- Autor del texto – Antonio Cuadra
- Autor de fotos – AC
- Autor acción – Álex Ruiz
- Fecha – 05/08/2018
Tras 13 años ininterrumpidos de producción (y posiblemente algunos más), Keeway le hace la “competencia en casa” a la custom Superlight con la nueva K-Light. Entre sus características hay mucho detalle de inspiración Harley-Davidson pero su diseño rompe moldes con un estilo “Sporster” muy personal y acertado de trazos rectilíneos acabado con un vanguardista soporte flotante para la matrícula.
Trece años lleva Keeway en España. Está ya muy afianzada sobre todo en el mercado de las motos y scooters de 125 cc y uno de los modelos que le ha dado más prestigio ha sido la custom Superlight que lleva en cartel desde sus comienzos en el 2005 y que ha tenido muy buena aceptación por su estilo clásico tanto en sus variantes Standard (con un alto nivel de equipamiento) como en las ediciones limitadas LE. A todo ello hay que añadir un precio muy asequible de 2.199 € que tan sólo ha subido un 10% en sus trece años de vida (1.999 € en 2005). Ríete del IPC.
Pero en Keeway son muy conscientes de que hay que renovarse… o morir. Son trece años en activo con contados cambios estéticos y los que obligan las directivas anticontaminación que pasan factura a cualquier modelo, además de ser un reto muy difícil para un superventas. Pero en lugar de renovar el Superlight, en Keeway han decidido hacer un modelo con nombre nuevo, K-Light, y que el público decida: que gane la mejor.
Que no te engañe la nueva denominación, aunque la K-Light le rinde homenaje a su predecesora con ese Light (Luz) precedido por la K de Keeway. En realidad la K-Light es la evolución natural que se esperaba del Superlight y de hecho comparte ese bastidor doble cuna, así como el motor en su variante €4 con inyección electrónica pero conservando la distribución OHV de dos válvulas por varillas y el eje de equilibrado encerrado en ese bulto que puedes ver en la parte delantera del motor, soluciones de neta inspiración Harley-Davidson como podemos ver en los modelos Evo refrigerador por aire (OHV) o en las Softail y V-Rod (eje de equilibrado). Pierde el caballete central por una “panza” semioculta que forma parte del nuevo escape, aunque encontramos dos anclajes bajo el eje del basculante que bien podrían ser para añadirlo (aunque no sería el mismo de la Superlight).
También te traerán recuerdos a la Superlight los mandos y manetas que calcan los que emplea la mayoría de las H-D independizando en cada piña el intermitente de ese lado aunque se prescinde del sistema automático de desconexión que emplean los modelos norteamericanos. Y sigue fiel al sistema de cerradura de contacto y cerradura de bloqueo independientes situadas respectivamente bajo la pipa de la dirección en el lado derecho y bajo la tija inferior por el mismo lado, respectivamente, que utilizaba H-D en las antiguas Sportster pero que, ahora, prescinde de ello al utilizar una llave inteligente.
El resto es de cosecha propia K-Light: estriberas adelantadas tipo Diamond-Black en lugar de las plataformas, asiento corrido de una pieza tipo Lepera en dos niveles, intermitentes estilo bullet… y todo ello vestido con unas formas que si bien evocan a la familia Sporster tienen su propia personalidad (y muy acertada, en nuestra opinión) con trazos más rectilíneos en lugar de líneas curvadas y un estilo más moderno. Todo ello se completa con un soporte de matrícula “flotante” monobrazo sujeto al extremo derecho del basculante que lo hemos visto no sólo en muchos modelos actuales naked y deportivos sino en custom como la Fat Bob ’18 o en la mismísima Ducati Diavel. Y con la guinda final de un cuadro de instrumentos por pantalla LCD de gran tamaño, que se lee muy bien incluso a plena luz de día, sujeto al centro de un manillar de conicidad variable (novedad en una custom) con un original sistema de abrazadera.
En cuanto al precio sube 200 € el de la Superlight (2.399 €) ofreciéndose entres colores: el gris que os mostramos en las fotografías, negro y rojo.
A bordo
El hecho de compartir el bastidor con la Superlight hace que esta K-Light conserve muchas de sus medidas comenzando por la distancia entre ejes de 1.440 mm. Sin embargo, el nuevo diseño de su carrocería y asiento así como la rueda delantera de mayor diámetro, le da un tacto muy diferente. Si tienes oportunidad de compararlas (aún la conservamos en nuestros recuerdos a la Superlight) se le nota enseguida que el asiento de la K-Light se encuentra más bajo, aunque Keeway no aporte la cifra exacta. Los menos altos en parado llegarán perfectamente al suelo con los dos pies e incluso con las rodillas algo flexionadas.
Y aún mejor cuando los subes a las estriberas porque no se encuentran demasiado lejanas y la estrechez del nuevo depósito de 11,8 litros frente al “obeso” de 15 litros de la Superlight no te obliga a separar las piernas. Damos fe de que las tallas normales en torno a los 170 cm van a ir cómodas, curiosamente con las rodillas por encima del depósito, y no creemos que los más altos tengan motivos de queja.
Hay que reconocer que a la K-Light 125 le sienta muy bien la €4. La telemetría es rigurosa con sus frías cifras: el motor “inyectado” de la Superlight supera con creces los registros que obtuvimos con la Superlight €3. No sólo es más rápido sacándole más de 5 km/h a su predecesora: 108,8 km/h reales que se corresponden con 125 km/h indicados en su velocímetro digital. Sino que también la supera en aceleraciones, y eso que sospechamos que monta un desarrollo más largo. Y para colmo registra un consumo “de mechero” que compensa la menor capacidad del depósito para aportar incluso una superior autonomía. Fantástico.
Siendo un motor con distribución por varillas, no le gustan para nada las altas revoluciones y la velocidad máxima la registra a 9.000 revoluciones. Pero puedes hacerlo subir más de vueltas; sirva de referencia que, en cuarta, rompes la barrera de los 100 km/h reales (114 de velocímetro) a un régimen de 9.500 rpm. Y todo con una perfecta suavidad y con unas vibraciones que solo hacen tímidamente su aparición cuando apuras a esos altos regímenes.
Con esos datos que te damos de su propulsor, no te dará ningún complejo aventurarte en carretera abierta con la K-Light, pero si le das a elegir busca carreteras reviradas donde vas a descubrir que dibuja las curvas con trazo firme, sin que le tiemble el pulso. La nueva rueda delantera de 17 pulgadas hace mucho.
Por ciudad también se encuentra cómoda. Hace gala de una gran agilidad sobre todo gracias a su peso en orden de marcha de poco menos de los 150 kilos que suponen algo más de 10 de diferencia con los que registramos con la Superlight aunque los datos oficiales (página web) indiquen lo contrario. Lo único que se le puede criticar es que es difícil de localizar el punto muerto y que hay que ayudar un poco con el embrague para salir en primera, así que ni se te ocurra alargar más el desarrollo porque terminarás quemando el embrague.
Linea de tierra
Repite en suspensiones la horquilla de eje centrado delantera que hace bien su labor. Detrás, se estrena una pareja de amortiguadores con botella de gas separada, muelle de paso variable y ajuste de precarga por tuerca-contratuerca que complica la regulación (más cómodo el sistema de almenado); tal cual como vienen proporcionan un tarado tirando a duro pero correcto.
Como es habitual en los modelos de Keeway, encontramos neumáticos Cordial con un dibujo un tanto offroad que cumplen en asfalto seco. En mojado, no sabemos, pero por si acaso se prudente.
Donde también se notan las mejoras es en frenos. El delantero sigue siendo el mismo de unos ¿270 mm de diámetro? (no declarados, pero grande) deja de hacer tándem con un tambor por motivos de adaptarse al sistema combinado, y ahora encontramos un disco en el tren posterior de ¿240 mm? (tampoco se declara). Hay potencia en ambos ejes (tampoco está presente el falso ABS delantero que tanto criticábamos por quitarle mordiente) y fácil de dosificar. La contribución delantera del funcionamiento combinado del CBS a través del pedal de freno es suave y discreta, pero suficiente para ayudar a los novatos que se complican actuando sobre dos mandos.
En compañía
A pesar de sus dimensiones compactas, la K-Light acoge sin problemas en su asiento a dos niveles a un pasajero. El asiento trasero sigue contando con baja altura, lo que facilita a nuestro acompañante su acomodo, acompañado de un grueso y cómodo mullido. Dispone a ambos lados del asiento de unas asideras para agarrarse y descansan los pies en estriberas tipo Diamond Black, igual que las del piloto.
Con lupa
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El detallazo
En ese nuevo diseño custom más moderno que muestra la K-Light, juega un papel muy importante el soporte flotante de la matrícula, que sólo conocemos de dos modelos: la HD Fat Bob ’18 (aunque montado como accesorio) y la Ducati Diavel. El de la K-Light está muy bien hecho (aunque en terminación se deberían cuidar más las soldaduras) y para estar sujeto sólo por el lado derecho del basculante tiene un aspecto de lo más sólido. Además se han ocultado muy bien los cables que dan suministro eléctrico a la luz de la matrícula. Estéticamente da un aspecto mucho más ligero a la K-Light sin tener que recurrir a guardabarros demasiado voluminosos y más cuando la rueda trasera es “gorda”.
Prestaciones con nuestro equipo de telemetría
Aceleración 0-50 m | 5,29 s (52,0 km/h) |
Aceleración 0-100 m | 8,34 s (64,4 km/h) |
Aceleración 0-400 m | 21,54 s (93,3 km/h) |
Aceleración 0-1.000 m | 43,27 s (101,9 km/h) |
Aceleración 0-100 km/h | 32,20 s (689 m) |
Velocidad máxima | 108,8 km/h |
Consumo | 2,79 l/100 km |
Autonomía | 423 km |
Peso total lleno | 149,2 kg |
Reparto tren delantero | 46,3% |
Reparto tren trasero | 53,7% |
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Motor Comportamiento Frenos |
Punto muerto Sin caballete central Ausencia compartimento de carga |
Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio/ Galería Imágenes
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Rivales directos | ![]() ![]() ![]() |
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