• Autor del texto – Antonio Cuadra
  • Autor de fotos – Moto125.cc
  • Fecha – 11/11/2010

  Nuevo intento de resucitar la marca “secundona” de scooters que siempre fue a la zaga de Vespa, pero que a nivel tecnológico se colocaba por delante con sus particulares innovaciones.

Detrás de todo esto está la italiana Motom, que ya tuvieron la experiencia anterior con la Lambretta Pato, de la cual encargaron su producción a una firma china que se ocupó de distribuirla en todos los mercados con denominaciones diferentes. Se ve que lo ocurrido anteriormente no tendrá ninguna validez histórica, ya que en el “Presskit” que se nos entregó se jactaban de volver a la ciudad donde nació esta marca en 1947 –Milán-, después de una ausencia de 38 largos años, omitiendo dicha experiencia previa.

Como se aprecia en las fotografías, el diseño conseguido tiene el aire original de las últimas Lambretas Lince fabricadas en la factoría española de Eibar a finales de los ochenta: el morro con rejilla estrecha en el escudo frontal, el envolvente guardabarros delantero (que en este caso sigue el giro de la dirección), las formas alargadas de sus cófanos laterales,… Es como si ese diseño de hace 25 años hubiese evolucionado hasta la actualidad. La nueva Lambretta LN 125 (se ofrece también en la cilindrada de 150 cc) adopta detalles “retro”, como los neumáticos de banda blanca y un tapizado a la vieja usanza de su asiento en símil piel; pero recurre a soluciones propias del siglo XXI, como es el caso de las ruedas de 12 pulgadas, el freno de disco delantero, hueco para el casco bajo el asiento y un propulsor de ciclo 4T refrigerado por agua (Euro 3) y con transmisión automática por variador. Cambia la carrocería en chapa por una de plástico sobre bastidor tubular.

El tablero del manillar está muy bien dotado con un gran velocímetro a cuyo lado derecho se encuentran los niveles de gasolina y de temperatura del motor, con los correspondientes testigos luminosos y un reloj horario digital. La verdad es que están muy trabajados todos los detalles, independientemente de que la mezcla moderna-clasica pueda gustar más o menos.

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