• Autor del texto – Pedro Freire
  • Autor de fotos – Antonio Cuadra
  • Autor acción – Pedro Freire
  • Fecha – 15/06/2011

La Roadwin de Daelim tiene ya, por méritos y tiempo en escena, hueco propio entre las motos de referencia de 125 cc. La última evolución, la apellidada FI, es el resultado de un empeño de la marca coreana en pulir las veces que haga falta los aspectos que van quedando obsoletos, tanto en estética como en mecánica, para mantenerla en vanguardia del segmento.


Daelim Madrid

Hay que reconocer que Daelim se trazó una línea de actuación muy simple, pero perseverante, en la que ha confiado ciegamente hasta el día de hoy: empeño en mejorar sus productos buscando las demandas específicas del público y mantener en cada paso los precios al mismo nivel reducido. Y, por los resultados, parece que le está saliendo bien el plan. Lo hemos visto recientemente en la S3, donde acabó dotando a un scooter de 125 del último grito en tecnología, y lo tenemos presente en esta vistosa naked, la más grande de su categoría, según alardean ellos mismos -y razón no les falta-, donde ofrece un look de moto grande, moderno y de cuidada estética, aspectos muy valorados por el potencial cliente de este tipo de motos. Además, el “envoltorio” va acompañado de un propulsor que, sin ser el puntero de la marca, cumple con su cometido más que aceptablemente.
Pese a todo, la principal grandeza de este modelo quizá resida en que, tras esa rimbombante apariencia de moto de media cilindrada, mantiene el utilitarismo de las pequeñas cilindradas. Es sencilla y amable de manejar, hasta por las manos más inexpertas, consume poco y resulta cómoda para conducirla durante prolongado espacio de tiempo. El chasis, un doble viga de tubo de acero robusto y visiblemente sobrado para un propulsor de 125 cc, le otorga un aplomo en la conducción que se agradece especialmente al andar moviéndote a diario por ciudad con ella. La aparición de la variante “R” de este mismo modelo, con carenado y motor con retoques de última generación, ha dejado un poco en segundo plano a esta naked; pero, por otro lado, también la ha hecho un gran favor: su inmensa versatilidad queda así mucho más patente, demostrando que, por prestaciones, puede competir en varios frentes a la vez ¡y sin ningún complejo!


A bordo

Antes de empezar a valorar una moto, siempre hay que tener en cuenta el punto de partida de referencia. Aquí lo tenemos condicionado por el más que interesante precio de venta al público. No vemos muchos adornos en la equipación, ni lo esperábamos, pero lo que hay es bastante más de lo exigible, de calidad y muy bien resuelto.

El cuadro de instrumentos es, siguiendo esta base, bastante completo, con información, muy legible, concentrada en dos esferas analógicas independientes, que dan empaque al desnudo cuadro. La cuidada terminación del manillar con los contrapesos en cromado, le concede un aire refinado a nuestra posición de mando. En un vistazo rápido, salen a relucir otros detallitos interesantes, como el gancho con cerradura para el casco o los tetones para enganchar una red o los pulpos. Lo dicho; para el desembolso que vamos a tener que realizar, hay mucho y bien cuidado a cambio.

Se accede muy fácilmente a esta Daelim, en contra de lo que su ”tamaño” parece aparentar, ya que el sillín está a una altura muy razonable -780mm-, lo que permite “echar el ancla” con toda seguridad cuando estamos parados. La posición que tenemos, pese a la presencia de semimanillares, es natural, no forzada, lo que agradecen los brazos y piernas y, junto a un mullido correcto, confieren la comodidad de marcha que antes hacíamos referencia. Una vez lanzados, el monocilíndrico DOHC de inyección electrónica, refrigeración mixta aire-aceite y cuatro válvulas accionadas por dos árboles de levas en la culata, empuja rebañando con soltura los 14,2 CV que es capaz de desarrollar. No es, en efecto, el propulsor de su hermana “R” -refrigerado por agua-, ni lo necesita para su cometido principal, que es fundamentalmente urbano, pero Daelim, creo que con acierto, ha sopesado no traspasar la raya de los dos mil euros (se queda justo en ella) con un rendimiento muy adecuado. Y además suena bien, con cierta profundidad para tratarse de una 125.

En ciudad se muestra manejable, gracias a la ligereza sobre la báscula y a su esbelta figura, y con geniecillo suficiente para salir airosa a golpe de acelerador de cualquier embudo al que nos sometan en los embotellamientos. Y en carretera, ahí tienes las notables cifras (te remitimos al incuestionable cuadro de prestaciones con la telemetría), aunque es verdad que le hubiera venido mejor disponer de una sexta marcha. En este sentido, hay que anotar en su debe que vibra un poco más de lo que es normal en este tipo de motos al ir subiéndola de vueltas. De todas formas, se deja llevar muy dulce trabajando a medio régimen con el cambio, aunque si, como yo, calzas un 46, el espacio de la palanca te lo pone un poco complicado para mover la bota.


Línea de tierra

La parte ciclo es quizá la única que se ha mantenido a lo largo de las distintas evoluciones de la Roadwin 125. Los neumáticos de serie siguen sin producir mucha confianza. De vez en cuando nos hacían algún extraño en frenada de más exigencia o según los cambios de asfalto por dónde circulásemos. No sabías bien a lo que atenerte. Demasiado duros, tal vez.

De frenos, ni un solo pero que poner: delante un disco de 276 mm con dos pistones paralelos y detrás uno de 220 mm. Fenomenal. En cuanto a suspensiones, volvemos a recordar lo que decíamos de partir de la base del precio final: suspensiones sencillas –horquilla convencional delante y monoamortiguador trasero con bieletas-, ninguno regulable, pero que cumplen en su cometido correctamente… mientras no se te ocurra llevarla a los límites.

 
En compañía

En esta naked queda muy bien integrado el diseño con la ergonomía… al menos mientras vaya uno solo sobre la moto. En cuanto quieres montar a un acompañante, éste ya paga el precio. El espacio de que dispone es escaso -nada malo de mullido, por cierto- y aunque sea capaz de sentarse con conformidad, tampoco hay demasiada suerte ni con las piernas, (los reposapiés caen algo altos y no se compensa bien la, a su vez, elevada posición sobre el piloto), ni con las manos, sin un mal asa que llevarse a los dedos. Así que el piloto cargará con todos los honores (mirado de otro modo, si es del sexo contrario, tienes quizá un motivo de satisfacción extra). Cuando no llevas a nadie, el espacio del acompañante se aprovecha de forma óptima, gracias a la disponibilidad de puntos de anclaje para pulpos o red. Un buen detalle.


Con lupa

La instrumentación consta de dos esferas, -velocímetro y cuentarevoluciones- incluyendo cuentakilómetros parcial, indicador de punto muerto y nivel de gasolina. Se lee perfecto. Sencillo y efectivo, no se puede pedir más. El faro es Multiconvex, con bombilla halógena. La apariencia un tanto clásica acompaña con acierto estético al conjunto (intermitentes a juego muy logrados) y, además, alumbra a la perfección. La caja de herramientas/portapapeles está situada dentro del colín. Se ha aprovechado el respaldo del sillín y el desnivel entre asientos para facilitar su acceso. Es el único espacio para guardar objetos.
Gasta poco y anda mucho; el principio ideal para una moto. El impresionante depósito de 15 litros no sólo da mucha rienda al kilometraje sino también a la estética. Otro detalle: pata lateral y caballete central. La primera no se recoge sola y tiene cortacorrientes -un detallazo- y el segundo es un regalo que pocas naked incorporan. Los semimanillares son cómodos y con buena ergonomía. Como está dispuestos bastante altos, no nos cargan los brazos por mucho tiempo que montemos seguido sobre la moto.
El motor, refrigerado mixto por aire-aceite y con inyección electrónica, se defiende con eficacia por ciudad, aunque queda un poco corto para salir a carretera abierta. Delante lleva un disco de 276 mm con doble pistón. Sobrado. La horquilla telescópica es convencional, pero con unas barras generosas que destacan en rigidez. Por detrás, el disco es de 220 mm, también con pinza de doble pistón. Lo mejor, el neumático de 140 sobre la llanta de 17 pulgadas, que estéticamente le da el punto definitivo.


 El detallazo


Aunque sus prestaciones como utilitario son realmente brillantes, para esta sección prefiero decantarme por algo menos práctico, pero también importante, como el estudiado look exterior que ofrece esta naked. Consigue dar la sensación de moto de muy superior cubicaje y sin embargo, es realmente destacable la estrechez de sus formas, que hacen de ella una virguera entre el tráfico rodado de la ciudad. Detalles como el voluminoso depósito, la altura que va alcanzando la parte trasera, la dotación de una quilla y las terminaciones de plásticos y bastidor en el mismo color, tienen buena culpa de ello. Además, un apunte: el número 125  no aparece a la vista por ningún sitio… Un compendio de soluciones magníficamente bien estudiadas con una efectividad visual sorprendente.

 

Estética de moto grande
Consumo reducido
Precio competitivo
Transporte pasajero
Vibraciones
Neumáticos de serie

 


Prestaciones con nuestro equipo de telemetría

Aceleración 0-50 m 4,58 s (56,2 km/h)
Aceleración 0-100 m 7,41 s (69,5 km/h)
Aceleración 0-400 m 19,65 s (100,3 km/h)
Aceleración 0-1.000 m 39,84 s (107,9 km/h)
Aceleración 0-100 km/h       19,50 s (398 m)
Velocidad máxima 114,6 km/h
Consumo 3,39 l/100 km
Autonomía 443 km
Peso total lleno 153,8 kg
Reparto tren delantero 43,5%
Reparto tren trasero 56,5%

 

Ficha técnica/ Equipamiento/ Precio/ Galería Imágenes


 Ver FICHA TÉCNICA/EQUIPAMIENTO/PRECIO/IMÁGENES de la Daelim Roadwin 125 FI

 

Rivales directos Honda CBF 125
Hyosung Comet GT 125
I-Moto Strada 125
Keeway RKS 125
Keeway RKV 125
Megelli S 125
Motorhispania KN1 AC
Motorhispania MH7 AC
SYM Wolf 125i

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