- Autor del texto – Carlos López
- Autor de fotos – Marta De la Cuadra
- Autor acción – Pedro Freire
- Fecha – 13/09/2010
Si por algo se ha caracterizado Daelim es por el empeño en mantener precios muy atractivos. Por eso, su gama de 125 cc, cilindrada donde precisamente el factor económico mueve a muchos de los potenciales compradores, es una de las más completas del mercado, con nueve modelos y camino de la decena. Un buen ejemplo de lo que decimos lo encontramos en el scooter “retro” Besbi, que ahora se renueva con colores muy llamativos y con el añadido de un práctico baúl trasero a juego.
No podía faltar en la amplia gama de 125 cc de Daelim un scooter “retro”. Su modelo Besbi -a la vista está- está inspirado en los scooters de los sesenta, pero con personalidad propia para no parecerse a ninguno en concreto. Recurre a formas redondeadas, anchas, largas y bajas, salpicadas de detalles cromados. Los puedes encontrar en los cerquillos del faro, piloto posterior, tablero, extremo del guardabarros delantero y la falsa calandra en el escudo frontal. También encontramos otros detalles “del pasado”, como el tren delantero por bieletas oscilantes, muy parecido al que utilizaba Honda –marca de la que era filial Daelim- en los scooters de los ochenta (sistema TLAD). El único toque externo dedicado a la modernidad lo encontramos en su diminuto piloto posterior, que incluye una matriz de diodos LED: mínimo consumo eléctrico y una casi total seguridad de que no nos vamos a quedar sin luz atrás.
Las ruedas son, a la vieja usanza, de pequeño diámetro, concretamente de 10 pulgadas. No se ha sabido aprovechar el reducido tamaño de éstas para ofrecer un gran espacio de carga bajo el asiento, ya que no cabe uno del tipo integral. Ni siquiera trasladando el depósito a debajo de la plataforma plana para apoyar los pies, que, por cierto, declara una capacidad un tanto justa de cinco litros y no deja una buena sensación de acabado con una tapa de acceso, a ras de la plataforma, que articula a través de unos simples alambres. Para paliar la falta de un verdadero hueco para casco integral, las últimas series del Besbi incorporan un baúl trasero en el mismo color de la carrocería –por cierto, de lo más atrevido en la unidad que probamos- y con el anagrama del modelo en relieve. Tiene cerradura (no la misma que el contacto, una pena) y el interior tan solo cuenta con un fondo de goma, aunque, la función principal de dar cabida a un casco integral la cumple tan sobrado, que incluso queda lugar para otros objetos de menor tamaño.
Pero donde quiere lucirse el Besbi es en precio. Poco más de 1.300 euros le hacen muy competitivo, y eso se ha conseguido trasladando la producción a la filial china, donde también se fabrica el Delfino. Para los susceptibles, hay que decir que la marca mantiene, en las cadenas de montaje, el mismo estándar de calidad de la casa matriz surcoreana.
A bordo
El comportamiento del Besbi está muy condicionado por las ruedas de 10 pulgadas. La verdad es que casi se nos habían olvidado las reacciones un tanto nerviosas que, además, tienden a balancear lentamente de lado a lado el scooter; pero enseguida le coges el truco y aprendes a convertir ese defecto en virtud, cambiando rápidamente de dirección en los “slaloms” urbanos de las hora punta.
A esta vigorosa agilidad por las calles, invita también el motor, que responde enérgicamente a cualquier golpe de acelerador con una respuesta inmediata: perfecto para salir el primero en cuanto el semáforo se ponga en verde. Sorprende, pues, su aceleración, típica de un desarrollo corto, pero, obviamente, el precio que pagas es sacrificar velocidad máxima, la cual no llega ni siquiera a los 90 km/h. Tampoco sería muy recomendable alcanzar más de esa cifra, ya que cualquier neumático de 10 pulgadas (incluyendo los que calza) lleva en sus flancos marcada la letra ‘J’, equivalente a un código de velocidad de 100 km/h, lo que quiere decir que, a medida que te vayas acercando a ese límite, la estabilidad se va volviendo más comprometida. Como ves, todo está calculado y optimizado. Está claro que el medio natural del Besbi es la ciudad y es un pez fuera del agua cuando sale a carretera abierta.
Dentro de la política de Daelim de contención de precios total, al propulsor del Besbi se le ha dotado de alimentación por carburador y se ha procedido a eliminar la refrigeración por aceite. Como habrás visto, la sencillez no le resta eficacia para el uso que está pensado. A cambio, se agradece seguir contando en su tapa de cárter con una palanca de arranque. Siempre es un seguro contra esa mañana fatídica, en la que más falta te hace el scooter, y que la batería opta por decirte adiós traicioneramente, dejándote tirado en tierra firme. Ciertamente toda una tranquilidad.
Sentado sobre su asiento se respira amplitud, por lo separado que queda el salvapiernas, pero acusa una baja altura de la banqueta del asiento con respecto a la plataforma plana para apoyar los pies. Con unos pocos centímetros más se conduciría sin llevar las piernas tan encogidas y, posiblemente, esa ganancia se invertiría en sacarle más capacidad al hueco del asiento. Un tanto incómodo pero soportable. En cualquier caso, se llega perfectamente al suelo con las dos plantas de los pies -algo bastante más importante- por bajo que seas, y hay suficiente luz al suelo para no golpear los bajos del scooter al subirlo a un bordillo, típico problema de los pocos modelos que todavía calzan ruedas pequeñas.
Línea de tierra
La soluciones “vetustas”, como la suspensión delantera por bieletas oscilantes, siguen siendo muy efectivas en pleno siglo XXI. Vale, no da el mismo recorrido de rueda que una horquilla y es algo más pesada (siempre le viene bien al reparto de pesos cargar algo más en el tren delantero), pero consigue de forma sencilla evitar ese típico efecto de que se hunda la parte delantera del scooter al hacer uso de ese freno. La pinza está fijada en otro sistema de dos bieletas para aprovechar su reacción al frenar y hacer fuerza hacia arriba compensando el hundimiento. Son los antiguos sistemas “anti-dive”. Y en el tren posterior, el único amortiguador existente por el lado izquierdo, y prácticamente envuelto y escondido por la caja del filtro del aire, se comporta correctamente.
De frenos tampoco lo hace mal. No son de lo mejor pero van sobrados en un scooter muy ligero que registró en nuestra báscula con depósito lleno poco más de 100 kilos: un disco delantero montado con el antes mencionado sistema antihundimiento mecánico, y un tambor de 110 mm.
En compañía
El conductor terminará teniendo celos del pasajero por el trato que le da Daelim en el Besbi. Como tiene medidas “bajitas”, ayuda a incorporarse sin problemas. Su asiento tiene un mullido generoso (casi te hundes) y, como detalle de agradecer, las estriberas para los pies son escamoteables en los laterales. Y ahora, por si todo esto fuese poco, también se beneficia del añadido del baúl trasero, ya que monta un respaldo acolchado, y los herrajes de sujeción disponen de sendas asideras laterales para las manos.
Todavía no hemos terminado. Has de saber que el único amortiguador trasero tiene un tarado perfecto para conducir acompañado, y como va sobrado de aceleración, llevar a alguien no supone ningún problema para la conducción.
Con lupa
El tren delantero es de bieletas oscilantes, cuya geometría aprovecha la reacción de la pinza al frenar para evitar el característico hundimiento. Las llantas son de 10 pulgadas con un bonito diseño que imita radios (oculto por el disco desde este lado). | El motor es el conocido de la marca en su versión “clásica” , alimentado por carburador y sin refrigeración por aceite. Funcionamiento suave y aceleraciones fulgurantes. Se agradece el pedal de arranque para cuando la batería nos abandone. | El acceso al depósito de gasolina se realiza desde esta trampilla con cerradura. El sistema de la “bisagra” no es algo del que se pueda presumir: un simple alambre. A la vista está que se dispone de una amplia plataforma para los pies. |
El hueco bajo el asiento está muy desaprovechado y sólo da cabida a algunos cascos abiertos. Su apertura está centralizada en la misma cerradura de contacto. Detrás del hueco se encuentra el alojamiento de la batería. | Bonita y atrevida combinación de color rosa y negro en la unidad de prueba. El piloto trasero es diminuto de tamaño y toda una concesión a la modernidad, ya que lo iluminan una matriz de diodos LEDs de poco consumo eléctrico y casi infundibles. | El puesto de conducción se beneficia de suelo plano y una gran amplitud para las piernas detrás del escudo. Como ves, se prescinde de equiparlo con una guantera, algo habitual en los scooters de los sesenta. |
No se ha escatimado en montar una pata de cabra como Dios manda. No se recoge sola y cuenta con un cortacorrientes que cala el motor cuando se extiende. A la derecha, se puede ver la estribera del pasajero lista para ser usada. | El cuadro de instrumentos tiene la información básica: velocímetro con fondo de escala coherente con la velocidad real, totalizador de kilómetros, nivel de gasolina y tres testigos. Se podría haber hecho más grande para no forzar tanto la vista. | El faro en el manillar, como manda la tradición, con forma elíptica y contorneado por un cerquillo cromado (hay muchos detalles cromados repartidos en el Besbi). Lo que no se ha modernizado es la bombilla, que no es halógena. |
El detallazo
Cada vez se está haciendo más habitual equipar de origen un scooter con un baúl trasero. La ventaja de que sea un elemento de serie, en lugar de uno estándar, es que sus formas se integran en la línea del vehículo y el color de su acabado es exactamente el mismo que el de la carrocería. Eso se cumple para el de este Besbi, aunque lo cierto es que los que ofrece la industria auxiliar europea (sobre todo la española e italiana) elevan la calidad y acabados. Con este baúl se corrige la pega de que no quepa un integral (ni siquiera un jet) bajo el asiento y, como hemos comentado, el pasajero podrá apoyar su espalda para relajarse en el respaldo que incorpora. Buen aprovechamento. El punto a mejorar: unificar la cerradura con la de contacto.
Prestaciones con nuestro equipo de telemetría
Aceleración 0-50 m | 5,24 s (50,9 km/h) |
Aceleración 0-100 m | 8,39 s (61,9 km/h) |
Aceleración 0-400 m | 22,81 s (82,2 km/h) |
Aceleración 0-1.000 m | 47,94 s (85,9 km/h) |
Aceleración 0-100 km/h | NO LLEGA |
Velocidad máxima | 88,1 km/h |
Consumo | 4,03 l/100 km |
Autonomía | 124 km |
Peso total lleno | 103,2 kg |
Reparto tren delantero | 37,2% |
Reparto tren trasero | 62,8% |
Aceleración rabiosa Uso urbano Precio supercompetitivo |
Velocidad máxima corta Postura de conducción encogida Equipamiento simple |
Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio |
Rivales directos | Aprilia Compay Custom 125 Kymco Like 125 LML Star 2 125 LML Star 4 125 |
SYM Fiddle II 125 Vespa LXV 125 ie Vespa S 125 ie Vespa S College 125 ie |