Ya has estrenado scooter. Y has podido comprobar todas sus ventajas: ahorro de tiempo, dinero y además tus desplazamientos en ciudad se han convertido hasta en algo agradable. No más atascos, no más pérdidas de tiempo y no más “gasolina quemada” sin sentido.

Ahora viene una segunda parte. ¿Quieres más? Porque es posible que si sigues estos consejos aún ahorres más dinero. El scooter de 125 cc es económico por naturaleza, pero además puedes maximizar esa economía a poco que sepas cómo usarlo y a qué cosas estar especialmente atento.

Cómo conducir

Uno de los factores que más influyen en el consumo y con el que más puedes ahorrar es adaptando tu forma de conducir: fuertes acelerones y fuertes frenazos pueden ser divertidos, pero gastan mucho. Y no sólo gasolina. El mayor esfuerzo de la mecánica se traducirá en mayor gasto en piezas consumibles, tales como rodillos y correa de transmisión, ruedas, pastillas de freno y demás.

Siempre en par máximo El régimen de par máximo es aquel en el que el motor resulta más eficiente. Es donde desarrolla mayor tracción (o empuje, mejor dicho) con el menor consumo posible. Si cuando llaneas procuras llevar el motor en esa zona, recorrerás más distancia con el menor combustible. El régimen de par máximo es fácilmente identificable en tu scooter: por un lado, la ficha técnica o de datos te dirá cual es ese régimen y con el cuentavueltas puedes adaptar tu conducción todo el tiempo que puedas a esa cifra.
	Controla el consumo Haz pruebas de consumo siempre que visites una gasolinera llenando el depósito hasta arriba, cuentakilómetros parcial a cero (o apunta el kilometraje) y comprueba cuantos kilómetros haces hasta que lo tengas que volver a llenar. Para calcular el consumo en l/100 km (litros cada 100 km) multiplica por 100 los litros con los que has llenado el depósito y lo que salga lo divides por los kilómetros recorridos. Dedica una hoja de cálculo a los consumos de tu scooter y gráficamente podrás comprobar cuando gasta más o menos, identificándolo con algún cambio en tu conducción: pasajero, ruta alternativa, uso preferente en carretera/ciudad. Siempre puedes mejorar tus consumos si llevas un cierto control.
Utiliza los mandos suavemente Abre gas despacio, frena suave y lo menos necesario, aprovecha las inercias del scooter en bajadas y déjalo correr. Si ves a lo lejos que el semáforo está en rojo no aceleres para frenar después en seco. Lógicamente de esta forma es más fácil mantener el consumo bajo.
	Peso innecesario Cuanto más peso tenga que transportar tu scooter, más gasto. Está bien que lleves encima lo necesario, pero ¿seguro que necesitas llevar dos cascos siempre?, ¿el traje de agua en pleno verano?, ¿el candado viejo del que perdiste la llave? No sabes la de cosas que se ven en el hueco de algunos scooters. Seguro que no es necesario llevar todo eso y, racionalizando un poco lo que es necesario llevar ahorrarás no sólo combustible, si no problemas el día que de repente necesites llevar algo ahí dentro y no tengas hueco.
Optimiza tus trayectos/scooter Seguramente este debería ser el primer punto que tendrías que haber pensado. ¿Cómo y dónde voy a emplear mi scooter? ¿Qué scooter me compro para mis trayectos habituales? Si tienes que hacer autovía o kilómetros de carretera a diario, un scooter básico, con menos protección aerodinámica y con menos de 10 CV tendrá que ir casi a tope siempre, consumiendo más. Si no sales del centro de la ciudad y raramente pasas de 60 por hora, ese scooter GT de 15 CV que en la carretera supone mayor comodidad y menor consumo, en el centro de la ciudad tiene que arrastrar muchos más kilos cada vez que arranca y para. A pesar de su inyección electrónica y mayor potencia, gastará más que un económico scooter básico.
	Arranque en frío Típico dilema: para que el consumo sea el preciso, el motor tiene que estar a temperatura de funcionamiento. En frío el aceite no se mueve igual por dentro del motor, lo que causa mayor rozamiento y, por tanto, más consumos y desgastes. Pero si arrancas y lo dejas al ralentí para que se caliente un rato, estás quemando gasolina sin moverte y si es un garaje o recinto cerrado, encima estás respirando gases de escape. Basta con que lo dejes a ralentí un par de minutos, lo justo para dejarlo en marcha sobre el caballete mientras te abrochas la cazadora y te pones el casco y los guantes. Y cuando inicies la marcha, hazlo con toda la suavidad posible y acelerando menos si cabe que en utilización normal, hasta que haya llegado a una temperatura aceptable. El motor sufrirá menos y te durará más sin averías (menos gasto de taller).

Consideraciones de mantenimiento

El mantenimiento del scooter no se reduce a las revisiones que el fabricante aconseja. Estas son muy importantes y cuando los que han diseñado tu motor te dicen que tal pieza en un kilometraje determinado no se debe a una “conspiración” entre los fabricantes de motos y de recambios. Se ha calculado que el mejor rendimiento del scooter necesita esas piezas en una condición determinada, condición que con el uso cambia (desgaste) y deja de cumplirse. Por supuesto, puede llegar a averiarse algo grave cuando no se hacen las revisiones y entonces, adiós economías. Aceite, bujías, filtros de aire y aceite, correas de transmisión, ruedas, frenos, líquidos de frenos y refrigeración… cada uno tiene una vida útil estimada. Y por supuesto, trabajos a realizar, como el reglaje de válvulas, también son muy importantes.

El carburador El reglaje del carburador es muy importante. Llevar el ralentí demasiado alto supone un mayor consumo, pero excesivamente bajo es casi peor ya que provocarás calados del motor innecesarios que no son “sanos” para él, además de mayor consumo: el arranque supone más necesidad de gasolina, por lo que cada vez que lo arrancas, gastas más. La regulación de gases (realmente, regulación de la relación entre aire y gasolina que entra al motor) también es importante. Si entra demasiada gasolina en relación al aire gastas de más y el scooter andará peor, más ahogado. De origen el tornillo del aire está preajustado para funcionar óptimamente; no lo toques y si lo has hecho, deja que un profesional de un Servicio Técnico Autorizado te lo ajuste.
	Bujía La bujía genera la chispa que hace que la gasolina explote en el interior del cilindro. Con el uso, los electrodos se desgastan y la chispa se va haciendo más débil haciendo que la explosión no sea lo buena que debe, y provocando una combustión incompleta, con lo que hay gasolina sin quemar que huye por el escape y aumenta el consumo. Importante que esté limpia y en buen estado y, por supuesto, que sea del grado térmico recomendado. Cámbiala cuando aconseje el fabricante en el Manual de Usuario.
Neumáticos Un neumático gastado o deformado rueda mal. Y eso supone más gasolina. Pero también unas presiones incorrectas causan consumos innecesarios. Si esta baja de presión aumenta la resistencia a la rodadura: el motor necesita emplear más potencia para vencer esa resistencia, el desarrollo se hace más corto por el menor diámetro exterior de la rueda, y todo eso se traduce en gasto de gasolina. Con las ruedas muy hinchadas, lógicamente, gastarías menos, pero a la larga deformarías más rápidamente la parte central del neumático, por lo que te lo tendrías que gastar en ruedas. Llevar las ruedas a su presión es el mejor remedio. Comprueba presiones cada poco tiempo; dos semanas, por ejemplo, hasta que tengas claro cada cuanto tiempo pierden presión tus ruedas. Si las hinchas con nitrógeno o has empleado un líquido previsor de pinchazos, los microporos de la goma del neumático retendrán mejor el aire y podrás revisar presiones con menor frecuencia.
	Filtro de aire Un filtro de aire sucio entorpece la circulación de aire hacia dentro del motor. Al final esto se traduce en un rendimiento del motor empobrecido, o lo que es lo mismo, más gas para las mismas prestaciones, es decir, más consumo. Cada cierto tiempo, como te decíamos antes tendrás que lavarlo (goma espuma) o sustituirlo (los de base celulósica), como te recomienda el fabricante. Pero tampoco estará de más que entre esas revisiones lo saques de su alojamiento y lo limpies. Con productos específicos si es de espuma y soplando con aire a presión, de dentro a fuera si es de papel. Esto es especialmente importante si has rodado por una carretera muy sucia o por sitios con mucho polvo.

Cuidado con el “tuning”

Pantallas altas, baúles traseros “enormes”, mantas térmicas para las piernas y, por supuesto, kits potenciadores del motor, escapes más abiertos y otros elementos con los que personalizar nuestro scooter, tienen su coste en consumo. De hecho, hasta la ropa que uses para montar en moto lo tiene: una chaqueta que te va grande flamea y “tira” de ti hacia detrás, y eso supone mayor consumo. También, y aunque parezca difícil, elementos puramente eléctricos suben ese consumo: el alternador genera la corriente eléctrica que consumen esos aparatos. Es el motor el que tiene que mover el alternador y si consumes mucha electricidad al final estás gastando gasolina también.

Otro aspecto a tener en cuenta son los “kits milagrosos”, magnetizadores y aditivos “mágicos”. Sin entrar a analizar el por qué, cómo son o lo que nos dice su publicidad, tiene en cuenta una cosa: cualquier marca se deja “una pasta” en investigación y desarrollo para poder ofrecer a sus clientes la máxima eficiencia y menor consumo. Si esas marcas comprobasen que un imán puesto en la admisión, que un “nosequé” magnético consigue bajar un 5% el consumo, no dudes que ya habría infinidad de scooters con ello de serie. Y el mismo razonamiento te vale para las compañías petrolíferas y los aditivos. Si yo inventase un aditivo que redujese el consumo un 10%, ¿te lo vendería a ti por 39,99 € o iría con el a las petrolíferas, a cambio de varios millones de euros? Seguro que BP o Repsol pagaban un “dinerito curioso” por la formula de la gasolina que ahorra un 10% demostrable…