• Autor del texto – Antonio Cuadra
  • Autor de fotos – AC
  • Autor acción – Fortunato J. Sanz
  • Fecha – 20/02/2012

Keeway desenvaina su “espada de plata” con un doble filo muy eficaz para combatir la crisis: por una parte corta con los precios elevados de los sofisticados scooters GT y, por otra, ofrece un consumo muy contenido. A todo esto añade un atractivo diseño italiano, volumen y empaque de megascooter, y doble promoción de lanzamiento con seguro gratis y tres años sin mantenimiento.


El año se estrena para Keeway con lo que será su buque insignia en la cilindrada de 125 cc: el Silver Blade. Un scooter de corte Gran Turismo que ha sido desarrollado en el Centro de Diseño de Benelli en Pesaro (Italia), que utiliza el motor refrigerado por agua que ya conocíamos del modelo Outlook de “rueda alta” en su última versión con alimentación por inyección electrónica EFI, y fabricado en China por el gigante Qianjang para conseguir el mejor precio.

Su diseño es vanguardista y con fuerte personalidad. Llama la atención el sistema de parabrisas anclado al manillar con unas formas que se continúan perfectamente con las del escudo frontal. En él se encuentra la doble óptica del faro que agrupa cuatro ópticas, de gran superficie e iluminadas ambas por bombillas halógenas. Los intermitentes delanteros se sitúan en un plano inferior, en el canto superior del paso de rueda iluminándose por una matriz de diodos LEDs. Las formas de ese paso de rueda delantera permiten canalizar con eficacia el aire de marcha hacia el radiador, dando salida al caudal que lo atraviesa por unas rejillas laterales más elevadas con forma de branquias que contribuyen a aportar más agresividad al conjunto.

El tren delantero emplea una horquilla de gruesa sección de barras con rueda de 14 pulgadas, al igual que en el tren posterior. Su sobredimensionamiento viene marcado porque se comparten elementos con el modelo del doble de cilindrada, aunque en este 125 cc solo se emplea un disco delantero de 250 mm de diámetro quedando el “hueco” para el otro por el lado izquierdo.

Así pues, el manillar gira con el parabrisas y también con el tablero de instrumentos. Hay mucha información y, comparado con el del Outlook, se ha acertado en los colores de fondo de los relojes analógicos para facilitar la lectura, aunque se deberían haber hecho un poco más grandes, y aún más la pantalla digital: demasiado pequeña para sacar información de un solo vistazo, y aún confunde más el hecho de incluir hasta los segundos en su reloj horario. En esa pequeña extensión encontramos además los niveles de gasolina y temperatura del motor, cuentakilómetros total y parcial y hasta la temperatura ambiente. Los mandos tienen buen tacto y se encuentran en el sitio adecuado para manejarlos sin mirar; como las luces van encendidas a “piñón fijo” en la piña derecha se encuentra un cortacorrientes y el interruptor de intermitentes de emergencia. A los retrovisores solo se les puede criticar que se hacen más anchos que el propio manillar, por lo que habrá que prestar atención al pasar no entre coches sino entre el transporte pesado.

Poco más abajo, en el salvapiernas se encuentra un tanto escondida la cerradura de contacto. Si se gira el manillar a la izquierda (como es habitual con el bloqueo de la dirección) se tiene total acceso a la llave. Desde ella se abre el asiento, como debe ser.

Debajo justo tenemos la guantera central. Es ancha y cuenta con cerradura, pero cuando la abrimos encontramos que no tiene prácticamente fondo. Todo lo que quieras llevar, deberá entrar en los “bolsillos” adosados a la tapa por su interior.

En el interior del travesaño central se encuentra el depósito con casi 11 litros de capacidad, con el tapón de llenado en su parte superior. Éste incorpora cerradura y una práctica bisagra para no perderlo: bien. Mal porque hay un fondo a escasa distancia del tapón, que obliga a repostar lentamente acariciando el gatillo de la manguera para no salpicar hacia fuera.

Su asiento es más que amplio con las zonas bien delimitadas de los ocupantes con un tapizado cosido por doble hilo rojo. Abriéndolo hay espacio para un casco integral detrás y uno abierto delante, aunque la tapa de acceso al sistema de inyección es demasiado ancha y se lo pondrá difícil al casco abierto. No hay toma de corriente ni iluminación; tan solo un pequeño bolsillo en el lado izquierdo para introducir la dotación de herramientas.

A bordo

Nada más sentarnos en el Silver Blade se aprecian sus grandes dimensiones. El asiento tiene un mullido correcto que ni siquiera cansa cuando llevamos mucho tiempo conduciendo. La pega la pone su ancha parte delantera que no lo pone fácil para echar un pie a tierra, y si eres de los que no supera el metro setenta, te encontrarás de puntillas esperando a que el semáforo se ponga en verde. Eso sí, en marcha Keeway ha estudiado a la perfección la posición de conducción. Las piernas caen perfectamente desde el asiento a la parte horizontal de las semiplataformas para apoyar los pies, y puedes relajarte estirando las piernas en la parte inclinada del salvapiernas. En otros scooters GT parece que hay alguna predilección por una de estas dos posturas, pero en el Silver Blade ambas resultan cómodas. En esa estudiada postura de conducción, hay mucho espacio delante de nuestras rodillas y el manillar también nos cae bien.

El parabrisas no nos agobia, como suele ocurrir en otros GTs con esta disposición con el canto superior próximo a nuestra cara. En el de Keeway, se encuentra a una distancia suficiente pero no muy alejado para no producir turbulencias detrás de él. Deriva el aire de marcha a la altura de nuestra frente, y cumple su misión de descargar presión de viento del pecho. Es de suponer que, con lluvia, también será efectivo.

Si por una parte el tamaño XXL de un scooter contribuye a dar empaque al que lo conduce, además de proporcionar una postura amplia a sus dos ocupantes, por otra suele llevar asociado un peso considerable para un motor con unos modestos 125 cc. Y en eso, desgraciadamente, el Silver Blade no es una excepción. En el Outlook, el motor Keeway refrigerado por agua con sistema de inyección desarrollado por la norteamericana Delphi, hacían un buen tándem, y ni tan siquiera se requería apurar su potencia hasta los 15 CV permitidos. Pero ahora, en el Silver Blade, la cosa cambia, y los casi 30 kilos de más que arroja nuestra báscula con el depósito lleno resultan un lastre crítico para los 12 CV de potencia declarados. Es perezoso para iniciar la marcha, pero también para lanzarse en carretera abierta. La aguja de su velocímetro marca los 115 km/h en llano que se corresponden con casi 105 km/h reales, cifra difícil de mantener en cuanto te encuentres con la mínima pendiente o algo de viento en contra.

Línea de tierra

Pero, aunque no corra ni acelere mucho, el Silver Blade pisa con garbo el asfalto y transmite seguridad y aplomo en la conducción. En seco, los Kenda que calza hacen bien su función.

En lo que respecta a suspensiones, Keeway no consigue afinar bien el funcionamiento de sus suspensiones. Eso sí, los amortiguadores van muchísimo mejor que los del Outlook por funcionamiento de hidráulico, pelín tirando a duros de tarado, pero muy secos recuperándose en extensión de los baches, algo que también acusa la suspensión delantera.

En general, si no les exiges mucho, los dos frenos de 250 mm en ambos ejes cumplen su función pero, en especial al delantero, les falta mordiente para clavarse con ganas en una situación de emergencia. En el posterior, lo compensa con esa gran diámetro al que no estamos acostumbrados a ver en un scooter.

En resumen, después de lo visto con el Outlook, Keeway vuelve a dar un gran paso adelante con este Silver Blade. Tiene una buena base para seguir mejorando en suspensiones, algo de frenos y, sobre todo, en potencia del motor. Pero considerando su precio de 2.449 € con las promociones de seguro gratuito por un año y los 3 años de mantenimiento gratuito tanto en piezas como en mano de obra, está claro que pocas marcas te podrán dar tanto por tan poco.

En compañía

Con dimensiones tan grandes no hay problemas de habitabilidad para compartir los desplazamientos con el Silver Blade a dúo. Incluso, la gran altura que achacamos al asiento para el puesto de conducción no ofrece demasiada dificultad a nuestro “paquete” para acomodarse en el asiento de atrás, donde apreciará una buen mullido repartido en una superficie ancha más propia, como te decíamos al principio, de megascooters de superior cilindrada… y precio. Incluso, las manos se agarran y caen bien en las asideras laterales.

Lo que no resulta muy cómodo son las estriberas para apoyar los pies. Son del tipo fijo, integradas en la carrocería y hubiera sido mejor dispone de estriberas desplegables para no tener que arquear las piernas hacia dentro.

Si ya te comentamos lo pesado que se le hace al motor Keeway iniciar la marcha y lanzarse con los 175 kilos del propio Silver Blade, imagínate el lastre extra que supone conducir en compañía. No es algo que lo lleve bien.

Con lupa

La horquilla delantera emplea unas gruesas secciones de barras, pensadas para compartir con el modelo de 250 cc. Eso sí, por el lado izquierdo encontramos otro disco de 250 mm que no tiene nuestro 125 y que le vendría bien. En el tren posterior se repiten las medidas de la llanta (14 pulgadas) y las del freno de disco (250 mm), aunque con diferente perfil del neumático. La medida del disco posterior es de los más grandes que podemos encontrar en un scooter. El parabrisas va anclado al manillar y no al cuerpo del scooter, aunque estéticamente se ha disimulado buscando una alineación con las formas del escudo. Dadas las velocidades que desarrolla, no se transmiten los golpes de viento a la dirección.
Cuádruple óptica de faro que se iluminan por bombillas halógenas de dos en dos. Las dos superiores son las cortas y las inferiores las largas. A los lados exteriores de las largas se encuentran los LEDs de posición. Los intermitentes se sitúan en la parte superior del canto del paso de rueda delantera, siguiendo las tendencias actuales. Como las luces de posición y los intermitentes traseros, los ilumina una matriz de diodos LED. Desde este ángulo se aprecia la boca de apertura del paso de rueda que “devora” el aire de marcha y lo canaliza muy eficazmente al radiador. Por este lado se ven los anclajes del segundo freno de disco delantero.
El caballete lateral es de los más seguros que hemos conocido. No solo no se pliega solo y desconecta el encendido como debe ser, sino que también mantiene de forma muy estable el scooter en los estacionamientos rápidos. El estilo original italiano se deja sentir en la parte posterior con un estilizado portabultos que se prolonga hacia delante en asideras para el pasajero y un grupo óptico posterior que se descompone en dos laterales dejando la parte central “ciega”. El motor es el dos válvulas refrigerado por agua con inyección EFI desarrollada por la compañía norteamericana Delphi que ya conocíamos del Outlook. En este Silver Blade, sus 12 CV tienen que “lidiar” con los 175 kilos que pesa con depósito lleno.
Un buen detalle a imitar: el tapón de gasolina con cerradura cuenta con bisagra para no perderlo. La única pega es que la boca de llenado tiene un fondo central próximo que obliga a repostar despacito para no salpicar. La guantera central tiene buena anchura y dispone de cerradura pero cuando la abrimos nos sorprende encontrarnos sin fondo. Todo lo debes llevar en los dos bolsillos montados en la tapa. Algo es algo. El tablero reúne una información bastante completa, aunque mejoraría la lectura de un vistazo haciendo más grandes sus componentes, sobre todo la pantalla digital. La zona roja del cuentavueltas es imposible de alcanzar.
Los espejos retrovisores asoman un poco más que los contrapesos del manillar, por lo que cuidado al pasar entre camiones y autobuses. El parabrisas cumple muy bien su función desviando el aire hacia la frente sin agobiar por la proximidad. Debajo del asiento hay espacio para dos cascos aunque solo el posterior será integral. Delante, la tapa de acceso a los componentes de la inyección, también se lo pondrá difícil a los cascos abiertos. La cerradura de contacto queda oculta con la dirección recta pero accesible en cuanto se gira a la izquierda para el bloqueo de la misma. Desde esta cerradura se accede a la apertura del asiento.

 El detallazo

El cuerpo grande de scooter lo agradecerán sobre todo las tallas más altas, aunque a todos nos sentará bien ese porte de megascooter.

Sin embargo, los menos altos lo tendrán difícil para “echar el ancla” por la considerable anchura de la parte delantera del asiento, lo que obliga a moverse de puntillas incluso para maniobrar.

La posición de conducción es amplia y cómoda, y no cansa cuando llevamos mucho tiempo sobre el asiento. Permite indistintamente situar los pies sobre las plataformas horizontales (posición ciudad) como en las inclinadas para estirar las piernas cuando se circula por carretera abierta.

Prestaciones con nuestro equipo de telemetría

Aceleración 0-50 m 5,30 s (50,5 km/h)
Aceleración 0-100 m 8,46 s (62,2 km/h)
Aceleración 0-400 m 22,42 s (88,1 km/h)
Aceleración 0-1.000 m 44,99 s (100,6 km/h)
Aceleración 0-100 km/h          42,30 s (925 m)
Velocidad máxima 104,1 km/h
Consumo 3,47 l/100 km
Autonomía 308 km
Peso total lleno 175,3 kg
Reparto tren delantero 43,0%
Reparto tren trasero 57,0%

Precio
Porte de megascooter
Consumo-autonomía
Suspensiones
Potencia motor escasa
Capacidad bajo el asiento

Ficha técnica/Equipamiento/Precio/Galería de Fotos


Ver FICHA TÉCNICA/EQUIPAMIENTO/PRECIO/GALERÍA del Keeway Silver Blade 125 EFI

Rivales directos Aprilia Atlantic 125
Honda S-Wing 125
Kymco SuperDink 125i
Peugeot Satelis 125
Piaggio X7 Evo 125 ie
Piaggio XEvo 125
Suzuki Burgman 125
SYM GTS Evo 125
TGB X-Motion 125
Yamaha X-Max 125

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