- Autor del texto – Antonio Cuadra
- Autor de fotos – AC
- Autor acción – Carlos de la Cuadra
- Fecha – 03/03/2018
Acaba de cumplir 70 años y vuelve con mucha fuerza al mercado de 125 cc de la mano de la compañía austríaca KSR. En la nueva Lambretta V-Special 125 se unen muchos ingredientes que garantizan el éxito: diseño Kiska, fabricación y motor proporcionado por Sym, inyección Synerject, iluminación Full-LED, un tablero analógico-digital con mucha información y neumáticos Pirelli. A todo esto añade un precio muy competitivo de 3.399 € y te aseguras que vuelves a resucitar el pique que siempre han mantenido los Lambrettistas con los Vespitas.
Lambretta es una marca mítica que nació en 1947 y desapareció en su Italia natal en el año 1978, aunque se siguió produciendo en fábricas satélite como la española Serveta en Eibar (Guipúzcoa), trasladándose en 1984 a Amunio (Álava) donde en 1989 le llegó el cierre definitivo. La propiedad de la marca se quedó en la India donde se produjo hasta 1998, y siempre ha habido muchos intentos por recuperarla, el último de ellos lo tenemos reciente con el modelo LN 125 , ya descatalogado, aunque casi todos ellos sin el beneplácito de los propietarios de la marca.
Esta última V-Special 125 va en serio. Detrás de la nueva Lambretta está la familia austríaca Kirschenhofer, propietaria de marcas como KSR, Brixton y ahora Malaguti, y distribuidora europea de otras importantes firmas, que además cuenta con los derechos de la marca. Y no ha escatimado en recursos. Para empezar, el diseño es obra de Gerarld Kiska, responsable de la empresa de diseño también austríaca que da forma a los modelos de KTM y que también lo hizo con modelos de KSR y Generic. Se inspira en los modelos Li de los sesenta aunque aportando modernidad y su característico toque rectilíneo con aristas marcadas.
Como ocurrió con la Lambretta LN, los responsables han confiado en la marca taiwanesa Sym, toda una garantía de calidad, fiabilidad y elevadas prestaciones. Aunque se oculta bajo otras tapas de cárteres, el motor refrigerado por aire forzado de la V-Special es prácticamente el mismo que utilizan las Sym Symphony y Fiddle o la Peugeot Tweet. En esa producción, la nueva Lambretta no se olvida de sus “principios” y vemos como sigue siendo fiel al bastidor tubular vestido con una carrocería de chapa estampada o a la suspensión delantera de doble brazo (aunque sin bieletas); ambos conceptos se convertían en argumentos a su favor frente a la carrocería autoportante en chapa o la suspensión monobrazo de su directo competidor.
Como scooter del siglo XXI, a la V-Special no le faltan detalles prácticos ni tecnológicos. Ahí está el hueco para el casco bajo el asiento que, como en las Vespa se saca con las manos de su alojamiento para acceder mejor a la mecánica (la idea se remonta a las primeras Suzuki Address españolas de 1992), o la guantera central de toda la vida en el salvapiernas que incluye el típico interruptor cortacorrientes amarillo que incluye Sym en todas sus creaciones y una toma de corriente USB para enchufar el móvil. Para encontramos también que han desaparecido las bombillas de filamento (las que inventó Edison) y se emplean los LED en todo el vehículo, incluso en el faro con perímetro poligonal, característica que pocos modelos de scooter cuentan actualmente.
En ese elenco Hi-Tech no hay que olvidar el cuadro de instrumentos analógico-digital al que le dedicaremos el apartado “El detallazo”.
Y para completar sus buenas virtudes sobre el papel, un precio de lo más atractivo para un auténtico scooter “retro” con marca vintage: 3.399 €.
A bordo
Sentado sobre la Lambretta te costará llegar con las dos plantas de los pies al suelo en su posición natural si no superas de largo el metro setenta. El asiento es ancho pero se soluciona desplazándose ligeramente hacia delante donde se muestra más estrecho con un mullido más blandito que hace ganar los centímetros necesarios para apoyarse en el suelo con total firmeza.
Cuando los subes a la plataforma adoptas una postura muy natural en la que las rodillas no están para nada forzadas, con espacio sobrado delante de ellas y las manos sobre un manillar con posición correcta. Ocurre como en muchos scooters “retro”, en los que no hay plataforma plana corrida para apoyar los pies pero, en este caso, el travesaño central que lo interrumpe se eleva ligeramente sobre el área para apoyar los pies y resulta lo suficientemente ancho con una gran tapa de plástico para acceder a la batería, que permite transportar encima objetos de mayor tamaño.
El motor es el mejor contribuyente del buen hacer de esta Lambretta V-Special. Como ya tuvimos ocasión de alabar en la Sym Fiddle III €4, la V-Special acelera como un cohete a la salida de los semáforos y se recupera al instante ante cualquier golpe de gas y todo ello con una dosificación fácil para los menos expertos. Sin duda, la Lambretta es uno de los mejores scooters urbanos que han pasado por nuestras manos: a su respuesta enérgica se añade una manejabilidad y agilidad ideal para combatir las horas punta.
En cuanto a velocidad máxima podemos ver que la aguja del velocímetro pasa por los pelos la barrera de los 100 km/h (unos 102 a ojímetro) aunque nuestra telemetría registra 97,9 km/h reales a un régimen de 8.660 rpm (poco error), lo que la limita en carreteras abiertas donde lógicamente no se encuentra muy a gusto.
El diseño del asiento es muy “Slim” o delgado, característico de las café racer, y aunque recurre a espumados tipo gel en su interior para compensar el menor grosor, llega a ser un pelín duro sobre todo cuando llevamos más de media hora conduciendo.
Línea de tierra
Buen detalle de calidad encontrarnos calzando sus ruedas de 12 pulgadas las nuevas gomas Pirelli Angel Scooter (fabricadas en Italia, se transportan a las naves asiáticas de Sym para su ensamblaje con el resto del scooter, y se nos devuelve completo a Europa). Esa celestial denominación viene avalada por los neumáticos Angel para motos Sport-Turismo de alta cilindrada. No los pudimos probar en mojado, pero son unos neumáticos que dan una gran confianza (¿ángel de la guarda?) trazando las curvas y que, sobre el papel, aportan una excelente evacuación del agua (no los pudimos probar en este medio) por su peculiar dibujo de las ranuras en la banda de rodadura e incluso aporta secciones flexibles que se adhieren mejor al firme con temperaturas bajas y presume de contar con una buena durabilidad.
Las suspensiones muestran un tarado diferente en ambos ejes. La horquilla hace bien su papel absorbiendo las irregularidades sin transmitirlas al piloto, mientras que el único amortiguador trasero, aún siendo regulable en precarga, resulta duro para propiciar su faceta deportiva si llevas la Lambretta más al límite que no beneficia para nada al confort de conducción.
En cuanto a frenos, la Lambretta opta por la alternativa económica de combinar los discos de 226 y 220 mm, dejando para la versión de 200 cc el ABS Bosch (podría haber dado pie a una versión “lujo” al estar ya desarrollado). No va mal el tándem: ambos discos muestran buena potencia para detenerse al instante, excelente dosificación y una intervención sobre el delantero al usar el trasero que no resulta elevada para los que preferimos dosificarlos independientemente a nuestro gusto, pero efectiva para los que vienen del coche y prefieren un solo mando.
En compañía
En líneas generales, la Lambretta V-Special nos ha dejado un buen sabor de boca conduciendo en solitario, pero si vas a ir acompañado, nuestro pasajero se va a quejar, con razón, del trato que recibe. Para empezar no cuenta con estriberas desplegables para apoyar los pies sino unas fijas un tanto arrinconadas que resultan incómodas por el arqueado forzado que adopta la pierna. El asiento aporta las mismas dolencias de falta de mullido que criticamos para la parte delantera a lo que hay que añadir una superficie de banqueta algo escasa. Y por si pareciese poco, la estructura oculta bajo el asiento que hace de asidera se encuentra demasiado escondida y accesible solo con la punta de los dedos.
Con lupa
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El detallazo
El cuadro de instrumentos combina una pantalla LCD con un velocímetro analógico, completado con seis testigos luminosos (los dos exteriores de la parte central no se usan). La escala del velocímetro alcanza unos muy optimistas 160 km/h que se podían haber quedado en 120 para facilitar la lectura (tampoco ayuda la serigrafía en rojo sobre fondo negro).
Hay mucha información en la pantalla LCD: nivel de gasolina, cuentavueltas en los dígitos centrales (x 100), cuentakilómetros total y parcial (que se controla desde el pulsador SET de la piña derecha), voltímetro y reloj horario.
Cambia aleatoriamente el color de la retroiluminación de la pantalla digital, y en los primeros prototipos se incluía un icono Bluetooth para completar la información con un Smartphone del que desconocemos si estará preparada para añadirlo con un módulo auxiliar en un futuro próximo.
Prestaciones con nuestro equipo de telemetría
Aceleración 0-50 m | 5,28 s (51,6 km/h) |
Aceleración 0-100 m | 8,38 s (63,6 km/h) |
Aceleración 0-400 m | 22,06 s (89,3 km/h) |
Aceleración 0-1.000 m | 45,11 s (95,1 km/h) |
Aceleración 0-100 km/h | NO LLEGA |
Velocidad máxima | 97,9 km/h |
Consumo | 4,67 l/100 km |
Autonomía | 128 km |
Peso total lleno | 130,7 kg |
Reparto tren delantero | 39,3% |
Reparto tren trasero | 60,7% |
Diseño Prestaciones motor Comportamiento |
Hueco casco integral pequeño Suspensión trasera dura Pasajero |
Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio/ Galería Imágenes
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