido sin ninguna queja, proporcionando confort y, sobre todo, seguridad.
Reconozco que me pierden los largos viajes en moto, pero me adapto a cualquier cilindrada y tipo. Por eso cuando propuse en Moto125.cc asistir a edición 2017 de los Pingüinos no me importaba realizar el viaje en una modesta moto o scooter de 125 cc. En mi curriculum llevo siete Pingüinos y tras dos años de ausencia por motivos ajenos a la organización, se les echaba de menos. Por supuesto que se va más cómodo en una moto de gran cilindrada, o sin salirse del catálogo de modelos de Moto125.cc, un scooter de tres ruedas con 400 ó 500 cc, pero los casi 200 kilómetros que separan Madrid de Valladolid se hacen relativamente rápidos en un scooter de 125 cc. Elegimos la Rieju City Line ABS primero porque no la habíamos probado; tan sólo realizamos una primera toma de contacto con ocasión de su presentación, y solo la conocíamos de la prueba de la versión sencilla sin ABS.
Y aunque estamos en 2017, todavía la puedes adquirir con la directiva de emisiones Euro3 y eso te permite rodar rápido y poder superar la barrera de los 100 km/h reales. Pero teníamos más motivos a favor del scooter Made in Spain: que equipa ABS y que calza neumáticos occidentales Michelin City Grip. Dos buenos argumentos cuando el frío está presente en tu viaje e incluso el hielo.
Aclarar que el ABS de la Rieju lo firma la compañía alemana Continental y sólo está presente en la rueda delantera; en el fondo es la que más te preocupa de que se bloquee porque detrás suele acabar en un derrape que sueles poder controlar. Es, pues, del tipo monocanal.
En lo que respecta a los neumáticos, se agradece que Rieju no haya caído en la tentación de montar unos neumáticos baratos, sino que se haya decidido por unos Michelin City Grip. Es de lo mejorcito que puedes encontrar para rodar seguro con un scooter sobre asfalto húmedo y en clima frío. Su goma es más blanda de lo habitual, lo que le facilita agarrarse como el pegamento con tiempo frío. Cuenta con buenos canales de evacuación con lluvia, y en las mismas paredes de esos surcos o canales encuentras unas microlaminillas que aumentan aún más la adherencia. Lógicamente su punto negativa es la durabilidad: al tratarse de una goma blanda se desgasta más que un neumático duro, sobre todo en verano, pero es el precio que pagas por tu seguridad en invierno.
Preparativos
Así que nos pusimos en contacto con Alex López de Rieju y nos la envió a tiempo a Madrid equipada con un baúl SHAD de 33 litros para aumentar su ya de por sí mejorada capacidad de carga en el viaje. La moto llegó con poco más de 300 km y en MotoV4 le dieron un repaso para que pudiéramos terminar el rodaje sin problemas.
La ventaja de ir en scooter es la capacidad de carga, sobre todo cuando dispones de un baúl trasero SHAD SH33 que se puede desmontar con la cerradura de su base convirtiéndolo en una maleta independiente; en el baúl llevaba algo de comida, pero con el “menú pingüinero” me sacié por completo y volvió sin abrir a casa. El hueco del casco, como ya contamos en la presentación, se ha rediseñado para poder alojar sin dificultad un casco integral y un jet o abierto; recuerda que en la primera versión se daba cabida a dos cascos abiertos, pero no cabía un integral. Con el casco en la cabeza, el hueco lo empleé para llevar una esterilla autohinchable, la cámara de fotos y la de video.
Otra ventaja del City Line para los viajes largos en solitario es que el acceso al hueco se realiza a través del asiento del conductor, con lo cual el del pasajero va siempre cerrado. Esto te permite montar en su superficie la tienda de campaña y el saco de dormir atados con pulpos a las asideras laterales, y poder acceder al interior del hueco sin retirarlos. Lo malo es que la apertura no se realiza desde la cerradura de contacto sino que tienes que abrirlo desde otra cerradura en el lateral izquierdo. A la hora de distribuir el saco y la tienda, aprovecha para que el primero te sirva de respaldo acolchado.
Para el servidor que conduce, recurría una camiseta térmica, forro polar, cazadora de cordura con forro por arriba, pantalón tricapa (forro, impermeable y cordura), calcetines de lana, botas, guantes de inviernos, braga y, por supuesto, casco integral. Con todo esto más la protección del escudo y parabrisas del City Line, estaba suficientemente aislado.
En ruta
Cumplí el objetivo de salir a las 14h en punto para intentar estar allí sobre las 16:30. Para recorrer los casi 200 km que nos separan del sur de la capital vallisoletana, tendría que hacer una media de 80 km/h. Me marqué una velocidad de crucero de unos 90-95 km que el scooter pudo mantener perfectamente excepto en la subida al Túnel de Guadarrama donde tuve que bajar hasta los 70-75 km/h. La vuelta la hice por el Puerto del León.
Tras pasar el peaje (por cierto, me parece injusto que una moto de 125 cc tenga que pagar lo mismo que un coche), parada para repostar cerca de Olmedo. La verdad es que con la autonomía de 300 km del City Line podría hacer el viaje de un tirón incluyendo el “Desfile de las Antorchas”, callejear y volver a repostar a la vuelta, pero preferí ir sobrado y evitar las típicas aglomeraciones que se forman en las estaciones de servicio próximas. Tan sólo gaste 4 minutos.
La carretera es mucho más llevadera que el peaje, y con más motivo para un scooter de 125 cc que no puede mantener el ritmo del resto de los vehículos. En carretera sigo manteniendo el crucero que me había marcado, llevo una hora y 20 minutos de viaje y sólo me han adelantado 2 motos. Debo ser de los últimos en salir hacia Pingüinos.
Según nos acercamos la Rieju y yo a nuestro objetivo, se ve más ambiente por los pueblos que cruzamos. Las motos llenan los aparcamientos de los hoteles y restaurantes cercanos. Ya falta poco.
El termómetro de la pantalla LCD del reloj derecho de la City Line nunca bajó de 1 grado positivo, y dentro del túnel la temperatura subió ligeramente a los 5º C. Cuando el reloj me indica la 16:05 enfilo la VA-30, la circunvalación de Valladolid, y a las 16:20 llegamos a nuestro destino.
La City Line se ha portado fenomenal, es estable y segura. Y excelente su “Línea de tierra” con temperaturas bajas. Los City Grip dan una completa confianza, y lo mismo te digo del ABS en la rueda delantera ya que probé a accionarlo a tope en la entrada de la gasolinera, deteniéndome suavemente.
En Pingüinos
Lo primero, nada más llegar, inscribirnos y acreditarnos, trámites rápidos gracias a la buena organización. Una vez dentro del recinto de la antigua Hípica Militar, montar la tienda ahora que sigue habiendo luz y tomar un caldito para entrar en calor. Ya estamos listos para disfrutar del buen ambiente de Pingüinos con una temperatura diurna muy agradable (para lo que te puedes esperar de la meseta castellana a mediados de enero), aunque la de la noche sería otro cantar.
La tipología de motos era de lo más variopinta, desde deportivas RR de gran cilindrada a sidecares, pero nos centramos en buscar a gente que, como nosotros, ha llegado en 125 cc. No sé si todos, pero encontramos varios. Incluso hubo quien acudió en ciclomotor desde Girona y Salou.
En total, nos juntamos en Valladolid 22.536 pingüinos, todo un récord después de dos años de ausencia. El ambiente y la organización eran inmejorables. A pesar de la gran cantidad de asistentes, no hubo ningún problema. Para no perderse el Desfile de las Antorchas; el número de antorchas estaba limitado a 400, pero desfilamos todos los que estábamos inscritos.
Ya de vuelta a la acampada, seguimos haciendo fotos a los diferentes grupos y hablando con todos los que pudimos, como el grupo de asturianos que nos invitó a una típica sidra y otro grupo de jóvenes valencianos con los que compartimos hoguera y un orujo de hierbas.
En la plaza central estaba el grupo Mmmmmmm que tocaba diferentes versiones de Rock and Roll. Y sobre las 12.30 de la noche comenzó el plato fuerte de las actuaciones. Pudimos disfrutar de los Celtas Cortos hasta bien entrada la madrugada y a las 2:30 me dirigí para la tienda con la esperanza de no pasar mucho frío, pues la temperatura había descendido sobremanera hasta los -2ºC.
Pasé la noche casi sin dormir por los cortes de encendido que, a las 12 o la 1 te pueden hacer gracia, pero a las 4, 5 ó 6 te entran ganas de retorcerle la oreja al cansino que no para; no creo que sea bueno para la moto. A las 8 estaba en pie con el termómetro del móvil marcando -5 ºC. El saco era bueno, pero la tienda “de verano” como me dijo la pareja que dormía al lado con una tienda de montaña, mucho mejor preparada para los rigores invernales.
Lo primero: el desayuno “pingüinero”. Después, una vuelta para disfrutar de los últimos momentos de la concentración y a las 11 acudimos a la plaza para ver la adjudicación de los Pingüinos de Oro, donde cabe destacar el otorgado a Luis Salom, piloto mallorquín fallecido en el último Gran Premio de Cataluña, y el de Héctor Barberá, dos veces Campeón del Mundo de Moto GP en la categoría Open. Tras el sorteo de regalos, en el que no tuvimos suerte, recogimos la tienda y demás enseres y emprendimos la vuelta.
De vuelta
A pesar del frío de toda la noche y la escarcha presente por toda la carrocería y asiento, el City Line arrancó al primer toque. Salimos despacio por los caminos que rodeaban la acampada mientras terminaba de calentarse y comenzamos la ruta. Se le notaba al motor de la Rieju mucho más suelto ya con más de 600 km en su marcador.
Me propuse volver al mismo crucero que a la ida, 90-95, pero el scooter quería más. Sin quererlo se movía con soltura entre 95-100 teniendo suficiente recorrido de reserva reserva en el puño.
Repostamos a 100 km de Valladolid, tras 200 km de circulación. Se notó en el consumo el atasco y paradas múltiples antes de comenzar el Desfile de las Antorchas.
Esta vez volvería por el puerto del León, aunque la climatología no acompañaba mucho. Hacía fuerte viento y estaba muy nublado. Poca cosa para nosotros. Paramos a hacer unas fotos en lo alto del puerto y emprendimos descenso hacia Madrid.
Consumos
En el trayecto de ida, rodando a un crucero de 90-95 km/h, la City Line consumió 3,31 l/100 km. En el trayecto de llegada a Valladolid, el Desfile de las Antorchas y callejear por Valladolid y salida de Valladolid, el consumo subió a 3,80 l/100 km. El viaje de vuelta con una velocidad de crucero un poco más alta (95-100), con viento racheado y cruzando el Puerto del León, el consumo fue de 3,70 l/100 km. En lo que respecta a prestaciones os remitimos a la prueba de la Rieju City Line 125.
Con lupa
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125 cc y tres ruedas en Pingüinos 2017
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