- Autor del texto – Fortunato J. Sanz
- Autor de fotos – AC
- Autor acción – Dolores Canales
- Fecha – 05/07/2015
En Yamaha se las saben todas y a partir de la naked urbana YBR125i, con un toque por aquí y otro por allá, se han sacado de la chistera un modelo con aire custom y, ya puestos, a precio de Rollito de primavera gracias a su fabricación en China, eso sí, con los estándar de calidad de Yamaha. Rollito… Custom para moverte con estilo por la ciudad.
La agilidad y ligereza son condiciones indispensables para moverse por la ciudad entre el habitual caos del tráfico, y las naked 125 lo cumplen sin ninguna dificultad intentando hacerse un hueco en el mercado como alternativa “moto” frente a los scooters.
Una de las pioneras de esta categoría fue la YBR125, fabricada en China bajo los estándares de calidad de la marca de los diapasones cruzados y que también nos llega “vestida” al estilo custom con unos toques estéticos que sin llegar a convertirla en una auténtica custom la dan un estilo diferente al de una naked normal.
En general, goza de un buen acabado, como corresponde a la marca de los diapasones, y gracias al recurso de la mano de obra china –a través de Jianshe– se consigue también un precio contenido que, para la época que atravesamos, viene de perlas y que solo supera en 100 € el de la versión naked. En teoría, porque en la práctica la YBR naked está en perpetua promoción de 2.599 € que cuesta en tarifa a 2.099 € reabajada, y la Classic que ponemos a prueba no (2.699 €).
El equipamiento no tiene nada que envidiar a modelos de más empaque, sobre todo su cuadro de instrumentos que cuenta con toda la información necesaria, incluyendo nivel de combustible y cuentavueltas, toda ella perfectamente legible sin dejar de mirar el tráfico y además nada mentirosa porque la velocidad marcada se ajusta a la realidad casi perfectamente, incluso si, me apuras, hasta tirando un pelín por abajo. Entre toda esa lista de detalles, queremos aclarar que el parabrisas que monta la unidad de pruebas es un accesorio y, por tanto, no se incluye de serie. Además de la pata de cabra, que no se recoge sola afortunadamente y cuenta con sistema de corte de encendido cuando está desplegada y alguna marcha engranada, cuenta con caballete central bien ubicado con lo que es sumamente sencillo subir la moto en él, pecando su compartimento lateral (bajo la tapa lateral izquierda) de falta de espacio: la documentación (si te fías de dejarla en su interior) y un par de herramientas. Imperdonables son las estriberas fijas sin bisagra en el tubo soldado al bastidor: se doblarán a la mínima caída y tocará enderezarlas, y eso si el tubo no se parte, claro.
A bordo
En cuanto te montas ya aprecias sus reducidas dimensiones, pero eso no implica que la postura sea forzada sino todo lo contrario, resulta muy cómoda, permitiéndote llegar fácilmente al suelo con las plantas de los pies (incluso para las tallas pequeñas) y manteniendo una postura de conducción muy natural gracias a la media elevación de su manillar tipo “cuernos de vaca” que ayuda a evitar dolores de espalda, pero sin las estriberas adelantadas que caracteriza siempre a la moda custom. Esa baja altura de asiento supone 2 cm menos si compara la YBR Classic con la YBR normal, y el mérito de ello lo tiene el neumático trasero de 16 pulgadas (2 menos que la naked) con un poco más de anchura aunque no la suficiente para que los estándares custom le den el visto bueno.
Sus dimensiones y bajo peso marcan un comportamiento extremadamente ágil y que responde a la más leve insinuación de cintura que le hagas; está claro que la ciudad es lo suyo, permitiendo moverte entre el tráfico sin problemas “de espacio” porque la anchura de manillar, espejos incluidos, hacen que pase por encima de la mayoría de retrovisores de los coches.
El motor es simplemente una delicia. Aunque a simple vista parezca “con solera” por la soluciones tradicionales (5 velocidades, refrigeración por aire de marcha o culata de dos válvulas) su diseño es reciente y viene puesto al día con la inyección electrónica, algo de lo que pocos modelos de su categoría pueden presumir. Y eso se aprecia en su finura de funcionamiento sin que aparezcan vibraciones ni ruidos. El cambio de marchas es preciso y suave, manteniendo incluso cierta garra en las aceleraciones a pesar de su contenida potencia de 10,2 CV.
En carretera abierta muestra bastante dignidad con una velocidad máxima que supera por poco la barrera de los 100 km/h, con unas aceleraciones brillantes que confirman su mejor disposición para los desplazamientos urbanos.
Línea de tierra
En la YBR impera lo sencillo… y efectivo. Por frenos se cuenta con el tándem tradicional de disco-tambor. El delantero hace un buen papel deteniéndote al instante, mientras que el tambor cumple su función. Nuestros seguidores saben que siempre criticamos el freno de tambor en pleno siglo XXI, pero hacemos excepciones cuando el vehículo no corre demasiado y/o es ligero, condiciones aplicables a esta YBR Classic. El tambor, y más con un diámetro de 130 mm te detiene, pero te obliga a revisar su tensión cada dos por tres, si quieres mantener su poder de detención.
Por suspensiones, vuelve a triunfar lo sencillo y efectivo. El combinado de horquilla telescópica de eje centrado y los amortiguadores con muelle de paso variable y ajuste de precarga, trabajan muy compenetrados ofreciendo un tacto blando y cómodo pero a la vez firme; un auténtico colchón que se lo traga todo.
Los neumáticos no nos han convencido. Por una parte no son precisamente ejemplo de adherencia en mojado y por otra resultan demasiado finos por lo que se desaconsejan alegrías en zonas de curvas.
En compañía
Si vas solo no notas sus pequeñas dimensiones, incluso las agradeces, pero con alguien detrás la cosa se complica y aparecen la apreturas llegando el pasajero a tener que sentarse ligeramente sobre las varillas del portabultos. El espumado del asiento cumple perfectamente así como las estriberas, siendo destacable la facilidad de acceso gracias a su baja altura.
Con lupa
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El detallazo
No es muy habitual encontrarse con el pedal de arranque en un motor de inyección. Cuando la batería se quede sin carga para mover el motor de arranque, puede que tenga suficiente para alimentar la electrónica que gestiona la inyección y nos sacará del apuro. Aunque en una moto con cambio de marchas siempre tendremos el recurso del arranque por empujón con una marcha engranada.
Prestaciones con nuestro equipo de telemetría
Aceleración 0-50 m | 4,83 s (54,2 km/h) |
Aceleración 0-100 m | 7,73 s (68,4 km/h) |
Aceleración 0-400 m | 20,25 s (95,2 km/h) |
Aceleración 0-1.000 m | 42,38 s (100,3 km/h) |
Aceleración 0-100 km/h | 37,4 s (862 m) |
Velocidad máxima | 103,3 km/h |
Consumo | 3,24 l/100 km |
Autonomía | 370 km |
Peso total lleno | 134,0 kg |
Reparto tren delantero | 43,4% |
Reparto tren trasero | 56,6% |
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Uso urbano Instrumentación Suavidad de funcionamiento |
Estriberas fijas Precio sin oferta Neumáticos |
Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio/ Galería Imágenes
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