- Autor del texto – Antonio Cuadra
- Autor de fotos – AC
- Autor acción – Carlos de la Cuadra
- Fecha – 01/12/2013
La marca de los diapasones completa su gama con un scooter urbano de diseño retro en la convalidación. No apura los 125 cc, juega con unas dimensiones muy compactas, peso ultraligero y presume de ser barata tanto de adquisición, con un precio muy por debajo de los 2.000 euros, como de consumo y mantenimiento. Sin duda tiene su encanto.
Yamaha quiere destacarse en el segmento de los scooters urbanos, una especialidad en la que no precisamente hacía un buen papel con las dos opciones que hasta ahora contaba. Por una parte el Vity, un modelo parco en detalles y calzado con ruedas de 10 pulgadas que ha pasado sin pena ni gloria, sobre todo con un precio algo elevado para lo que ofrece: 2049 €. Algo más grave también le ocurre al Cygnus X; tuvo su momento superventas cuando se ofrecía por debajo de los 2.000 € pero sus subidas de precio han hecho que el público pierda interés en él. Se dice que a la tercera va la vencida, y todo apunta a que puede ser así, porque ahora nos llega un modelo de estética retro (los scooters urbanos triunfan más con estética retro) y a un precio muy atractivo por debajo de la barrera psicológica de los 2.000 euros, 1.849 € para ser exactos.
Se llama D’elight, una denominación “rara” con ese apóstrofe (sin él significa en inglés Delicia) y para rara también su cilindrada, 115 cc, aunque si lo piensas está más cerca de los 125 cc que otros motores que tampoco llegan como los de 100 ó 110 cc.
Como ya estamos acostumbrados, la principal manera de competir en precio es recurriendo a la producción en parte o en su totalidad a un país asiático emergente, donde la mano de obra más barata. En este D’elight, Yamaha se estrena recurriendo a su filial de Vietnam, un país que lo debe hacer muy bien como demuestra el hecho de que otras marcas como Honda y Piaggio también confían en su industria. En la adaptación al mercado europeo tan solo parece haberse cambiado la denominación original de Nozza.
Estéticamente luce unas formas redondeadas con detalles cromados en el cerquillo del faro en el manillar, “corbata” en el escudo frontal, y el cerco del piloto posterior.
La sencillez es clave también para conseguir un buen precio, aunque hay que saber hacerlo para no degenerar en un producto demasiado abaratado. El cuadro de instrumentos muestra un diseño acertado y se haced leer bien de un simple vistazo, pero incluye la mínima información que se le puede exigir a un scooter: velocímetro, nivel de gasolina, totalizador de kilómetros y tres testigos luminosos. Un poco más abajo, en el cubrepiernas, encontramos una guantera abierta por el lado derecho, y el tapón de gasolina por el izquierdo ya que el depósito de combustible de solo 4,4 litros se encuentra bajo la plataforma para apoyar los pies. La apertura de la boca se realiza desde la cerradura de contacto (también la apertura del asiento), y ésta, como detalle de calidad (no todo va a ser abaratamiento) incorpora obturador para impedir la manipulación interna.
Detrás, debajo del asiento, se encuentra el obligado hueco. Como te hemos comentado antes, el depósito se ha trasladado a debajo del suelo, liberando de esta forma espacio debajo del asiento. Sin embargo, el volumen encerrado no permite introducir en su interior un casco integral, sino uno abierto y aún queda espacio para otras cosas más pequeñas detrás de él. Cuesta entender cómo no se ha conseguido darle la forma necesaria para que quepa un casco integral, sobre todo cuando en la actualidad cada vez más “rueda alta” de 16 pulgadas lo consiguen. También se encuentra debajo del asiento la batería ocupando lo mínimo junto a la bisagra y situando en su parte superior el único fusible. Bien resuelto también la dotación de herramientas (tan solo una llave de bujías y destornillador estrella/plano) en la base del asiento e incluso una especie de bolsillo también en la base para guardar la documentación.
Para el calzado, el D’elight emplea ruedas de 12 pulgadas con un equipo de frenos tradicional de disco y tambor, un tanto justitos para las prestaciones que desarrolla.
A bordo
Nada más acomodarnos sobre el D’elight se aprecia que es un scooter pequeño. Su concepto está marcado por una altura de asiento reducida a tan solo 755 mm para servir de medio de transporte urbano a las tallas menos altas, que sean capaces de llegar al suelo con las dos plantas de los pies y con las piernas ligeramente flexionadas. Pero tampoco hace ascos a los altos. En otros modelos comentamos que hay mucho espacio, en el D’elight no va sobrado; las piernas no interfieren ni en el giro del manillar ni se van a golpear las rodillas con el cubrepiernas. Lo malo es que el suelo plano no es muy generoso en superficie y para colmo esa superficie está combada impidiendo que descansen bien los pies. Las tallas medias no se encuentran encogidas como en una pitbike, pero da la sensación de conducir un ciclomotor pequeño.
Eso sí, dinámicamente se maneja con una gran agilidad. Tiene metro y cuarto de distancia entre ejes y con el depósito lleno se queda en la báscula a las puertas de los 100 kilos. Un punto a favor para el sexo femenino que se estrena en la convalidación y que le resultará “chupado” subirlo sobre su caballete central sin esfuerzos, aunque también disponga de una pata de cabra de las que no se recogen solas para los aparcamientos rápidos.
El motor es una delicia (debe ser por eso su denominación) de funcionamiento. Ultrasuave, silencioso, gasta poco y acelera con ganas. No está nada mal aunque, por experiencia, ya hemos visto resultados algo mejores en modelos de menos cilindrada y con alimentación por carburador. Ese bajo consumo no justifica para nada un depósito de gasolina que no llega a los 4 litros y medio y que, como consecuencia, obliga a visitar con más frecuencia la gasolinera.
Y aunque sea un detalle simple y sencillo, lo que no nos ha gustado nada son los retrovisores: son cortos y están más situados. Te ves perfectamente los codos y si quieres ver algo más los debes abrir para ver los carriles a tu derecha e izquierda. Ni apartándote consigues ver lo que hay detrás de ti: dejan un gran ángulo muerto muy importante que te obligará a girar la cabeza frecuentemente. Solución: sustituirlos por unos con brazo más largo y que sobresalgan mucho más de los extremos del manillar.
Línea de tierra
Está bien que Yamaha no haya caído en la tentación de utilizar ruedas de 10 pulgadas en ambos ejes, pero no se hacen valer. Puede que la geometría del scooter exagere con distancias entre ejes cortas y lanzamientos de dirección cerrados el uso urbano para el que está concebido este D’elight pero tampoco creemos adecuadas las medidas de neumáticos empleadas; los 90/90 en ambos ejes son una medida estrecha en este scooter y parece que va de puntillas con escasa huella sobre el firme. Seguro que las llantas y el cárter aceptan de buen grado unos neumáticos un poco más anchos (100/90), o mejor incluso, con menos perfil (100/80) pero ahí topamos con que a la ITV no le va a parecer buena idea cuando toque pasar la revisión.
Ambas suspensiones se comportan correctamente en cuanto a tarado: son blandas y cómodas pero lo suficientemente firmes para no producir flaneos en trazadas. El recorrido es corto y resultará fácil hacer tope en badenes o baches pronunciados.
Por frenos, se recurre al tándem tradicional de disco-tambor. Dado su bajo peso y prestaciones (no sobrepasa los 90 km/h reales de velocidad máxima) son justitos y suficientes los 180 mm del disco delantero y 130 del tambor posterior, aunque éste último requiera llevarlo en su punto de tensión.
En compañía
Malo lo lleva nuestro acompañante si el que conduce es de talla tirando a alta porque, con un asiento que no delimita bien las zonas reservadas a la tripulación, éste se sentará más atrás y sacrificará espacio del pasajero.
Salvando este detalle, a nuestro “paquete” le resultará fácil incorporarse en el asiento por su baja altura y la ausencia de portabultos y baúles. Además cuenta con estriberas desplegables recubiertas de goma para apoyar los pies y una cómoda asidera que recorre todo el perímetro de su asiento para agarrarse.
El motor lo lleva bien eso de tener que cargar con un peso extra.
Con lupa
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El detallazo
A pesar de su sencillez, el D’elight estrena nuevas ideas tecnológicas sobre su sistema de inyección. Estamos hablando del YMJET-FI (Yamaha Mixture Jet-Fuel Inyection). Se trata de añadir un conductor auxiliar en paralelo con la tobera principal de admisión por el que se suministra un caudal suplementario de aire cuando las válvulas de mariposa están cerradas o parcialmente cerradas. El caudal secundario de aire acaba justo a la altura del cono de combustible que lanza el inyector, y consigue que ese “spray” se difumine introduciéndose la mezcla aire-gasolina en la cámara de combustión más atomizada. Como resultado, se registran unos consumos muy bajos cuando el motor funciona a ralentí o a bajo régimen.
Prestaciones con nuestro equipo de telemetría
Aceleración 0-50 m | 5,74 s (48,9 km/h) |
Aceleración 0-100 m | 9,02 s (60,3 km/h) |
Aceleración 0-400 m | 23,51 s (83,5 km/h) |
Aceleración 0-1.000 m | 48,43 s (87,5 km/h) |
Aceleración 0-100 km/h | NO LLEGA |
Velocidad máxima | 89,7 km/h |
Consumo | 3,24 l/100 km |
Autonomía | 136 km |
Peso total lleno | 99,9 kg |
Reparto tren delantero | 40,5% |
Reparto tren trasero | 59,5% |
Uso urbano Precio Suavidad |
Retrovisores Autonomía escasa Neumáticos estrechos |
Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio/ Galería Imágenes
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Rivales directos | Aprilia Compay Custom 125 Daelim Besbi 125 Kymco Like 125 Keeway Zahara 125 |
LML Star 4 Automatica SYM Fiddle II 125 SYM Alló 125 Vespa LX 125 ie 3v Vespa Primavera 125 3v |