- Autor del texto – Carlos López
- Autor de fotos – Joan Carles Orengo (Bordoy)
- Fecha – 27/08/2010
El segmento del “rueda alta” se está reinventando. Vuelve a los orígenes, cuando eran modelos ligeros y manejables, impulsados por mecánicas sencillas, robustas y fiables, que eran la mejor adaptación al medio urbano y que posibilitaban un precio muy contenido. A esta filosofía quiere pertenecer el SymPhony 125, aportando unos excelentes acabados y un diseño muy elegante.
Antes de nada, justo es reconocer que la autoría del invento del scooter tipo “rueda alta” pertenece a Honda y su Scoopy. Además, a lo largo de su dilatada vida, el modelo fue evolucionado con mayores tamaños y mecánicas más sofisticadas refrigeradas por agua e, incluso, con superiores cilindradas. El éxito que tuvo, a cada paso que daba, contagió a la mayoría de las marcas a seguir estos cambios, consiguiendo todavía mejores adaptaciones para un uso por carretera abierta. Lo malo, que el concepto original de scooter ligero y sencillo, para afrontar con eficacia los desplazamientos urbanos de diario, con un coste de adquisición y mantenimiento muy reducido, fue abandonado casi por completo.
Los taiwaneses de SYM ahora lo recuperan para este nuevo SymPhony 125. El diseño elegante y clásico de este modelo nos trae recuerdos de aquel Scoopy que se ofrecía en la cilindrada de 100 cc y que arrasaba tanto o más en las ventas como el 125 actual. No hay que interpretar como un paso atrás, en el mundo de los scooters de ruedas de 16 pulgadas, la aparición de este SymPhony. Todo lo contrario; la filosofía sencilla de aquel modelo se ha adaptado a los tiempos actuales con una mecánica de 4T en 125 cc, pero compartiendo la simplicidad de la refrigeración por aire forzado.
No todo es sencillez. En el manillar encontramos un cuadro con mucho colorido y completa información. Los mandos son ya conocidos de otros modelos por su buen tacto, incorporando en el conmutador de luces, en la habitual posición de ráfagas, la apertura del asiento, para acceder a su contenido sin calar el motor. Buen detalle. Bajo el asiento, no se da cabida a un casco integral, pero sí pudimos introducir uno abierto con pantalla abatible. También bajo el asiento encontramos el cortacorrientes-antirrobo, una exclusividad de SYM, y el depósito de gasolina, en el cual sólo hay para unos escasos 4,8 litros.
Otro de los detalles que se agradecen en el SymPhony, y que también se habían llevado los vientos de la evolución de los “rueda alta”, es el cofre tras el escudo; cuenta con cerradura, una amplia tapa de apertura y tiene suficiente profundidad a ambos lados de la columna principal del bastidor. No podía faltar el suelo plano, tan difícil de encontrar hoy en día, estriberas escamoteables para nuestro acompañante y, atención, freno de disco en el tren posterior, otro de esos detalles que no cuentan todos los modelos de superior gama. Un detalle romántico, que particularmente nos encanta por los recuerdos que nos trae, es la pata de arranque.
A bordo
Nos montamos y, antes de arrancar, las primeras sensaciones positivas: es cómodo y muy amplio. En el SymPhony no hay estrecheces, porque, por alto que seas, tus rodillas se recogen perfectamente tras el escudo, sin golpearse con el cofre ni interferir en el giro del manillar. Se adopta una posición muy natural, con la espalda erguida, lo que unido a su poco peso, hará que podamos “menearlo” a nuestro antojo, entre la densa circulación de las calles.
El motor es el más sencillo de la marca, el mismo que equipan los modelos Symply o Fiddle, con culata de 2 válvulas. Cumple con unas buenas prestaciones, ayudado en parte importante por el poco peso que ya comentábamos antes que tenía el scooter. Registra las mejores aceleraciones de su categoría -luego se queda algo corto en velocidad punta-, pero te castiga con un consumo subidito si le das caña, lo que unido a su reducido depósito, obliga a visitar la gasolinera con demasiada frecuencia. Como buen “rueda alta”, el SymPhony traza con pulso limpio y sin titubeos: 100% nobleza. La ligereza es siempre un aliado urbano, así que, si la añadimos a esta firmeza de dirección, tenemos un scooter con una nada desdeñable agilidad para movernos por los más estrechos y convulsionados lugares que podamos encontrar por las calles un día de diario. Para eso está hecho.
Línea de tierra
Superadas las excelencias de equipar unas ruedas de 16 pulgadas, por suspensiones, el SymPhony lo hace también muy bien; nada que objetar en este sentido, ni por la horquilla ni por los dos amortiguadores posteriores con muelle de paso variable. Pero, si en suspensiones decimos que va estupendo, en frenos saca un sobresaliente. Los tambores están obsoletos, y más cuando se trata de un modelo automático que retiene poco: felicidades a SYM por no escatimar en el freno posterior con la excusa de que hay que abaratar y que el modelo pesa poco.
Los neumáticos cumplen, sin más; quizás necesitarían ser un pelín más anchos para que la felicidad fuese completa en este apartado, pero tampoco hacen penalizar ninguna de las prebendas anteriores.
En compañía
El diseño compacto no evita que el SYM Phony pueda ofrecer un asiento lo suficientemente largo para acoger dos personas. Hombre, no es para marcarse un viaje a duo, ni el scooter entero está pensado para ello, pero para un trayecto ciudadano corriente, no hay problema alguno. Además, tiene delimitando con formas distintas los espacios para el conductor y acompañante.
No hay dificultad en acomodarse, dada la baja altura del asiento con respecto al suelo, disponiendo para apoyar los pies de unas prácticas estriberas escamoteables y un portabultos que incorpora las asideras laterales.
Con lupa
Cuadro discreto, pero completo. Aporta mucha información en la pantalla digital (nivel gráfico de gasolina, reloj horario y cuentakilómetros). El fondo del velocímetro analógico resulta demasiado cromático y poco serio. | Los mandos son viejos conocidos, utilizados desde hace tiempo en multitud de modelos de scooter. En el conmutador de luces se puede abrir el asiento sin calar el motor, aunque también es posible hacerlo mecánicamente con la llave de contacto. | Por detrás, el piloto y luz de freno se hacen ver muy bien. A ambos lados se encuentran los intermitentes con las tulipas transparentes y, por encima, la parrilla portabultos que integra las asideras laterales. |
Otro detalle, que está quedando en desuso en las nuevas generaciones de “rueda alta”, es el cofre con cerradura detrás del escudo. Tiene capacidad y no quita habitabilidad al conductor. | Al montar el disco de freno trasero en el lado izquierdo, la parte posterior queda muy estilizada con un buje central muy discreto en tamaño. Los amortiguadores funcionan muy bien y disponen de muelle de paso variable. | Correctísimo tren delantero con la obligada rueda de 16 pulgadas. El freno de disco tiene el mismo diámetro del trasero: 226 mm. Su neumático, pese a ser algo estrecho, cumple. |
Simples y básicas funciones en la llave de contacto. Lo mejor, es que tiene la alternativa de arrancar con pata mecánica, como las “de siempre”, que como no molesta, pues es de agradecer como recurso de urgencia. | El SymPhony es un scooter a la vieja usanza dentro de los “rueda alta” y como tal, recurre a un faro en el manillar (los intermitentes se sitúan en el escudo frontal). De la iluminación se ocupa una bombilla halógena H4. | Bajo el asiento, el hueco para el casco no permite introducir un integral, pero sí cualquier talla y modelo de “jet”. A su lado, se puede ver el cortacorrientes (en color amarillo) y, detrás, el depósito de gasolina, de capacidad insuficiente y, sobre todo, con un consumo elevado. |
El detallazo
Ya lo hemos venido contando y destacando a lo largo de la prueba, pero no por ello íbamos a dejar de premiarlo en esta sección: ojalá que todas las marcas nos pusieran a disposición de los usuarios de 125 cc un disco trasero. La frenada pasa a ser radicalmente mejor, lo que redunda en una sensación de seguridad mayor para el piloto. Con el SymPhony, además, queda demostrado que no es una cuestión de encarecimiento importante de costes.
Prestaciones con nuestro equipo de telemetría
Aceleración 0-50 m | 4,78 s (53,2 km/h) |
Aceleración 0-100 m | 7,78 s (65,6 km/h) |
Aceleración 0-400 m | 21,21 s (87,9 km/h) |
Aceleración 0-1.000 m | 44,28 s (92,1 km/h) |
Aceleración 0-100 km/h | NO LLEGA |
Velocidad máxima | 96,8 km/h |
Consumo | 4,20 l/100 km |
Autonomía | 114 km |
Peso total lleno | 112,1 kg |
Reparto tren delantero | 35,1% |
Reparto tren trasero | 64,9% |
Comportamiento ciudadano Sencillo y eficiente Frenos muy buenos |
Protección escasa Autonomía escasa Caballete lateral con autoplegado |
Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio
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Rivales directos | Aprilia SportCity One 125 Derbi Sonar 125 Kymco People S 125 Kymco Agility City 125 |
Peugeot Tweet 125 Piaggio Liberty 125 Piaggio Liberty 125 Elle SYM SymPhony 125 SR |