• Autor del texto – Antonio Cuadra
  • Autor de fotos – Antonio Cuadra
  • Autor acción – Pedro Freire
  • Fecha – 25/05/2011

La firma Adiva sigue fiel a su filosofía de “llevar la casa a cuestas” añadiendo un techo al concepto tradicional de scooter, lo que aporta una mejor protección contra la lluvia, permitiendo a la vez “descapotar” el vehículo sin herramientas y en cuestión de segundos. En su tercera generación, nos llega impulsada por un motor de origen SYM con un precio más ajustado.



Una de las principales reivindicaciones de los usuarios de moto es, desde siempre, la ausencia de una protección contra el frío y la lluvia. Y posiblemente, estos dos elementos son los que más coarten de la utilización de las dos ruedas por los usuarios de los de cuatro. Así lo entendió en su momento BMW desarrollando el ya desaparecido C1 125/200, un scooter con techo del que todavía se pueden ver algunas unidades rodando por nuestras calles; posiblemente, si hubiera “esperado” un poco más, el scooter con cabina de la marca bávara podría haber sido muy bien recibido por los usuarios de la convalidación. 

Si bien el BMW C1 era un concepto muy particular, basado en una estructura cerrada de aluminio que protegía a un conductor sujeto con cinturones de seguridad al que se le eximía de llevar casco (la excepción que confirmaba la regla, e incluso resultaba peligroso para las cervicales si lo llevaba), al poco tiempo de su lanzamiento, en 2002, aparecía una nueva marca italiana, Adiva, creada por Nicola Pozio, que daba sus primeros pasos de la mano de Benelli y que ofrecía una alternativa descapotable, sin perder las costumbres de los vehículos de dos ruedas, esto es, conducir con casco y acompañados de un pasajero, que también se acoge bajo el mismo techo.

El concepto de Adiva fue adoptado también por Renault en su intento, allá por 2003, de convertirse en marca de dos y cuatro ruedas (camiones y autobuses aparte) con el modelo Fulltime, hasta que Benelli entró en quiebra, lo que obligó a Adiva a “buscarse la vida” de forma independiente. El Adiva AD125, que traemos en esta ocasión, es la tercera generación de este peculiar scooter descapotable, que ahora cuenta con el apoyo financiero de un grupo taiwanés y el importador japonés.

El sistema de techo desmontable está patentado y la verdad es que está muy bien pensado. En cuestión de segundos se descapota, liberando un par de tirantes que lo unen con la parte superior del parabrisas, plegando los paneles e introduciéndolo en el interior del baúl trasero integrado en el scooter que se abre desde la cerradura de contacto. Está claro que con el techo montado, el espacio del baúl queda liberado para guardar lo que quieras, incluso hasta dos cascos integrales, y aún hay espacio posiblemente para más. Y es que la practicidad del Adiva no tiene límites; a esa capacidad de carga se añade también la de debajo del asiento del conductor, que también se abre desde la cerradura de contacto y que da cobijo a un casco abierto. Pero no se acaba; delante del conductor nos encontramos con dos profundas guanteras abiertas, con un conector de 12V para el móvil o un navegador en el fondo de la izquierda. Adiva AD125Lo que ves, salvo el manillar, es una imagen muy de coche, con los canalizadores orientables del aire de marcha a ambos lados del salpicadero, e incluso limpiaparabrisas de dos velocidades y preinstalación de radio-CD-MP3 con la rejilla de los altavoces en el centro inferior. Si no montas el equipo de audio, la caja de la misma tiene tapa y te servirá de tercera guantera. Desde luego, el AD125 va a ser la diana de todas las miradas, tanto en marcha como aparcado.


A bordo

El puesto de conducción está muy bien pensado, a no ser que midas metro noventa, como Pedro en la sesión fotográfica. Le costó acoplarse en su interior, y más conduciendo acompañado. El asiento es bajo, permitiendo estirar ligeramente las piernas y llegar al suelo sin problemas, gracias a los recortes que se le han practicado a las semiplataformas. Incluso se ha aprovechado el escalón entre los niveles de los dos asientos para ofrecer un cierto relajamiento lumbar. 
La posición busca bajar el centro de gravedad al vehículo, compensando el sobrepeso de altura debido al techo y al parabrisas. De hecho, en la práctica se comporta como cualquier scooter convencional y no hace extraños al inclinar. Eso sí, te sensibilizarás más con las particularidades del Adiva a la hora de subirlo al caballete central (el lateral cuenta con cortacorrientes y es bastante estable.

No nos ha convencido el manillar por lo corto que es entre puntas. El Adiva es un scooter que pide conducirlo a contramanillar (moviendo ligeramente el manillar al lado contrario al que quieras girar: aunque te cueste entenderlo lo hacemos inconscientemente), y con lo corto que es, pues habrá que hacer más fuerza. Todos sus mandos –y son muchos– están en la posición correcta con muy buen tacto.

 La protección es su punto fuerte. Obviamente, en el caluroso mes de mayo en el que lo probamos, no podemos dar cuenta de si su frontal quita frío (se presume que sí). Pero lo que sí pudimos verificar es la protección contra la lluvia en una tormenta. Está claro que conduciendo con las “puertas abiertas”, el agua se cuela inevitablemente y sigue siendo necesario vestir indumentaria impermeable; pero lo más importante es que no perdemos nada de visión por la lluvia, ya que la pantalla del casco permanece seca y el limpiaparabrisas de dos velocidades colabora a seguir atento al tráfico que nos antecede. También apreciamos el efecto “sombrilla” conduciendo con techo los días de calor.

El cristal del parabrisas no hace “aguas” ni deforma la visión y, como detalle, los retrovisores están bien situados a ambos lados de los cantos del parabrisas para controlar lo que hay detrás sin mover casi la vista de frente.


Línea de tierra

Sin duda, el concepto Adiva no se lleva muy bien ni con la báscula ni con la aerodinámica, como ya hemos comentado. Son casi 200 kilos, con su depósito de 13 litros lleno, y una considerable altura de 1,76 m expuesta al viento; pero, a pesar de todo, su mecánica de origen SYM refrigerada por agua (la misma que utiliza el GTS Evo de carburación) lo lleva con mucha dignidad, aportando una velocidad máxima que se queda a las puertas de los 100 km/h. Eso sí, ese lastre para sus 125 cc (existe una versión de 200 cc también con mecánica SYM) pasa factura con un consumo algo subidito de tono cuando forzamos buscar las mejores prestaciones.

Las suspensiones están bien taradas y muestran buena calidad. En general, son elementos sobredimensionados para scooters de mayor cilindrada por el peso del AD125 y, por este motivo, encontramos en el tren delantero una horquilla con barras de 41 mm. Y en lo que respecta a frenos, tampoco nada que objetar; sus discos de 260 y 240 mm equipados con pinzas de doble pistón paralelo y latiguillos de trenzado metálico detienen sin rechistar la inercia debida al peso.

 
                                             En compañía

De todos los scooters de 125 cc que han pasado por nuestras manos, sin lugar a dudas este Adiva es el más cómodo para un pasajero. La marca italiana lo trata a cuerpo de rey, con un auténtico trono que se caracteriza por respaldo que cubre completamente la espalda e, incluso, con reposacabezas.

La banqueta es mullida y los pies descansan en una postura muy natural sobre plataformas-estriberas que no fuerzan para nada a arquear las piernas. Lo que no nos ha gustado es la forma de acomodarse, ya que no hay demasiado espacio para pasar la pierna con el conductor ya subido, a lo que se añade la dificultad de la altura del techo.

Con lupa

Adiva AD125 Adiva AD125 Adiva AD125
Entre los faros hay una especie de pequeño capó que oculta los depósitos del vaso de expansión del circuito de refrigeración y del líquido del limpiaparabrisas: lo que oyes, pulsas lo que sería el gatillo de ráfagas y surge un chorrito de agua jabonosa. El Adiva ofrece buena superficie en sus plataformas para apoyar los pies. Los del conductor se estiran ligeramente apoyándolos en la parte inclinada, disponiendo de un recorte para llegar al suelo. Los del pasajero también son amplios. El salpicadero es más parecido al de un coche que el de un scooter y sólo lo delata el manillar. Fíjate en los canalizadores del aire de marcha completamente regulables en orientación y caudal y las rejillas para los altavoces del equipo de audio.
El motor es un SYM refrigerado por agua con cilindro cerámico. El mismo de la GTS Evo pero sin inyección. Adopta otro aspecto con la tapa plástica negra y prescinde del pedal de arranque. Mueve muy dignamente el peso pesado del Adiva. Complementando al caballete central (un tanto difícil de accionar por el peso del vehículo), encontramos la alternativa de esta pata de cabra para los aparcamientos rápidos. Es bastante estable, no se pliega sola y dispone de cortacorrientes. El tren delantero adopta una generosa horquilla de eje retrasado con generosas barras de 41 mm de sección, rueda de 14 pulgadas y un disco de 260 mm de diámetro. La llanta de cinco palos está preparada para recibir un segundo disco por el lado derecho.
Este es uno de los detalles que más nos gusta del AD125: la tapa que oculta la caja donde podemos montar un equipo de audio. Está claro que lo debemos montar en una caja extraíble para no tentar a los amigos de lo ajeno. El cuadro de instrumentos es también de diseño automovilista: velocímetro, niveles de gasolina y temperatura a la derecha y, en el medio, los testigos y pantalla digital con información de la hora, temperatura ambiente, cuentakilómetros y aviso de revisión. Con estos tirantes se comienza a plegar el techo para guardarlo en cuestión de segundos y sin herramientas en el interior del baúl trasero. No hay ruidos ni vibraciones, ya que todas las piezas ajustan bien, pero se recibiría bien un guarnecido interior para el techo.
El cristal del parabrisas no hace aguas y su limpia lo cubre perfectamente los días de lluvia. Los retrovisores están pegados a sus laterales (no hay que desviar casi la vista) e incluyen en su parte anterior los intermitentes. Con el techo montado, el interior del baúl trasero queda libre para guardar lo que queramos. Como se ve hay espacio para dos integrales e incluso quedan muchos huecos libres grandes para seguir guardando otros objetos. Todo el interior del baúl trasero, así como la tapa que lo cierra está completamente revestido de terciopelo para proteger el contenido. Desde este ángulo no se ve, pero también cuenta con un cinturón elástico para sujetar lo que guardes en el interior.
Del Adiva hay muchas cosas que contar y de ahí que en esta prueba os mostremos más detalles de lo habitual. Por ejemplo, el asiento del conductor que se abre y permite guardar un casco abierto. Un hidráulico lo mantiene abierto. En el fondo de la guantera abierta de la izquierda encontramos esta toma de corriente de 12 voltios, muy práctica para cargar el móvil o enchufar un navegador GPS, opción que encaja muy bien con la filosofía de este scooter descapotable. La carrocería no cubre bien la mecánica dejando al descubierto “las tripas”. En este eje se emplea también una rueda de 14 pulgadas con un disco de 240 mm (latiguillos metálicos). Los amortiguadores tienen precarga de muelle ajustable en 5 posiciones.


 El detallazo

Está claro que, si hay algo que debemos destacar de este Adiva, es su techo. Es la única opción que existe actualmente en el mercado de la convalidación con esta posibilidad, lo que psicológicamente hará más amigable la transición de los usuarios del coche a la moto. Incluso la imagen que van a tener desde el puesto de conducción, con un salpicadero de neta inspiración automovilística y la posibilidad de incorporar equipo de audio, también ayuda. El techo descapotable está muy bien diseñado para ser desmontado y plegado en cuestión de segundos, con una altura comprometida para acceder a las plazas interiores sin que afecte aún más a la aerodinámica. Bien por la protección que ofrece con lluvia, sol y frío (se supone), y aún mejor por la solución del baúl integrado posterior donde se guarda el techo, que ofrece una capacidad excepcional hasta el momento desconocida en un scooter.

Prestaciones con nuestro equipo de telemetría

Aceleración 0-50 m 5,43 s (49,8 km/h)
Aceleración 0-100 m 8,65 s (60,6 km/h)
Aceleración 0-400 m 22,96 s (85,8 km/h)
Aceleración 0-1.000 m 46,91 s (92,5 km/h)
Aceleración 0-100 km/h             No llega
Velocidad máxima 95,4 km/h
Consumo 5,11 l/100 km
Autonomía 254 km
Peso total lleno 194,3 kg
Reparto tren delantero 40,7%
Reparto tren trasero 59,3%

 

 

Protección frío y lluvia
Capacidad de carga
Detalles
Precio elevado
Peso y aerodinámica desfavorable
Acceso a los asientos

 

 

Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio/ Galería Imágenes


 Ver FICHA TÉCNICA/EQUIPAMIENTO/PRECIO/GALERIA IMAGENES del Adiva AD 125

 

Futuros rivales

De momento, el Adiva AD125 no tiene competencia, pero hay dos marcas que, en los últimos salones, han mostrado su intención de ofrecer scooters con techo. Hagamos un repaso.

BMW C1-e 

Al principio de esta prueba os comentábamos de que, tiempo atrás, BMW estrenó la moda de los scooters con techo con el C1. Pues bien, los alemanes quieren resucitar este proyecto utilizando como propulsor el mismo motor eléctrico del Vectrix en el buje de la rueda posterior. La estructura es aún más ligera y sigue contando con cinturones de seguridad (no será obligatorio el uso del casco). No se contempla acoger a un posible pasajero. 


Malaguti Blog Tettucio 125

Más que un nuevo modelo se trata de un accesorio para dotar de techo al Malaguti Blog 125. Dispone de una estructura muy sencilla y fija con un parabrisas muy envolvente que cuenta también con limpiaparabrisas eléctrico. Se complementa todo este conjunto con un baúl trasero. Encontraréis más información aquí.

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