• Autor del texto – Antonio Cuadra
• Autor de fotos – AC
• Autor acción – Carlos de la Cuadra
• Fecha – 01/03/2015

Dicen que “a la tercera va la vencida”, pero lo cierto es que al scooter “retro” de Sym se le reconoció su éxito desde la anterior versión, y eso que “segundas partes…”. Con esta renovación, el nuevo Fiddle busca la perfección puliendo defectillos del anterior, mejorando la estética y superándose en potencia con un motor que rinde 2 CV más.

El Fiddle es uno de los scooters de la marca taiwanesa Sym con muy buena aceptación en el mercado. Junto con su hermano Alló, cubre el segmento de los scooters ciudadanos de estética “retro”, aunque a diferencia del Alló, este Fiddle aporta más envergadura y presencia, además de un nivel de equipamiento más elevado. Ese concepto del Fiddle continúa presente en esta tercera edición, que se ha renovado para seguir estando vigente, corrigiendo defectos y aportando un nuevo “look”.

Así de primeras se le identifica inmediatamente como Fiddle, aunque la casi totalidad de las piezas de su carrocería han sido rediseñadas y sus dimensiones son ligeramente más grandes. Para empezar, su escudo frontal es más ancho lo que permite proteger mejor las piernas del frío y lluvia. En ese nuevo frontal destacan los intermitentes que ahora incorporan la luz de posición en “L” mediante diodos LED.

Detrás del escudo encontramos ahora una guantera protegida por cerradura con la misma llave del contacto. Su interior ofrece dos lóbulos profundos dispuestos para guardar objetos pequeños como documentación y herramientas, aunque se echa de menos una toma de corriente para cargar el móvil, o una barandilla que impida que se desparrame el contenido al abrir la tapa.

En el manillar se han practicado pequeños retoques: los mandos siguen siendo los mismos (se prescinde del interruptor de luces en la piña derecha dejándolas siempre encendidas), aumenta ligeramente la superficie de la óptica del faro, y el cuadro de instrumentos incorpora ahora el reloj horario digital retroiluminado en azul. Se echa de menos el pequeño parabrisas que montaba el Fiddle II.

Todo el cuerpo trasero es diferente adoptando un grupo óptico posterior completamente nuevo con piloto apoyado en una base cromada y los intermitentes con tulipa transparente; todos ellos se iluminan por bombillas tradicionales, nada de LEDs. Poco más arriba, descubrimos un portabultos en fundición de mayor presencia que el de varillas de la versión anterior. Encima encontramos un baúl trasero de fabricación propia (no como el Shad SH29 que monta de serie su hermano el Symphony SR) y que complementa el hueco bajo el asiento donde no es posible dar cabida a un casco integral.

Cambia a mejor el caballete lateral que antes se recogía peligrosamente solo, y que ahora incorpora cortacorrientes para no olvidárselo desplegado. También agradecerá el pasajero las estriberas extensibles.

En el apartado mecánico, también encontramos importantes mejoras como el único amortiguador posterior que incorpora ajuste por precarga de muelle en cinco posiciones más fácil de regular por medio de un simple destornillador, y el motor, externamente idéntico solo que pintado en negro, pero con cambios internos para desarrollar 2 CV más que su predecesor. La mecánica sigue contando con un tratamiento cerámico para el cilindro y alimentación por carburador tradicional, lo que le permite mantener el pedal de arranque como alternativa al motor eléctrico.

A bordo

Otro cambio importante es el estreno de un nuevo asiento. Sus formas son muy diferentes a todo lo que hasta ahora conocíamos. Tiene un extremo delantero que sobresale y es en el que tienes que ir sentado sobre todo en conducción urbana y/o si no eres alto. Es blando de mullido, pero en ningún caso le falta rigidez. Desde ese punto se llega perfectamente con las dos plantas de los pies al suelo, incluso con las piernas ligeramente flexionadas. Cuando inicias la marcha y subes los pies a la plataforma, descubrirás que adoptas una postura muy natural, para nada con las piernas flexionadas. La postura de conducción es amplia, con mucha habitabilidad y con todos los mandos a la altura correcta. Puedes, incluso, estirar las piernas a lo custom, apoyando los pies en la prolongación inclinada de la plataforma en la parte inferior del salvapiernas aunque deberás sacar las puntas de los pies hacia fuera. También cuentas con suficiente longitud de asiento para incorporarte más atrás, aunque cuando vas a poner un pie a tierra notarás que, en esta posición retrasada, se ensancha mucho el asiento.

Aunque se declara más caballería para la mecánica, lo cierto es que nuestro equipo de telemetría no apreciaba mejora en prestaciones sino todo lo contrario, con unas aceleraciones cortas algo menos brillantes que las registradas en el anterior Fiddle II. No obstante, continúan siendo unas aceleraciones más que dignas para surcar la ciudad con bastante alegría, disponiendo de una velocidad máxima que se queda a las puertas de los 100 km/h reales, suficientes para vías de circunvalación y salidas por carretera de cercanías. Ojo además con el velocímetro: la aguja clava la velocidad real en torno a los 100 km/h, pero cuidado si tienes costumbre de apurar el límite en zona de radares porque con la aguja en 70 km/h, por ejemplo, la real es de 3 km/h más.

Como ya nos tiene acostumbrados Sym, el Fiddle hace gala de una construcción de calidad con casi nulas vibraciones y ruidos… salvo por el baúl: la tapa superior tiene mucha holgura cerrada y se convierte en una máquina de hacer ruido. Por si fuera poco, en su interior no se da cabida a un casco integral y la llave es diferente a la del contacto.

Línea de tierra

Una mejora que hubiese sido bien recibida sería disponer de frenos de disco en ambas ruedas. Es algo que lo equipa de serie la gama Symhony con precios de adquisición más económicos que los del Fiddle. El disco delantero, con tan solo 190 mm de diámetro, cumple tirando a justo de potencia, mientras que detrás, el tambor de 130 mm resulta insuficiente con el añadido de que tendrás que estar pendiente de su tensión cada dos por tres.

En lo relativo a suspensiones, el Fiddle está más equilibrado con un tarado en el punto de equilibrio de comodidad y firmeza tanto para la horquilla delantera como para el único amortiguador posterior que está ajustado de origen en la posición intermedia, dejando las más duras para ir acompañados por pasajeros “de peso”.

Calza neumáticos Duro con un comportamiento, al menos en seco, correcto. Lo único que se le podía criticar es la anchura. 110 y 120 mm para las ruedas delantera y trasera, respectivamente, se quedan para casi ir de “puntillas”. Manteniendo el perfil del 70%, el Fiddle ganaría con 10 mm más de goma en cada eje, esto es, 120 y 130/70-12.

En compañía

Con el nuevo asiento del Fiddle III, gana también nuestro acompañante. No tiene tan marcadas las dos plazas, por lo que, al ir sentado el conductor más en la punta, dejará más espacio libre al pasajero. El baúl estorba un poco ya que no permite pasar una pierna al otro lado con comodidad, pero una vez acomodado sobre el asiento, el baúl ofrece un respaldo acolchado ideal. Punto a favor en esta versión 3.0 las estriberas desplegables, que se convertirían en perfectas con algún mecanismo que las extendiera sin tener que agacharse.

Con lupa

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Por fuera, el motor es el mismo del Fiddle II solo que con la tapa pintado en negro brillante. Se declara un aumento de potencia de un par de caballos, lo que significa que se ha modificado el interior.	Ventajas de resistirse a la inyección electrónica: precio y pedal de arranque. El día que te quedes sin batería (algo inevitable a los 3~4 años) podrás dar vida al motor con este elemento sin contratiempos.	El Fiddle III se resiste a abandonar el tambor trasero aunque sea de 130 mm de diámetro. Mucho mejor un potente freno de disco que no hay que hacerle caso excepto para cambiarle las pastillas.
El único amortiguador trasero tiene el cuerpo cromado e incluye en el almenado de la precarga un cilindro para facilitar su ajuste con un simple destornillador de estrella. Tal como viene en la posición intermedia ofrece un tarado todo uso.	El caballete lateral es otra de las importantes mejoras que aporta el Fiddle 3.0. Ya no se recoge solo, lo que proporciona un apoyo rápido mucho más estable. Dispone de interruptor cortacorrientes que impide que el motor funcione cuando está extendido.	Las estriberas desplegables para el pasajero son otro plus que aporta el Fiddle III y que agradecerá nuestro pasajero. La única pega es que tendremos que agacharnos para extenderlas.
El tren delantero sigue siendo el mismo que el del modelo anterior solo que estrenando un nuevo diseño de llanta de cinco palos más gruesos pero también en 12 pulgadas y con la misma medida de neumático. El disco de 190 mm queda justo para las prestaciones que desarrolla.	El asiento cambia por completo sus formas suavizando el escalón entre pasajero y conductor, y preparado para sentar a éste más en su extremo delantero. El tapizado simula la piel de cuero con el logo del modelo en relieve en su centro.	Parece el mismo que el del Fiddle II para mantener la identidad, aunque tanto el faro como los plásticos estrenan formas distintas. En el interior, una bombilla halógena H4 proporciona buena luz. Se echa en falta el pequeño parabrisas de su predecesor.
La luz de posición sale del faro y se sitúa en cada uno de los dos intermitentes delanteros por medio de 9 diodos LED alineados en “L” que se hacen ver muy bien incluso con luz de día.	En la parte delantera del baúl trasero se sitúa un generoso respaldo acolchado tapizado en el mismo tono que el asiento. Resulta comodísimo para el pasajero. De hecho, está muy bien tratado con los cambios que aporta este Fiddle III.	Aunque no se vea bien, el diseño de la nueva llanta está más conseguido en el tren posterior ya que disimula mejor el tambor. El silenciador de escape es muy discreto con un protector que combina el negro mate con el aluminio pulido.
El caracolillo del lado derecho del motor delata que se trata de un motor con refrigeración por aire forzado. Con dos válvulas y este tipo de refrigeración resulta un logro pasar de los 10 CV de potencia.	La plataforma plana es otra de las características para presumir de este Fiddle III. La superficie es bastante amplia disponiendo de inclinaciones para estirar las piernas. Su altura respecto a la banqueta del asiento está muy conseguida.	El significado del nombre es enigmático. Fiddle se traduce como violín en inglés, algo que no le pega ni con cianocrilato a un scooter de corte “retro”, a no ser que aluda a lo bien “afinado” que se encuentra.
La guantera es otra de las mejoras de este Fiddle. No estorba para nada a las rodillas por alto que seas ya que hay habitabilidad sobrada. Cuenta con cierre por la misma llave del contacto y se echa de menos en su interior la toma de corriente y una barandilla.	Encima de la guantera encontramos el gancho para colgar bolsas y bolsos. Mucho más elaborado que el del Fiddle anterior ya que cuenta con cierre por muelle y se recoge para no molestar al conductor.	La cerradura de contacto incorpora la apertura mecánica del asiento además del contacto y el bloqueo de la dirección. Se encuentra casi horizontal para que la lleve entre en vertical sin que sobresalga.
El piloto trasero y los intermitentes son de nuevo diseño, contando el primero con una base cromada que aumenta la presencia. Ninguno de los tres elementos confía la iluminación a diodos LED.	La imagen del puño del acelerador no puede ser más sencilla. En los extremos del manillar no incorpora contrapesos, y la piña de este lado solo incluye el botón de arranque. La tapa superior oculta el hueco del interruptor de luces.	En cambio, en la piña izquierda hay más detalles para contar: botón de claxon, conmutador de intermitentes y conmutador de largas cortas. Lo que sería mando de ráfagas en otros modelos se emplea para abrir el asiento (apertura eléctrica con el contacto dado).
Simplicidad también en los espejos retrovisores. Su superficie es pequeña pero efectiva gracias a la curvatura que le da efecto panorámico. La unión con la base del manillar incorpora un guardapolvos de goma.	El cuadro de instrumentos es muy parecido al del II con la incorporación de un reloj horario digital en LCD retroiluminado en color azul. Ojo con la lectura: es muy exacta e incluso marca de menos en velocidades inferiores a los 80 km/h.	El hueco bajo el asiento no tiene ni la profundidad ni la anchura suficiente para poder alojar un casco del tipo integral. En el fondo se pueden ver dos tapas redondas que permiten actuar sobre los ajustes del carburador.
Detrás del hueco se encuentra el depósito de combustible que aumenta su capacidad desde los cinco a los 6,5 litros: una importante mejora que repercute en la autonomía.	Un casco abierto entra sin ninguna dificultad en el hueco de debajo del asiento. Incluso deja huecos a su alrededor para introducir los guantes u otros objetos más pequeños.	Las llaves tienen el mango articulado con la intención de que la rodilla no se lo clave en una frenada salvaje, algo innecesario cuando la llave en el contacto está casi vertical. La segunda llave es la del baúl: se podían unificar.
Por muy poco en altura, en el baúl trasero tampoco cabe un integral. Eso sí, hay espacio para otros objetos. En el fondo encontramos una lámina de gomaespuma para proteger el contenido.	El baúl lo fabrica el propio fabricante con el mismo color de pintura que el resto del scooter. La tapa superior tiene excesiva holgura cerrada y produce muchos ruidos. Lo puedes arreglar con una buena junta de goma en todo su perímetro.	Como todos los scooters Sym, en este Fiddle III encontramos el interruptor amarillo debajo del asiento. Se trata de un sencillo cortacorrientes que se lo pondrá más difícil a los amigos de lo ajeno.
La dotación de herramientas es mínima: la bolsa con un destornillador reversible plano-estrella y una llave de bujías con una segunda llave hexagonal.	Levantando la tapa central de la plataforma plana tenemos acceso a la batería, unidad CDI y fusible. El sitio es óptimo, porque no molesta en la conducción y contribuye a bajar el centro de gravedad.	Hay una segunda tapa bajo la parte delantera del asiento sujeta por un tornillo de estrella. Da acceso a la culata del motor y, en particular, a la bujía que podemos ver a la izquierda de la imagen.

 El detallazo

Para esta Fiddle III, Sym ha extraído la luz de posición del faro y la ha ubicado en los mismos intermitentes delanteros por medio de 9 diodos LED alineados en “L” en cada uno de los intermitentes, que se hacen ver muy bien incluso con luz de día. De esta manera, el faro (con la luz siempre encendida) y estos dos puntos de luz de posición se consigue aumentar la superficie iluminada contribuyendo a hacerse ver mejor por el resto del tráfico. Un punto más en cuanto a seguridad activa.

Prestaciones con nuestro equipo de telemetría

Equipamiento Ergonomía conductor Mejoras pasajero	Ruidos baúl trasero Tambor trasero Llaves no unificadas

Rivales directos

Daelim Besbi 125 Keeway Zahara 125 Kymco Like 125 Lambretta LN 125 LML Star 4 Automatica 125

Peugeot Django 125 SYM Alló 125 Vespa Primavera 125 3v Vespa Sprint 125 3v Yamaha D’elight 115