- Autor del texto – Antonio Cuadra
- Autor de fotos – Macbor
- Autor acción – AC
- Fecha – 16/7/2023
Le llega el turno de la renovación a la custom Rockster de Macbor. O, mejor dicho, a las customs en plural, ya que son dos: la clásica Rockster y la ‘roadster’ Rockster Flat haciendo referencia a su manillar plano. Conserva lo que funciona: el suave y sencillo motor refrigerado por aire con 2 válvulas y las llantas de radios (única custom 125 que las equipa). Todo el resto ha sido completamente renovado para no perder su actualidad y buena presencia.
Ya han pasado casi 6 años desde que Macbor se estrenó con las Rockster en el competitivo mercado de las 125 cc, después de iniciarse su creador Motos Bordoy en 1999 con las motos infantiles. Desde su lanzamiento, la Rockster ha sido muy bien recibida por un público de todas las edades, entre los que no falta un público adulto entorno a los 40 años que se beneficia de la convalidación moto de 125 cc con carnet de coche y que se identifica con este estilo custom.
Los cambios afectan principalmente a las formas de su carrocería, destacando el nuevo depósito con los laterales planos en contraste con el resto redondeado y que mantiene los 13,5 litros de capacidad. También cambian las líneas del asiento que busca la continuidad con el depósito a través de una “cintura de avispa”. Los guardabarros también han sido objetos de esa atención al detalle con mejores acabados en pintura brillo y, en el caso del guardabarros posterior separándolos en dos piezas y aprovechando el “escalón” entre la superior e inferior para alojar el piloto trasero.
Se han aprovechado los cambios para adaptar el alumbrado a la tecnología LED por completo. De esta manera, el faro conserva su forma circular alojando en su interior dos focos LED para cortas y largas agrupados por una guía luminosa circular en su contorno que hace de luz de posición. La transformación LED también se extiende a unos nuevos intermitentes alargados por matriz de diodos y al antes mencionado piloto trasero. Completa ese cambio tecnológico el cuadro de instrumentos que sigue conservando la forma de un reloj circular clásico, pero con el interior por pantalla LCD con mucha más información.
En cuanto a su parte ciclo se conservan las mismas suspensiones por horquilla telescópica de 37 mm y pareja de amortiguadores con botella de gas adosada, añadiendo fuelles de goma en la primera. Las llantas siguen siendo de radios, algo que distingue a las Rockster del resto de oferta custom del mercado de 125 cc en medidas de 18 y 15 pulgadas, estrenando la delantera un neumático más ancho (de 90/90 se ha pasado a 100/90). El bastidor conserva su geometría, aunque se le ha dotado de uniones roscadas para desmontar su cuna desdoblada y facilitar la accesibilidad al motor. También se conservan los frenos de disco de 267 y 240 mm con funcionamiento CBS.
En lo que respecta al motor se mantiene el sencillo monocilíndrico tipo CB-F refrigerado por aire de marcha, culata de dos válvulas y cambio de 5 velocidades de su predecesora, ya que ha demostrado una gran fiabilidad y suavidad de funcionamiento (su interior incluye eje de equilibrado). Comparando ambas fichas técnicas, la potencia ha disminuido de 7,8 kW a 7 kW (9,5 CV) manteniendo el régimen de 8.500 rpm, y también el par motor desde los 9,2 a 9 Nm al mismo régimen de 6.500 rpm. La mecánica estrena ahora un nuevo escape con silenciador en forma de puro, en lugar del anterior con el extremo final biselado.
Otros cambios menores afectan a las piñas de conmutadores, retrovisores con espejo redondo y una especie de protector de cárter (algo poco visto en el mundo custom) que cubra la salida del tubo colector del escape. En total, para esta nueva Rockster 2023 se han desarrollado 22 nuevos moldes.
Como ocurría con la Rockster anterior, Macbor ofrecerá una gama de accesorios originales para personalizar la moto a gusto de su propietario. Se ofrecerán a la vuelta del verano y entre ellos no faltarán las alforjas laterales, defensas y un parabrisas corto.
Clásica o rebelde
Las Rockster satisfacen a las dos tendencias de la moda custom: la clásica representada por la Rockster a secas, y la más ‘roadster’ y rebelde Rockster Flat. La división sigue presente en esta nueva edición que Motos Bordoy nos acaba de dar a conocer en Sitges, distinguiéndose ambas versiones principalmente por la utilización de un manillar plano y que da el apellido a la Rockster Flat, en lugar del tradicional “cuernos de vaca” que se eleva 5,5 cm más alto, y, detrás del asiento, un respaldo acolchado para el pasajero en la Rockster o un asidero bajo en la Rockster Flat. La Rockster clásica sigue la tradición con estriberas-plataformas para apoyar los pies en posición avanzada, mientras que la Flat recurre a estriberas convencionales.
Las diferencias concluyen con un asiento con faldones laterales más bajos en la Rockster y los colores y decoración/colores. Para la Rockster se emplean unos elegantes colores rojo burdeos y negro brillo (con líneas en el contorno lateral del depósito en plata o bronce para negro y negro para la de color rojo) con un elegante escudo alado en relieve de Macbor. Para la Rockster Flat se emplean tres esquemas de color diferente: negro mate con el gráfico de la marca sobre el depósito en color blanco, verde y un atrevido amarillo con el gráfico en negro.
También cambian los precios: 2.699 € para la Rockster y 2.799 € para la Rockster Flat, sensiblemente más elevados que los de la versión precedente que aún quedan en stock.
Primeras impresiones
El asiento se eleva a tan sólo 730 mm del suelo. Te podemos garantizar que cualquier talla se va a encontrar muy a gusto sobre la Rockster apoyando ambas plantas de los pies en el suelo, a lo que también ayuda la estrechez de la moto. Poniéndose en marcha, se adopta una postura cómoda con los pies avanzados. Los diferentes manillares y estriberas marcan las diferencias entre ambas versiones: el manillar “cuernos de vaca” de la Rockster obliga a ir con la espalda más erguida, mientras que el más bajo de la Flat con las estriberas sin plataforma te recuerda más a una naked urbana encorvando ligeramente la espalda.
En cualquier caso, es una moto muy urbanita que callejea con mucha maniobrabilidad, aunque no acompaña la dureza de la suspensión trasera para suavizar las irregularidades de los firmes mal acabados típicos de las grandes ciudades. El motor también ayuda por su suavidad de funcionamiento, proporcionando empuje útil desde muy bajas revoluciones y un selector de cambio muy preciso y también suave con el que resulta muy fácil encontrar el punto muerto.
En nuestra primera toma de contacto, también pudimos estirar el motor aunque no del todo por carreteras comarcales (no autopistas) llegando a ver los 109 km/h en su velocímetro que podrían ser un par de ellos más. Apurando las marchas, era fácil llegar al corte de encendido que se encontraba algo bajo: 9.000 rpm.
Bien por la dotación de frenos de disco de generoso diámetro que derrochan potencia y dosificación, con un efecto combinado imperceptible para los que preferimos dosificar los frenos a nuestro gusto particular.
En definitiva, una custom muy pintona adaptada a las dos diferentes tendencias de esta moda de origen norteamericano, alternativa a los scooters para los desplazamientos urbanos del día a día con mucho más estilo y compitiendo con estos en cuanto a agilidad y ligereza, con salidas ocasionales por carreteras reviradas de montaña. Con la actualización, los precios han subido apreciablemente.
Primer vistazo
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