- Autor del texto – Antonio Cuadra
- Autor de fotos – AC
- Autor acción – Carlos de la Cuadra
- Fecha – 09/06/2013
Bajo ese aspecto simpático de moto del abuelo, nos llega desde la firma holandesa Super Motor Company este scooter retro que evoca al modelo con mayor producción que se haya conocido hasta la fecha: el Honda Super Cub. De aquel mítico modelo se inspira estéticamente y recoge muchas de sus soluciones prácticas, además de su robustez mecánica y bajo consumo y mantenimiento, cualidades muy valoradas incluso 50 años después.
Las motos japonesas comenzaron con la necesidad de motorizar a una sociedad, al principio japonesa, que intentaba salir adelante después de los devastadores efectos de la II Guerra Mundial. Soichiro Honda, por ejemplo, comenzó produciendo bicicletas con motor. A finales de los cincuenta, Soichiro y su socio Fujisawa hicieron una visita a Europa para recopilar ideas que llevaran al desarrollo de un nuevo modelo. Vieron que las motos tenían gran éxito pero también los ciclomotores con motores 2 tiempos, lo cuales no necesitaban ningún tipo de carnet para su conducción. Cuando volvieron a Japón tenían claro que la estructura de ciclomotor permitía su uso para el público femenino y que había que adaptarlo de alguna forma a las carreteras japonesas en peor estado que las europeas con una motorización más suave: la de 4 tiempos.
A principios de 1957 se empezó a desarrollar un nuevo motor OHV (distribución por varillas) de 50 cc que rompía con muchos convencionalismos. Tenía que contar con caja de cambios pero para ayudar a transportar mercancías, el nuevo vehículo se podría conducir con una sola mano (la otra sujetaba las cajas que se llevaran entre las piernas) y con neumáticos de 17 pulgadas, un pequeño detalle que contó con el rechazo de todos los fabricantes excepto uno pequeño que estuvo dispuesto a ello. En agosto de 1958, Honda anunció el lanzamiento de su nuevo Super Cub C100 con una gran respuesta del mercado que incluso se continúa hasta la actualidad contabilizándose en su 50º aniversario una producción total de 60 millones de unidades. Lógicamente en todo este tiempos, el Super Cub (pronúnciese “Cab”) ha ido evolucionando e incluso a llevado a otras variantes como el Honda Wave 110i de aspecto más moderno y con más tecnología. E incluso, el motor ha dado pie a otros vehículos, principalmente de ocio, como el Honda MSX 125.
El fenómeno Super Cub se extendió rápidamente a otros mercados, incluido Estados Unidos, pero donde funcionó a la perfección fue en los mercados asiáticos. ¿Quién no ha recibido en su correo un Power Point con fotos de Super Cub cargados a reventar con toda la familia encima?
Europa también fue infectada por la Super Cub Manía pero solo los países que ponían pocas trabas a la invasión de motos japonesas (el proteccionismo español duró hasta 1982). En Holanda, por ejemplo, las Super Cub originales están cotizadísimas y esto ha llevado a fundar una nueva marca de motos, Super Motor Company, con dos únicos modelos en su catálogo: esta Super 100 y la Super 50 idéntica pero adaptada a la normativa de ciclomotor. La producción se hace en China con los estándares de calidad que imponen los holandeses, y nos llega a España a través de Chamaleon Motor. La Super 100 sigue la filosofía original de la Super Cub original de Honda y de ahí que sus ruedas sean de radios con frenos de tambor (y con neumático de 17 pulgadas, como debe ser), la suspensión delantera por unas pequeñas bieletas que oscilan apoyadas en unos muelles con dos sencillos amortiguadores traseros, el escudo frontal en plástico flexible que cubre perfectamente las piernas del conductor, sin el suelo característico de los scooters actuales, decoración bicolor en unos llamativos rojo-blanco (aunque también la tienes toda en negro, y pronto en otras combinaciones), con el manillar carenado y discreto velocímetro y el característico motor con la palanca de cambios punta-tacón, pedal de freno a la derecha y palanca de puesta en marcha (aunque la Super 100 añade el motor eléctrico).
A bordo
Sentado en el Super 100 te encuentras realmente cómodo, en una postura muy natural sin forzar piernas y a 760 mm de altura que son fáciles para poner las dos plantas de los pies en el suelo ya que no hay plataforma que obligue a separar las piernas. No lo hemos podido probar con lluvia; es de suponer que la suela del zapato se puede mojar, pero la parte inferior del escudo frontal parece protegerlos bastante. Comparado con un scooter normal, el manillar es algo estrecho, como también las empuñaduras; en cualquier caso se controla perfectamente.
Se pone en marcha sin tener que accionar alguno de los frenos como medida de seguridad e incluso con una marcha ya engranada. Su cambio de cuatro velocidades es fácil de usar porque se maneja sin embrague (semiautomático) y no requiere prestarle demasiada atención. Nada que ver con el de una moto convencional de marchas en la que el punto muerto se encuentra entre primera y segunda, y para aumentar marchas hay que mover la punta de la palanca hacia arriba. En el Super 100, como en cualquier vehículo que use este tipo de motores, partes de punto muerto y presionando hacia abajo la punta de la palanca van engranándose las diferentes marchas: primera, segunda, tercera y cuarta. Si quieres reducir: presionas hacia abajo el extremo del tacón; el pie izquierdo siempre tiene que estar por encima de la palanca. No es un sistema pensado para reducir; si llegas a un semáforo en cuarta, y el Super 100 está parado, das otro pisotón a la palanca de cambios, como para meter quinta, y vuelta a empezar: ya estás otra vez en punto muerto y se enciendo el testigo verde en el cuadro de instrumentos. Metes primera (otro pisotón) y esperas con la marcha engranada (sin embrague manual) a que se ponga en verde para acelerar como si se tratase de un scooter automático. Incluso si quieres puedes iniciar la marcha en segunda (o tercera, o cuarta, aunque le va a costar un poco más coger velocidad). Mucho más práctico y cómodo que el de cuatro velocidades en el puño izquierdo de las Lambretta y Vespa, pero donde esté un variador…
El motor es elástico y tranquilo, y eso es lo que te permite no hacerle mucho caso al cambio. Sale muy dignamente de los semáforos y tampoco lo hace mal en velocidad punta, aunque no se encuentra cómodo rodando tan revolucionado en cuarta a más de 90 km/h reales; por cierto que, a esas velocidades, el velocímetro marca de menos: unos 80 km/h. Lo que sí es seguro es que tiene cuerda para rato: robusto como una roca y con un mantenimiento mínimo.
Línea de tierra
En lo que respecta a suspensiones, el Super 100 va justito. No solo tienen un recorrido tirando a escaso, sino que además carecen de hidráulico, con lo cual al pasar un bache vas a estar oscilando un buen rato. La misma Super Motor Company ofrece como accesorio original unos amortiguadores traseros (que es donde más se necesitan) con hidráulico y precarga de muelle.
Y por frenos tampoco va sobrado pero los dos tambores son suficientes para su liviano peso y prestaciones. Mejor el tambor delantero con unos generosos 130 mm de diámetro; con el trasero habrá que estar más pendiente de que esté bien tensado.
En compañía
Después de ver lo que hacen en Tailandia empleando un Super Cab como si se tratara de un monovolumen familiar, pensaba que el Super 100 iba a ser un trono para llevar a un solo acompañante. Pero no es así. Se agradece que el asiento sea bajito para incorporarse como también que disponga de estriberas plegables para que nuestro paquete apoye los pies, e incluso la asidera en la parte final del asiento, pero si nuestro pasajero no se sienta próximo a ti, el espumado posterior del asiento cede rápidamente y acabará con el culo encajado entre el extremo final y la asidera.
Con lupa
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La evolución, ¿continúa?
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El detallazo
Llama la atención que no exista maneta en el lado izquierdo del manillar. Es uno de los principios básicos en el desarrollo de este modelo: que se pudiera conducir con una sola mano. De ahí que no monte ni maneta para el embrague o para el freno trasero.
Y no es que no tenga embrague la Super 100, sino que tiene dos integrados en uno solo: uno normal por discos múltiples en baño de aceite que se acciona al mover la palanca de cambios para no tener que cambiar de marcha “a capón”, y otro centrífugo (unas zapatas que se expanden sobre una campana al aumentar el régimen de giro) que es el que te permite quedarte quieto en los semáforos con una velocidad engranada y arrancar al acelerar.
Prestaciones con nuestro equipo de telemetría
Aceleración 0-50 m | 5,23 s (50,1 km/h) |
Aceleración 0-100 m | 8,46 s (61,6 km/h) |
Aceleración 0-400 m | 22,90 s (82,5 km/h) |
Aceleración 0-1.000 m | 46,49 s (88,7 km/h) |
Aceleración 0-100 km/h | NO LLEGA |
Velocidad máxima | 93,3 km/h |
Consumo | 2,20 l/100 km |
Autonomía | 182 km |
Peso total lleno | 84,2 kg |
Reparto tren delantero | 41,8% |
Reparto tren trasero | 58,2% |
Diseño retro auténtico Acabados Robustez mecánica |
Sin hueco de casco Tensado freno trasero Suspensión no hidráulica |
Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio/ Galería Imágenes
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Rivales directos | Lambretta LN 125 LML Star 4 125 LML Star 4 Automatica 125 Vespa GTS Super 125 ie Vespa LX 125 3v |
Vespa LXV 125 ie Vespa PX 125 Vespa 946 125 3v Vespa S 125 3v |