- Autor del texto – Antonio Cuadra
- Autor de fotos – AC
- Autor acción – Venancio L. Nieto
- Fecha – 14/04/2013
La taiwanesa TGB se estrena con este Bellavita en el segmento de los scooters urbanos de estética retro. Pero no quiere ser uno más, su característica que lo diferencia del resto de las muchas opciones que ofrece el mercado es ofrecer las dimensiones más grandes. Está claro que las nuevas generaciones de usuarios son cada vez más altas y los scooters, aunque evoquen otras épocas, deben adaptarse a esa nueva ergonomía.
Ya lo hemos comentado en más de una ocasión que, salvo el PCX de Honda, los scooters urbanos de diseño moderno no llegan a cuajar bien. El público puede optar por un Gran Turismo, un Rueda Alta,… pero si lo que se quiere es moverse por ciudad, que no deja de ser la esencia fundamental de un scooter, pues hay unanimidad en ponerle cara de scooter de época, retro o como se dice actualmente “vintage”. Ahí está el éxito de las Vespa después de 67 años, el renacimiento de las Lambretta o los estilos libres de otras marcas como el Like de Kymco, Fiddle de SYM o Besbi de Daelim.
Además de los ejemplos mencionados, hay muchos más en el catálogo de 125 cc, por lo que si alguna marca busca ir sobre seguro en el lanzamiento de un nuevo modelo de corte urbano está claro que tiene que buscarse una “fachada” que evoque aquellos scooters que empleaban nuestros padres y/o abuelos. Para el Bellavita (Buena Vida en italiano), la compañía Taiwan Golden Bee (la abeja dorada de Taiwán) o TGB no se anda por las ramas y busca la musa del diseño en la Vespa. Una inspiración demasiado evidente, y más concretamente en el modelo GTS con motor refrigerado por agua. En cierto modo, TGB ha buscado en sus orígenes ya que, cuando echaron a andar allá por 1965 produjeron bajo licencia para la isla de Formosa la mítica Vespa. Curioso esto de que la abeja taiwanesa haya fabricado “avispas”.
Pero también hay que destacarse con un producto diferente. En este sentido, la Bellavita busca dos argumentos principales: prestaciones con un motor refrigerado por agua con culata de cuatro válvulas y unas dimensiones grandes para que incluso los más altos se encuentren a gusto en un scooter retro. En lo del motor también coincide con la Vespa GTS y disimula de la misma forma la presencia de un radiador que toma el aire fresco del paso de rueda delantero y le da salida por las rejillas laterales. Incluso coincide con el tren delantero monobrazo de bieletas oscilantes.
Donde sí que no ha seguido a la Vespa es en la carrocería ya que el Bellavita emplea una de plástico bajo la que se encuentra un bastidor de estructura tubular que incluso hubiera ofrecido una plataforma plana de no ser por las piezas de plástico que hacen de falso travesaño en el que se esconde en el interior la batería. Todos los plásticos presentan una excelente terminación y se valora que el fabricante haya reducido a lo mínimo imprescindible la presencia de tornillos. Fíjate, por ejemplo, lo bien que quedan las tulipas de los intermitentes o el piloto trasero sin “ferretería”. Otro detalle muy actual es el abuso de los diodos LEDs en la iluminación ya que están presentes en piloto (matriz de 22 elementos) e intermitentes (15 cada uno de los delanteros y 11 en los traseros). Y ya puestos a destacar detalles de siglo XXI en un scooter con estética de los sesenta, ahí está la toma de corriente en el hueco bajo el asiento con conector USB, o el tablero con pantalla digital “retro”-iluminado en color azul.
La capacidad de carga no es uno de sus puntos fuertes. Apretando un botón junto al contacto se abre el asiento que deja al descubierto un espacio que resulta incluso muy limitado para guardar un casco abierto por el escaso fondo que ofrece. Afortunadamente se cuenta con el recurso de aprovechar el antirrobo de manillar, firmado por Artago que se entrega de serie en los Bellavita, para pasar la “porra” articulada por el hueco de la pantalla y poder guardar de este modo un integral. Delante de las rodillas se dispone de un elemento imprescindible en cualquier scooter retro: la guantera; se abre desde el contacto y está bien pensada para guardar objetos pequeños gracias a una barandilla que impide que se desparramen. En el interior de esa guantera se encuentra la apertura mecánica del asiento (por si falla la batería) y los fusibles.
En lo que respecta al motor responsable de esas buenas prestaciones, no es un SYM como encontrábamos en el X-Motion 125 sino un PGO, otra marca taiwanesa que acaba de producir esta mecánica con nombre propio, Vortex, y que cuenta con refrigeración líquida, culata monoblock de cuatro válvulas, rodamientos en balancines e inyección electrónica Bosch.
A bordo
Sin duda es el scooter retro más voluminoso que ha pasado por nuestras manos. Y aunque para los usuarios más altos no hay problemas de que sus piernas se golpeen en el giro del manillar ni con el salvapiernas, los menos altos tampoco pondrán problemas al disponer de una altura de asiento muy razonable para llegar al suelo con los dos pies. De hecho, esa contenida altura de asiento es la responsable de que le falte fondo al espacio principal de carga y de que las piernas del conductor queden muy flexionadas por la proximidad con la plataforma para los pies, sin que resulte demasiado incómodo.
En marcha también tiene sus peculiaridades sobre todo si lo usas por primera vez. El monobrazo por bieletas con su correspondiente disco, carga más peso por el lado izquierdo y eso repercute en un tacto diferente que desaparece al coger velocidad; es más, al final hasta terminas acostumbrándote a esa particularidad y te moverás con mucha soltura entre coches.
Del motor, sinceramente, esperábamos más sobre todo cuando la propia TGB declara los 15 CV máximos permitidos. Desde luego, ninguna crítica por su exquisita suavidad de funcionamiento, bajo ruido y consumo. Acelera correctamente para destacarse en la salida de los semáforos, pero en velocidad máxima va demasiado limitado rozando sin superar la barrera de los 100 km/h reales (115 de velocímetro).
Línea de tierra
Si bien el tren delantero obliga a una cierta adaptación, en lo que respecta al funcionamiento de la suspensión no hay nada que objetar ya que cumple a la perfección su tarea de absorber las irregularidades del asfalto con el tarado ideal para dar firmeza en las trazadas sin restar para nada comodidad.
Esa misma sensación de tarado correcto la encontramos en el tren posterior. De las cinco posibilidades de ajuste de precarga que ofrecen, se nos entregó en la más blanda y resultó la ideal para un todo uso, aunque con acompañantes “de peso” convendría aumentarla ligeramente como veremos más adelante.
La dotación de frenos de 220 mm en ambos ejes con latiguillos metálicos está condicionada por el uso de llantas de 12 pulgadas; es algo que también se experimenta en la Vespa GTS en la que se inspira. La potencia de frenado de ese equipo resulta más que suficiente para las prestaciones que desarrolla, y la prueba la tenemos en que encontramos la misma dotación de discos y neumáticos en el modelo de 300 cc, con la única diferencia de montar pinza de triple pistón en el tren delantero para combinar uno de ellos con el disco posterior en la maneta izquierda.
En el apartado precio, el nuevo Bellavita está muy condicionado por el uso de un motor 4v de inyección refrigerado por agua. Se pasa por un poco de la barrera del “medio kilo” (3.199 € con la promoción de lanzamiento), pero está casi 1.000 euros por debajo de la Vespa GTS Super, su directo rival e inspirador.
En compañía
Aunque se trata de un scooter de grandes dimensiones, parece como si en TGB se hubieran olvidado del pasajero, reservándole un espacio bastante limitado en longitud.
Resulta fácil acomodarse en el asiento posterior dada la contenida altura del asiento, y una vez sentado, descansará sus pies en unas estriberas desplegables con tratamiento antideslizante, agarrándose en las sólidas asideras laterales.
El peso extra del acompañante no será problema para el motor a la hora de iniciar la marcha pero sí en las suspensiones sobre todo si es “de peso” ya que cederá y se deberá agarrar con frecuencia al conductor para no deslizarse hacia atrás.
Con lupa
Haz click sobre la imagen para ampliar
El detallazo
Después de hacer una inversión de poco más de 3.000 euros, lo suyo es protegerla. TGB Ibérica ha tenido el buen acierto de incorporar de serie un antirrobo Practic Cap producido por la prestigiosa compañía valenciana Artago. Este antirrobo es del tipo integrado y que une el extremo izquierdo del manillar con la base del asiento. En marcha no estorba en absoluto al conductor, y también importante, no resta espacio de carga ya que se recoge justo debajo del asiento por el exterior.
Para ponerlo basta con introducir la llave, liberarlo del soporte y engancharlo en el extremo del manillar. Fácil, práctico y seguro. Pero además soluciona el “¿Dónde dejo mi casco integral?” haciendo pasar la “porra” articulado por el hueco dem la pantalla del casco antes de bloquearlo en el manillar.
Prestaciones con nuestro equipo de telemetría
Aceleración 0-50 m | 5,63 s (49,2 km/h) |
Aceleración 0-100 m | 8,88 s (60,6 km/h) |
Aceleración 0-400 m | 23,10 s (86,0 km/h) |
Aceleración 0-1.000 m | 46,88 s (90,9 km/h) |
Aceleración 0-100 km/h | NO LLEGA |
Velocidad máxima | 97,0 km/h |
Consumo | 3,62 l/100 km |
Autonomía | 249 km |
Peso total lleno | 155,2 kg |
Reparto tren delantero | 39,2% |
Reparto tren trasero | 60,8% |
Suavidad motor Dimensiones grandes Antirrobo manillar |
Tren delantero Capacidad de carga Velocidad máxima |
Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio/ Galería Imágenes
|