- Autor del texto – Antonio Cuadra
- Autor de fotos – AC
- Autor acción – Javier Arenas
- Fecha – 24/8/2025
Honda da un gran paso adelante hacia la perfección de su “best seller” PCX ofreciéndolo en una variante más lujosa apellidada DX que incorpora pantalla TFT con conectividad y navegador paso-a-paso, además de unos amortiguadores con botella separada firmados por Kayaba. Pero tanto la versión estándar como la DX se adaptan a la directiva Euro 5+ conservando los 12,5 CV del modelo anterior, e incluso mejorando sus prestaciones y, por fin, adoptando el muy solicitado freno de disco trasero. Desgraciadamente, el precio se resiente con las mejoras del DX: 3.850 €.

El PCX de Honda acaba de cumplir 15 años. De la primera versión de 2010 ya dimos cuenta en su primera prueba en Moto125.cc y ya contabilizamos cinco generaciones que, más o menos, se han ido renovando cada cuatro años pero conservando la esencia de “Personal Comfort X-level”, un concepto creado por la marca del ala extendida que combina un motor de refrigeración líquida con un bastidor tipo GT compacto dotado de túnel o travesaño central donde se esconde el depósito, ruedas medias y que lo hace muy bien en los desplazamientos urbanos permitiendo alguna escapadita de cercanías por carretera. Su éxito no sólo lo recogen las Top Ventas mensuales de nuestro mercado en competencia directa con el NMax de Yamaha, sino que se extiende también a Europa donde se han vendido más de 140.000 unidades de este modelo producido en la factoría Italiana de Atessa. Pero es que también es un éxito global, ya que se “despacha” en toda Asia desde las fábricas de Tailandia y Vietnam. En el mercado oriental se sirve además de en 125 cc en 50 y 160 cc, así como con propulsores eléctricos de 4,2 kW e híbridos de 125 cc combinado con eléctrico de 1,4 kW.
Para esta nueva generación del PCX se parte de la base del modelo que se estrenó en 2021 y que estrenó la mecánica eSP+ de 4 válvulas con 12,5 CV, empleando ruedas medias de 14 y 13 pulgadas. El cambio a la homologación a Euro 5+ se ha resuelto manteniendo la misma potencia de 12,5 CV al mismo régimen de 8.750 revoluciones, aunque perdiendo una décima de Nm (11,7 Nm a 6.500 rpm) en par motor y pasando de 45 a 49 g/km en emisiones de CO2, aunque manteniéndose por debajo de los límites máximos.
Estéticamente cambian las formas, así como las firmas luminosas del faro y piloto trasero y, por primera vez, se abandona el manillar de tubo desnudo cubriéndolo con unas cubiertas. Pero, sin duda, el cambio más importante afecta al freno posterior que, por fin, recurre a un disco de 220 mm en lugar del clásico tambor de 130 mm. De este cambio tan esperado hay mucho que contar, y por eso le dedicamos nuestro apartado “El detallazo”.
Otro importante cambio afecta al desdoblamiento del PCX en dos versiones, la estándar y la DX más exclusiva que aporta un cuadro de instrumentos por pantalla a color TFT de cinco pulgadas con mucha más información que la LCD monocroma además de tres visualizaciones y conectividad con el móvil a través de la App Honda RoadSync que aporta la navegación “turn-by-turn” y la posibilidad de conectarse con micrófono-auriculares Bluetooth de casco para contestar llamadas o escuchar música. La DX también añade amortiguadores Kayaba con botellas separadas.
Desgraciadamente, todas estas mejoras repercuten directamente en el precio y así, la versión estándar se ofrece por 3.499 € (último precio versión 2024: 3.360 €), mientras que la nueva DX que ilustra nuestra prueba sube hasta los 3.810 € (311 € más). En cuanto a acabados, podrás elegir ambas versiones en cuatro colores: blanco (el que veis en las fotos), gris, negro y azul oscuro.
A bordo
Si ya hablábamos de lo fácil que es llegar con las dos plantas de los pies al suelo en cualquier PCX, el nuevo modelo ha bajado en 1 mm la altura del asiento hasta los 763 mm. Sinceramente, no creo que lo vayas a notar, aunque si advertirás que el túnel central es elevado y hay que levantar mucho una pierna para pasarla al otro lado cuando te montas, algo que acusará el público femenino a la hora de vestir falda.
En cualquier caso, poniéndose en marcha adoptas una postura de conducción cómoda con la espalda erguida y con la posibilidad de estirar las piernas en vías de circunvalación y carretera apoyando los pies en las plataformas inclinadas. Hasta se maneja muy bien presionando con los pies en esta posición para cambiar de dirección.
Donde mejor se encuentra es en ciudad demostrando una total suavidad en la respuesta al acelerador y agilidad. Cero absoluto en vibraciones. Personalmente no creo mucho en los sistemas de parada a ralentí como el Idling Stop que monta el PCX porque (ya lo demostramos con el primer modelo) no supone un gran ahorro en combustible, pero sospechamos que se resiente la batería con tanta arrancada. A propósito, no hay motor de arranque, sino que el propio alternador se ocupa de poner el motor en marcha. Lo cierto es que el “Idling Stop” funciona a la perfección sin retardos en el momento de “resucitar” al motor al girar el acelerador. Sin duda es el mejor sistema de parada a ralentí que hemos conocido. También contribuye a ese buen hacer urbano la llave de proximidad Smart Key con la que te olvidas de tener que buscar la llave mecánica en los bolsillos. Cuidado al subir bordillos porque los bajos del PCX están muy bajos (valga la redundancia) y será fácil golpearlos o arañarlos. También el caballete central tiene problemas de altura rozando su palanca en rotondas muy cerradas.
La capacidad de carga bajo el asiento da para 30 litros y cabe sin problemas un casco integral dejando espacio detrás de él para otros pequeños objetos como guantes.
Las cuatro válvulas que identifican el “+” en la denominación del motor eSP también le aportan geniecillo a la hora de acelerar en un semáforo. No hay que confundirlo con el eSP+ del SH que rinde 13 CV y 12 Nm, y menos con el eSP+ del Forza que hace casi el tope en 14,55 CV y 12,3 Nm. Pero comparado con el del eSP+ del PCX anterior homologado para Euro 5 y con el que empata en potencia máxima de 12,5 CV, algo se ha hecho porque nuestra telemetría ha registrado unas aceleraciones a salida parada muy parecidas, pero con una velocidad máxima que se aleja de la barrera de los 100 km/h reales, exactamente 105,2 km/h cuando el PCX anterior registró 101,1 km/h. Esos 105,2 auténticos registrados en llano se corresponden con 111 km/h de velocímetro (bajo error del 5,5%), y cuesta abajo podrás llegar a ver un poco más: hasta los 115 km/h y de ahí no pasa porque un corte de inyección impide pasar de las 10.000 vueltas. Si bien todo lo que te contamos lo hemos vivido con un PCX DX, todo esto sería extensible a la versión estándar.
En lo relativo a consumos y llevando el acelerador casi permanentemente enroscado a tope, el consumo supera por muy poco los 3 litros, exactamente 3,09 l/100 km (el PCX anterior era un mechero con 2,47 l/100 km), lo que significa que, con su depósito de 8,1 litros de capacidad serás capaz como mínimo de recorrer 262 km sin tener que repostar.
Línea de tierra
Una seña de identidad que pone Honda en todos sus scooters fabricados en Atessa es encomendar el calzado a unos Michelin City Grip 2, una de nuestras gomas favoritas por su tacto blando que aporta máxima adherencia sobre todo con tiempo frío, aunque si abusas en verano con frenadas duran menos. Por supuesto, en seco máxima confianza. No nos ha llovido durante la prueba, pero ya los conocemos de otras ocasiones y su sistema de microlaminillas pegadas a los surcos hacen que aumente su agarre sobre firmes mojados e incluso con algo de nieve o hielo.
Por frenos, la adopción de un disco trasero es un gran avance. Olvídate de estar tensando el tambor para mantenerlo efectivo porque un disco no tiene más mantenimiento que cambiar las pastillas y aporta mayor potencia de frenado, y además con esta PCX no se aplica el ABS en la rueda trasera. Lo comentamos con más detalle en el apartado “El detallazo”. La frenada delantera tiene un pase con un ABS que apura el bloqueo sobre un disco también de 220 mm aunque con pinza de doble pistón Nissin; con rueda delantera de 14 se podría montar un disco de mayores dimensiones para mejorarlo. No hay rueda fónica trasera para el control de tracción HTSC sino una caja pegada a la base del amortiguador izquierdo que lee la velocidad de la rueda trasera; sinceramente no hemos llegado a notar su funcionamiento posiblemente por la ausencia de lluvia y el buen agarre de los neumáticos.
Y por suspensiones pues funcionan bien en equipo con un tarado en el punto medio confort-firmeza tanto delante como detrás. Y eso que detrás no se cuenta con ajuste de precarga; en la práctica ni se le echa de menos ni siquiera con pasajero, aunque no costaba mucho incluirlo. Lo de la botella separada de los amortiguadores pues no nos atrevemos a etiquetarlos de “fake” como ocurre con otros. Los fabrica Kayaba en Vietnam y esta marca no se dedica al “postureo”; es más, puedes ver que, debajo de la botella, hay una tapa y en la parte superior delantera del amortiguador un tornillo Allen posiblemente para el ajuste. Funcionan muy bien sin brusquedades en extensión o rebote e incluso no llegamos a hacer tope en sus 95 mm de recorrido, algo característico de las suspensiones que añaden el gas al hidráulico.
En compañía
El asiento reservado a nuestro acompañante es justito en superficie, pero correcto en mullido y a una altura asequible también para facilitar acomodarse, a no ser que añadas un baúl trasero. Los pies descansan en estriberas tipo plataforma que ofrecen un mejor apoyo para los pies y están posicionadas correctamente para ofrecer comodidad. El spoiler trasero no da para portabultos pero sí incluye unas sólida asideras laterales donde agarrarse.
El detallazo
Como ya hemos adelantado, uno de los principales cambios que introduce el PCX en sus dos versiones (estándar y DX) es el freno de disco trasero, un elemento que durante los 15 años de existencia del PCX hemos criticado. Olvídate del degaste del freno de tambor que tendrás que ir corrigiendo tensando el cable cada dos por tres, y bienvenida su mayor potencia, aunque se trate de un “Compact Disc” de 220 mm mordido por una pinza de simple pistón, eso sí, firmada por la japonesa Nissin que algo ha tenido que ver en su buen hacer. Pero lo realmente interesante es que se sigue prescindiendo del canal trasero del ABS (imposible en un tambor). Ya estarás harto de leernos que los ABS traseros en los scooters son muy intrusivos (entran en acción a la mínima) y que quitan mordiente a este freno; incluso en alguna ocasión hemos comentado la posibilidad de que fueran desconectables o que se ahorraran las marcas el canal trasero. Pues bien, ya hemos podido comprobar esto último y te podemos asegurar que se nos había olvidado cómo clava un disco trasero sin la contribución CBS con el delantero. Ahora puedes frenar con todas tus ganas en una situación de emergencia y lógicamente se te bloqueará, pero el derrape trasero se puede controlar fácilmente y seguro que la distancia de frenado será mucho más corta.
Con lupa
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Prestaciones con nuestro equipo de telemetría
Aceleración 0-50 m | 4,84 s (52,9 km/h) |
Aceleración 0-100 m | 7,87 s (65,2 km/h) |
Aceleración 0-400 m | 21,24 s (92,3 km/h) |
Aceleración 0-1.000 m | 42,95 s (102,1 km/h) |
Aceleración 0-100 km/h | 29,85 s (654 m) |
Velocidad máxima | 105,2 km/h |
Consumo | 3,09 l/100 km |
Autonomía | 262 km |
Peso total lleno | 137,5 kg |
Reparto tren delantero | 40,4% |
Reparto tren trasero | 59,6% |
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Comportamiento Frenada Capacidad de carga |
Altura travesaño central Luz al suelo reducida Asiento pasajero pequeño |
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