• Autor del texto – Antonio Cuadra (enviado especial)
• Fecha – 22/11/2011

  El nombre lo dice todo: se trata de la versión básica del vehículo eléctrico de la marca coreana. Estéticamente, tiene su propia personalidad, también con cierto aire “chic” como su hermano mayor, aunque con una estética más espartana para conseguir un precio de adquisición más económico. Su peculiaridad estética es que permite cambiar de “cara” desmontando o montando sus paneles laterales.

En cuanto a la motorización, se emplea un motor aún más discreto en potencia nominal (0,8 kW o poco más de 1 CV) situado en el buje central de la rueda posterior. Las baterías también influyen en el efecto precio bajo; son de litio-ferro fosfato, situadas en el travesaño central. Se declara para esta versión Mini una velocidad máxima de 48 km/h sin hacer mención a la autonomía. Las ruedas pasan de 12 a 10 pulgadas con frenos de disco en ambas.

El basculante es más sencillo, con el motor de 1 CV en el interior del buje de la rueda trasera de 10 pulgadas. El disco de 171 mm de diámetro es mayor que el delantero, con la pinza en su parte inferior, expuesto a posibles golpes.	El manillar es… raro. Es de tubo desnudo con sus extremos inclinados hacia dentro, casi como en las motos custom. El tablero es muy parecido al del Eva normal, pero “carrozado”.

No es estrictamente un scooter. De hecho, los pies van apoyados en unas estriberas muy adelantadas sin ninguna protección. Tampoco hay caballete central, sólo una pata de cabra.	La estructura tubular trasera sirve de asidera para maniobrar el Eva Mini y también de apoyo a la matrícula. Debajo del piloto trasero se encuentra la toma de corriente para recargarlo.

Desmontando y retirando los paneles laterales, el Eva Mini cambia totalmente de look. El asiento es monoplaza y esconde bajo él un hueco.

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