- Autor del texto – Vicente Arenas
- Autor de fotos – Joan Carles Orengo (Bordoy)
- Autor acción – VA
- Fecha – 23/07/2017
Aunque ya está toda la gama Macbor a la venta, Motos Bordoy no ha reunido en San Sebastián para que podamos saborear uno de sus modelos estrella, la Macbor Rockster 125i, una custom que entra por los ojos con especial cuidado al detalle, impulsada por un moderno motor de origen Honda CB-F con eje de equilibrado potente y de suave funcionamiento, y con un precio de lo más atractivo 2.199 €.
Como ya os comentamos en la presentación de la gama Macbor, Motos Bordoy ha resucitado la marca Macbor que antes iba dirigida al público infantil dándole un enfoque más adulto al dirigirse al público de la convalidación (nada menos que cinco modelos de motos de 125 cc y tan sólo uno de 250), complementando a los scooters de Sym y a las motos deportivas de alta cilindrada MV Agusta.
Pero no se trata de importar motos del continente asiático y venderlas en nuestro mercado. Motos Bordoy ha seleccionado para Macbor a un fabricante de calidad como Zongshen ya conocido por su alianza con Piaggio para producir scooters. Aún así, el producto que nos llega de Zongshen es muy personal ya que Motos Bordoy ha querido aplicar su experiencia en el desarrollo de los cinco modelos, interviniendo en este Rockster en más del 70% de los componentes para mejorar su comportamiento y hacerla al gusto del mercado español. De ahí que digan con orgullo que es “una moto para motoristas hecha por motoristas”. Es más, en un futuro próximo nos llegarán las Macbor de la fábrica MB Motor Colombia propiedad de Motos Bordoy que está a punto de terminarse, y donde se ensamblarán también las Sym.
En San Sebastián pudimos conocer de primera mano la Macbor Rockster 125i. Una moto custom de estilo “low & long” (bajo y largo) con mucha inspiración Harley-Davidson. Ahí tienes el depósito con formas de lágrima elevado y algo retrasado de la pipa de la dirección que te recordarán a una Sporster 883, el asiento de una sola pieza que combina la silla de montar con el cojín para el pasajero (incluso hasta con cierta inclinación hacia atrás) que montan las Fat Boy, por ejemplo, el clasicismo de las llantas de radios que podemos ver por ejemplo en la Stail Fat Boy (muy pocas HD recurren actualmente a las llantas de radios), o el acabado en riguroso negro satinado dejando pocos cromados a la vista típico de la serie S de la marca norteamericana.
A todo esto añade un motor actual de origen Honda CB-F refrigerado por aire de marcha con dos válvulas que rinde 10,6 CV a 7.500 rpm y que cuenta con inyección electrónica Delphi, caja de cambios de cinco velocidades y eje de equilibrado para filtrar las vibraciones. El motor se monta en un bastidor de simple cuna que, a la altura de la tapa de balancines, se desdobla en dos muy separadas para salvar la salida del escape ligeramente desviada hacia el lado derecho.
La amortiguación posterior es digna de presumir con dos elementos dotados de muelle de doble paso y botella de gas separada en un llamativo color dorado anodizado. Así mismo, también encontramos muchos pequeños detalles como las plataformas-estriberas adelantadas para apoyar los pies, manetas de calidad, el voluminoso disco delantero con perímetro “Wave” que se combina con el tambor posterior a través del pedal y una válvula repartidora de frenada, iluminación LED presente en los intermitentes con forma de bala y piloto trasero y un cuadro de instrumentos que reúne en un solo reloj el velocímetro con una pequeña pantalla LCD retroiluminada en azul con mucha información.
Primeras sensaciones
Lo primero que advertimos nada más acomodarnos en su asiento es su baja altura de 720 mm que se adapta a cualquier tipo de tallas con un manillar elevado muy cómodo, que transmite empaque de moto de mayor cilindrada.
En marcha hay que estirar las piernas apoyando los pies en sus plataformas-estriberas de gran superficie. Conviene ajustar la altura del pedal de freno para no tener que levantar el tacón del pie derecho para frenar.
Dinámicamente se maneja con mucha facilidad. Resulta ágil gracias a su contenido peso declarado en orden de marcha de 142 kg y se convierte en una buena herramienta urbana para usar a diario.
El motor tipo CB-F es una auténtica maravilla por la ausencia de vibraciones y ruidos. La inyección firmada por Delphi aporta una gran suavidad y respuesta lineal al acelerador. Empuja bien desde abajo gracias a sus 9,2 Nm de par y dispone de un cambio con selector muy preciso y marchas bien escalonadas. Una delicia de funcionamiento. No pudimos ponerlo a tope, pero intuimos que su velocidad máxima rondará los 110 km/h de velocímetro en llano.
En lo que respecta a frenada, el pedal de freno actúa sobre el freno trasero de tambor junto con uno de los tres pistones de la pinza delantera para conseguir una pequeña contribución con el freno delantero y reducir la distancia de frenado con un solo mando.
Los neumáticos Yuanxing bajo lluvia estropearon el buen sabor de boca que nos dejó la Rockster. Ya los conocimos en otros modelos y no van mal en seco, pero en mojado cambian su personalidad. Si en tu zona no llueve mucho, sigue con ellos y, en cuanto puedas, cámbialos por unos occidentales.
Por precio, la Macbor Rockster 125i es muy asequible: tan sólo 2.199 € (IVA incluido) y disponible en los casi 70 concesionarios repartidos por nuestra geografía en dos colores que se distinguen sólo por el fondo del interior del depósito: rojo oscuro y negro. Por 200 € más Macbor ofrece a su hermana la Rockster Flat 125i que aporta como detalles diferenciadores el manillar plano y unos colores más vivos y llamativos en su depósito.
Primer vistazo
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A la carta
Un proyecto que tiene pensado motos Bordoy para la Macbor Roadster es ofrecer una gama exclusiva de accesorios con el fin de personalizarla. En el MotOh! lo anunciaron con diferentes depósitos y asientos, pero el catálogo de opciones crecerá. Además se está desarrollando una APP para los smartphones con la que puedes ver virtualmente cómo te queda ese accesorio montado en tu Rockster.