• Autor del texto – Antonio Cuadra
• Autor de fotos – AC
• Autor acción – Vicente Arenas
• Fecha – 3/12/2023

Los valencianos de Wottan saben lo que quiere el público de la convalidación 125 cc con carnet de coche. Nos lo han demostrado con su amplia gama de scooters Storm con los que llegan a prácticamente todas las especialidades del mercado desde el Gran Turismo económico (Storm a secas) al sofisticado Storm-T pasando por su respuesta a la última moda de los aventureros con el Storm-V, o el deportivo Storm-R. Incluso la gama crecerá con nuevos modelos, como pudimos ver en el EICMA, con la inmediata comercialización del Storm-X para competir en el cada vez más competitivo segmento de los polivalentes donde se encuentran los best-sellers Honda PCX y Yamaha NMax.

Pero ahora también quieren probar con las motos, y lo hacen con esta Rebbe en el segmento de los modelos Neo-Retro donde las marcas participantes prueban con originales ejercicios de estilo que entremezclan soluciones futurísticas con toques ‘vintage’. Precisamente para ganarse al público, Wottan vuelve a encargar moldear las formas a un diseñador de prestigio, como lo es el italiano Alessandro Tartarini que se ha ocupado de crear algunos modelos Storm de Wottan, la Lambretta LN 125, así como de las Italjet Dragster y modelos Velocifero. En ese selecto grupo de las Neo-Retro están la Honda CB125R (4.925 €), Yamaha XSR 125 (4.999 €) o la Husqvarna Svartpilen 125 (5.499 €) con la que guarda cierto parecido por el asiento en voladizo, aunque es más acentuado en esta Rebbe reforzando su carácter minimalista. Pero donde marca más distancia la Rebbe con los principales rivales de esta tipología es en precio, aunque conviene aclarar que hay dos Rebbe para elegir: la estándar con horquilla convencional de eje centrado y frenos CBS (2.999 €) y la Rebbe + con horquilla invertida y frenos ABS (3.390 €), ambas en colores rojo, blanco y el negro de nuestra prueba. En ambas versiones se incluye la promoción Rolling Christmas de matrícula y seguro por un año gratuitos.

El único detalle retro de la Rebbe se encuentra en el faro redondo, adoptado a los nuevos tiempos con tecnología LED: perímetro de guía luminosa que hace de luz de posición y, en el interior, 1 foco dedicado a las luces cortas flanqueado por otros dos para las largas. La tecnología LED se completa con un delgado piloto trasero situado justo debajo del final del asiento, y unos acertados intermitentes secuenciales que en la parte posterior van montados sobre un guardabarros pegado a la rueda y sujeto solo por el extremo izquierdo del basculante. El depósito almacena una buena cantidad de combustible (14,5 litros) en beneficio de la autonomía.

Para aportar más detalles retro le hubieran sentado muy bien las llantas de radios que sí vimos en la atractiva versión Scrambler en el pasado EICMA 2022 y que aún no se ha comercializado. Las dos versiones disponibles emplean llantas de aleación en 17 pulgadas de 12 palos.

De la suspensión trasera se ocupa un único amortiguador muy inclinado y apenas visible a no ser que te acerques a él, para contribuir a ese efecto minimalista trasero.

Completa la dotación de esta Rebbe un cuadro de instrumentos basado en una pantalla TFT a color con dos visualizaciones. El reverso de la pantalla se disimula con una pequeña visera a modo de cupolino sin ninguna funcionalidad. De lo que parece que se han olvidado es de incluir una toma USB.

Respecto al motor se recurre al 158MI de Zongshen que estrena su tercera revisión. Hasta ahora lo conocíamos en su segunda revisión impulsando modelos de Macbor, Hanway, Rieju, Mitt, etc. Se trata de un motor muy bien dotado con refrigeración líquida, culata de doble árbol de levas DOHC que mueven 4 válvulas, y caja de cambios de 6 velocidades.

A bordo

Se declara que el asiento se eleva a unos 830 mm y esa cifra podría echar para atrás a muchos potenciales usuarios. Incluso podría parecerlo si es la primera vez que pasas una pierna al otro lado para acomodarte, pero cuando ya lo has hecho la cosa cambia: es ancha de cintura, pero con estatura estándar de 170 cm podrás apoyarte con las dos plantas de los pies.

Iniciando la marcha, aprecias que el triángulo ergonómico con un manillar ancho y alto, asiento cómodo y ancho, y estriberas no tan retrasadas, es el ideal para conducción de paseo con espalda erguida, y sobre todo para callejear por ciudad donde resulta muy manejable.

El motor, como ya hemos visto en otras marcas, te permite dos zonas de utilización: desde 4.500 a 7.000-7.500 ideal para ciudad en plan tranquilo, y a partir de las 8.000 hasta que alcanzas el corte de encendido que Wottan ha fijado en 10.500 revoluciones (otras marcas lo fijan a menos revoluciones). Ambas zonas están claramente diferenciadas. Si vas en plan “tranky” con marchas largas y llegas a las 7.500, el motor te pide cambiar de marcha y si optas por sacarle todo su jugo bien en conducción deportiva o en autopista, debes cambiar antes de llegar al corte o reducir si el motor se cae por debajo de las 8.000.

En cuanto a consumo, y si te gusta darle caña como a nosotros, notarás que es muy yonky de la gasolina: 4,07 litros a los 100 km, con lo cual, los 14,5 litros del depósito te dan para una autonomía (mínima) de 344 km.

Línea de tierra

Por frenos, todo son elogios por su potencia y dosificación. Delante te encontrarás con un disco de nada menos que 300 mm mordido por una pinza de anclaje radial con 4 pistones, mientras que detrás se ocupa uno de 240 mm con pinza de simple pistón, con un ABS que hace muy bien su trabajo. Para la opción de frenada combinada CBS se emplea los mismos discos con pinza de triple pistón en el delantero.

En lo que a suspensiones se refiere, la horquilla invertida funciona muy bien con el tarado adecuado para dar firmeza y confort. Si vas solo y no tocas la precarga tal como viene de origen, pues el amortiguador trasero va correcto, pero en cuanto lleves un pasajero, esa acusada inclinación del amortiguador hará que sea fácil hacer tope.

Para los neumáticos se confía en la joven marca Timsun que nos vuelve a transmitir mucha confianza incluso con el suelo mojado.

En compañía

La Rebbe no es una moto que invite a llevar a un pasajero. Seguramente por no prolongar demasiado el brazo de palanca que hace el asiento en voladizo, se ha reducido el espacio del pasajero a la mínima expresión. Le será fácil acomodarse por la altura y la ausencia de que no hay más moto detrás del asiento, pero eso le infundirá cierto temor dado el poco espacio que dispone, a lo que se añaden unas asideras poco adecuadas (volvemos a encontrarnos con el recurso de unas hendiduras poco profundas en la base del asiento para agarrarse con la punta de los dedos) y unas estriberas en posición elevada.

El detallazo

Buen detalle el de contar con una pantalla a color TFT de alta definición con dos visualizaciones diferentes que conmutan a negativo para no deslumbrar cuando baja la luz exterior. El cuadro incluye en su menú diagnósticos sin necesidad de una herramienta OBD, y muestra en la pantalla principal además del obligado velocímetro, cuentavueltas con zona roja a partir de las 10.000 revoluciones, niveles de temperatura del refrigerante y combustible, reloj horario, totalizador y parcial, velocidad y aceleración máxima alcanzada y conexión Bluetooth con el móvil para gestionar llamadas entrantes (si llevas auriculares + micro en el casco) y navegador GPS con indicaciones simplificadas “Turn by turn” en pantalla. Todo se controla desde un botón junto a la piña izquierda con toques largos y cortos en plan Morse.

Con lupa

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La Rebbe + de nuestra prueba monta una horquilla invertida de eje centrado con barras de 37 mm que se comportó muy bien. La versión económica de la Rebbe recurre a una horquilla telescópica convencional.	Detrás del lado izquierdo del radiador se puede ver el electroventilador y, poco más abajo, fijado al bastidor el vaso de expansión del circuito de refrigeración.
Para minimalizar la parte trasera de la Rebbe se recurre a un guardabarros pegado a la rueda y fijado solo al extremo izquierdo del basculante por tres tornillos que soporta la placa de matrícula y los intermitentes.	El único punto de apoyo es un caballete lateral algo corto que hace inclinar mucho la moto hacia el lado izquierdo, pero de manera estable. Es de los que no se recogen e incluyen un interruptor cortacorrientes.
Puede parecer un protector de los bajos del motor, pero, en realidad, se trata de una quilla sin formas aerodinámicas que oculta el tubo colector de escape.	El radiador es largo y de una pieza bien expuesto al aire de marcha. En nuestra prueba, el nivel de temperatura nunca subió de dos ladrillitos. En los laterales incorpora unas molduras decorativas.
Las estriberas del piloto están ligeramente retrasadas sin llegar a los extremos de una moto deportiva, pero lo suficiente para utilizar un reenvío en la palanca de cambio.	Las estriberas del pasajero son idénticas a las del piloto, pero sin el muelle de retorno. Están fijadas a un largo soporte de fundición que incluye un tope para que el pie no entre en el paso de la rueda trasera.
Un pequeño cupolino más ornamental que funcional se sitúa encima del faro formando un “tejado” de dos aguas con la pantalla TFT del cuadro de instrumentos.	El faro redondo es el único detalle retro de la Rebbe. Dos arcos de guía luminosa en el perímetro hacen de luz de posición englobando tres focos LED: el del centro para las luces cortas y ambos lados los de las largas (en esta posición se iluminan los tres).
Ambas versiones de la Rebbe cuentan con un enorme disco delantero de 300 mm montado sobre el lado derecho de la llanta de 17 pulgadas para facilitar poner y quitar un antirrobo de disco con la dirección bloqueada. En la +, lo muerde una pinza radial de 4 pistones.	El bastidor es un simple cuna desdoblado a la altura de la culata. Esa cuna se desmonta del resto del bastidor por tres zonas atornilladas con doble tornillo para facilitar la extracción del motor.
De lado casi no se ve el amortiguador porque se encuentra casi escondido en esa posición tan inclinada. Tiene doble paso de muelle con ajuste por tuerca-contratuerca en su parte superior que no invita a regularlo con frecuencia.	El freno trasero esconde la bomba detrás del soporte de la estribera derecha del pasajero en la versión económica Rebbe a secas, da presión a la vez al pistón central de la pinza delantera (CBS).
El silenciador tiene una salida inclinada hacia arriba y lo salva la forma “banana” por el lado derecho del basculante en fundición de aluminio. Justo debajo de la parte delantera del basculante se esconde una petaca que reduce aún más los ruidos.	La salida del silenciador se corta en bisel con un original y acertado diseño de tres tubos concéntricos.
El freno de disco trasero se confía a uno de 240 mm con su correspondiente pinza de simple pistón. En el interior del disco asoma la rueda fónica con su sensor de velocidad para uno de los canales del ABS.	El cuerpo de la Rebbe se acaba bruscamente al final del asiento. En su base se aprecian las hendiduras para los dedos del pasajero que sirven de asideras.
El motor es el 158MI-3 de Zongshen con refrigeración líquida, culata con doble árbol de levas DOHC y cuatro válvulas, inyección Delphi y cambio de 6 velocidades para el que se declaran 13,6 CV a 9.000 rpm.	El depósito de gasolina tiene capacidad para 14,5 litros. El tapón es tipo racing que se abre con la misma llave del contacto y queda unido al depósito a través de una bisagra.
La cerradura de contacto se encuentra en la parte delantera del depósito junto al eje de la dirección, una solución que se inspira en las Ducati Monster, pero que prescinde del bloqueo de la dirección.	El bloqueo de la dirección es independiente del contacto, aunque se acciona con la misma llave. Se localiza bajo la tija inferior de la horquilla y queda accesible girando el manillar a la izquierda. Muy gracioso en una custom, pero incómodo en una moto de uso diario.
La piña izquierda incluye los mandos habituales de gatillo de ráfagas (amarillo), conmutadores de cortas-largas e intermitentes, botón del claxon e interruptor de intermitentes de emergencia (rojo). A su derecha se añade el botón SET para controlar la pantalla TFT.	El contenido de mandos de la piña derecha se reduce al interruptor cortacorrientes (en rojo) y el botón de arranque. Los extremos del manillar cuentan con contrapesos.
Los retrovisores son de lo más sencillo: espejos redondos con una varilla que hace de mástil y que prescinden del guardapolvos en su extremo superior. Como ves, no sobresalen de los extremos del manillar aunque están sobreelevados.	El manillar es de duraluminio con sección variable, más ancha en el centro. En esta zona cuenta con una escala que ayuda a recordar el ajuste para usuarios diferentes.
El piloto trasero es puro minimalismo reducido a una estrecha franja bajo el final del asiento. La guía luminosa inferior hace de luz de posición mientras que los 6 diodos más intensos hacen de luz de freno.	Todo un lujo disponer de intermitentes secuenciales. Lo compone una hilera de 10 diodos que se mueven desde el centro al exterior.
La llave de contacto es tipo navaja automática que se despliega pulsando un botón (por el otro lado de la fotografía). Recogida, no hay peligro de que el espadín perfore el bolsillo de tus pantalones.	El asiento se abre mediante una cerradura desde el paso de rueda trasera. En su interior se encuentra la batería, fusibles y la ECU de Delphi. Queda poco espacio, pero suficiente para la documentación y un pequeño antirrobo de disco.

Prestaciones con nuestro equipo de telemetría

Diseño Prestaciones Posición de conducción	Sin toma USB Pasajero Bloqueo aislado del contacto

Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio/ Galería Imágenes Ver FICHA TÉCNICA/EQUIPAMIENTO/PRECIO/IMÁGENES de la Wottan Rebbe 125